Pascua Lama: el proyecto no asegura que materiales tóxicos, como el cianuro, sean transportados por la ladera del río Huasco.
Una de las principales características que han destacado los medios de comunicación del Gobierno de Michelle Bachelet es el alto grado de participación que adquirirán los ciudadanos en la toma de decisiones. Ésta es una esperanza compartida por la sociedad civil en su conjunto y un elemento importante para la consolidación de nuestra democracia. El primer gran momento para confirmar esta pretensión democratizadora se da ahora, en el contexto de la aprobación de Pascua Lama.
Los habitantes del valle del Huasco presentaron una serie de reclamaciones para impedir la materialización de este proyecto minero. Esta instancia de participación está contemplada en la ley ambiental y permite que sean los propios afectados quienes tengan influencia directa en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
Los representantes del Consejo de Defensa del valle del Huasco llegaron hasta la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) en Santiago para hacer valer estos derechos y presentar los recursos administrativos, que cuentan con el apoyo de distintas organizaciones sociales y ambientales. Los argumentos de las reclamaciones de los integrantes del consejo del Huasco se sustentan en que el proyecto no asegura que los glaciares no vayan a ser afectados negativamente por el material particulado que genere la minera y que al depositarse en la superficie del hielo produce un aumento de la temperatura, que a su vez puede acelerar el derretimiento.
Las aguas subterráneas bajo la zona de influencia de la mina -bajo los depósitos de estériles y bajo el rajo- pueden verse seriamente afectados también por contaminantes como mercurio y arsénico, al filtrarse hacia la napa. El proyecto no asegura que materiales tóxicos, como el cianuro, no sean transportados por la ladera del río Huasco. Por lo tanto, existe la posibilidad cierta de que un accidente contamine sus aguas. Sumado a estas razones ambientales, sigue en duda la transparencia del proceso de SEIA debido al acuerdo firmado entre algunos directores de la Junta de Vigilancia del valle del Huasco y Barrick Gold, que les pagará 60 millones de dólares para que no se opongan a su proyecto. Y, por otro lado, es insólito que se pida apoyo a la minera para no intervenir las culturas huascoaltinas o apoyar a los agricultores, teniendo en cuenta los graves impactos al suelo y al paisaje que cualquier minera puede traer.
Por todo esto, los habitantes del valle del Huasco tienen el derecho de exigir un nuevo Estudio de Impacto Ambiental previo a una visita de expertos independientes a Pascua Lama. Este proyecto será el primer gran conflicto medioambiental que deberá enfrentar el nuevo Gobierno, y demostrará hasta qué punto la participación ciudadana es efectivamente un elemento central de su gestión. Es la prueba para demostrar lo que ha prometido. Ojalá los habitantes del valle sean escuchados y de esta forma se impida una catástrofe ambiental que se avizora con la materialización de Pascua Lama.
Esto es un aporte de: Antonia Fortt Ingeniera ambiental de Oceana La Nación de Chile.
Publicado en pascualama.blogspot.com