La mayor parte de los chilenos saben que lo que se conoce como royalty no es en realidad un royalty o regalía minera, sino que un simple impuesto específico a la minería, sin embargo, con la discusión de los últimos días, ha quedado en evidencia que la mayor parte de los parlamentarios que votaron esta ley, desconocen que este “royalty” goza de invariabilidad durante 15 años, y sobretodo desconocen que esta ley contiene una nueva e increíble invariabilidad, que se produjo de la siguiente manera.

Por Julián Alcayaga publicado en Defensa del Cobre

29/03/2010. Cuando este proyecto de ley (actual ley 20.026) se envió al Congreso, contenía una disposición que otorgaba a las empresas mineras una invariabilidad por 15 años sobre este impuesto específico, pero el proyecto original no contenía ninguna disposición que garantizara que en el futuro no se legislara para aplicar una verdadera regalía minera, porque si el proyecto hubiese contemplado una disposición con este alcance, ni siquiera se hubiera aprobado la idea de legislar en el Congreso. Sin embargo, en el último trámite legislativo en el Senado, se introdujo en el proyecto de ley una nueva invariabilidad: Por 15 años se les garantiza a las transnacionales mineras que no se les podrá aplicar una verdadera regalía minera. Y por esta razón, el actual gobierno no puede aumentar el impuesto específico a la minería, ni tampoco les puede aplicar una verdadera regalía minera, por más mínima que sea. Como esta última disposición no estaba en el proyecto de ley original, es necesario conocer como es que ella se originó.

Cuando este proyecto de ley pasó al Senado, los senadores democratacristianos liderados por Adolfo Zaldivar, se negaron a apoyar el proyecto si no se excluía del impuesto específico a la mediana minería nacional. Recién a comienzos de mayo de 2005, el gobierno aceptó la petición de la Democracia Cristiana de excluir de este impuesto a la mediana minería nacional, pero este acuerdo con la DC no contemplada otras modificaciones. Sin embargo, cuando el Ejecutivo ingresó las modificaciones al Senado, efectivamente se eximía de este impuesto a una gran parte de los medianos mineros chilenos, pero aprovechándose de esta modificación, el gobierno también agregó la invariabilidad de la regalía o renta minera de una manera muy sibilina.

Esto ocurrió de la siguiente manera. Como faltaban pocos días para el 21 de mayo, y con el pretexto que era necesario que el Presidente Lagos incluyera este “gran” proyecto en su cuenta del 21 de mayo de 2005, se le dio extrema urgencia al proyecto para aprobar estas modificaciones en ambas Cámaras, lo que significaba que solo se procedería a votar las modificaciones sin ningún tipo de discusión. Gracias a esta extrema urgencia y falta de discusión, el gobierno y el poderoso y bien organizado lobby del cobre se aprovecharon de esta celeridad, para que junto con la exclusión de la mediana minería se incluyera esta nueva invariabilidad tributaria, la que además tenía una presentación muy anodina e imperceptible, y que decía simplemente: “y agréguese al no 2) del artículo 2°: incluidas regalías, cánones o cargas similares”.

Fuera del contexto del artículo 2°, esta inocua frase no permitía dimensionar sus alcances, pero fue una verdadera puñalada por la espalda, que el ex Presidente Lagos y/o su Ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre le dieron a la minería chilena, ya que con esta pequeña frase se agregaba al artículo 11 ter del DL 600 la invariabilidad sobre las regalías mineras, sin que el Congreso Nacional tuviera oportunidad de discutirlas. En los hechos, con la Ley 20.026 o royalty 2, los cuatro Presidentes de la República que sucederán a Lagos, no podrán legislar sobre cualquier forma de royalty e incluso no se les podrá aumentar las patentes mineras, porque gracias a esta ley, las empresas firmaban un contrato por 15 años con el Estado, que les garantizaba que ninguna nueva ley les pueda cambiar las condiciones de ese contrato bilateral.

Pero la extrema urgencia con la que el Ejecutivo pudo hacer aprobar estas modificaciones, no exculpa a los senadores y diputados que aprobaron esta modificación y no verificaran lo que aprobaban en el último minuto. No es aceptable que a los parlamentarios se les pueda engañar como niños chicos, e hipotequen nuestro cobre y nuestra soberanía legislativa, en favor exclusivo de empresas mineras extranjeras. Ello tampoco puede exculpar a los medios de comunicación, que mintieron por omisión porque nada informaron al respecto. Peor aún, los medios presentaron el royalty 2 como un gran triunfo de Chile, siendo que con esta ley en vez de aumentar la recaudación tributaria de la minería, ella disminuye considerablemente. Y lo peor de todo, es que ahora, para la reconstrucción de nuestro país, no se puede aumentar el royalty, pero, hay un pero muy importante, se les puede aumentar el impuesto a la renta, porque estas empresas renunciaron a dicha invariabilidad, del 11 bis del DL 600, al aceptar la nueva invariabilidad del 11 ter del DL 600, que introdujo la Ley 20.026 En consecuencia se equivoca rotundamente la senadora Evelyn Matthei cuando afirma: “no veo una rendija para subir los impuestos a las mineras”, ya que no existe ningún impedimento legal o contractual para aumentar tanto el impuesto de primera categoría como el impuesto adicional a la renta. Pero esto lo analizaremos en nuestro próximo comentario sobre este tema.

Julián Alcayaga O.

Economista