Tratar de mantener el contrato con la Barrick Gold puede desatar en el país situaciones de consecuencias imprevisibles. Un instrumento en la Constitución

 

Fuente: diario Listin
22/03/2010. De hecho, la empresa canadiense ha dado sobradas notaciones de poder con una actitud de prepotencia tal que nos hace sentir que se encuentra por encima del Gobierno, de la Constitución y de la propia nación.

La actitud asumida por la Barrick después de la intoxicación sufrida por cientos de empleados, su prohibición a que no pasaran al área el Ministro de Salud y el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados constituye más que un irrespeto un atrevimiento que en modo alguno ha debido tolerarse.

Que el gobierno de Canadá está dispuesto a todo para que la minera se mantenga por encima de cualquier circunstancia y que se ha querido jugar una vez más con nuestra inteligencia, ha quedado sobradamente demostrado con la visita de Michaele Jean, la haitiana que es gobernadora general y comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas canadienses, en cuya pagina web se puede leer que el objetivo de dicha visita era “para fortalecer la relación dominicana con Canadá y para reconocer a los dominicanos de liderazgo en relación a la crisis haitiana”. La intención está más que clara aunque se piense que los aquí nacidos somos unos incapaces de pensar, pues estamos seguros de que la señora Jean vino a intermediar a favor de la poderosa firma minera del país que ella representa.

La Barrick Gold ha sido repudiada en Chile y Argentina, país este último donde inspiró al ex diputado nacional, intelectual y productor de cine Fernando Pino Solanas a filmar “Tierra Sublevada”, la cinta que retrata descarnadamente las operaciones de la empresa en esa nación sudamericana.

Sin embargo, la Constitución dominicana, la promulgada el pasado 26 de enero, pone en nuestras manos el instrumento con el cual podemos enfrentar a la mega minera.

El Art. 97 establece la Iniciativa Legislativa Popular, mediante la cual un número de ciudadanos no menor del 2% de los inscritos en el Registro Electoral podemos introducir cualquier proyecto de ley ante el Congreso Nacional.
Procedamos pues. Comencemos la batalla constitucional contra la Barrick Gold.