Groenlandia elige este martes su nuevo parlamento en elecciones anticipadas provocadas por un polémico proyecto minero que divide al territorio autónomo danés en el Ártico, objeto de un creciente apetito extranjero en un trasfondo de cambio climático.

En esta inmensa isla de tan solo 56.000 habitantes, los dos principales partidos se enfrentan sobre la autorización del  proyecto minero de tierras raras y de uranio de Kuannersuit, en el sur.

Los partidarios del proyecto, entre ellos el partido socialdemócrata Siumut en el poder pero en desventaja en los sondeos, ven a la minería como un recurso importante para una pequeña economía que depende aún ampliamente de la subvenciones de Dinamarca.

En cambio, el Partido Inuit (IA), de izquierda y ecologista y al que las encuestas dan como ganador, considera que el proyecto es una amenaza para el frágil medio ambiente local, enfrentado ya al fantasma del cambio climático acelerado.

Siete formaciones, y 189 candidatos, se disputan los 31 escaños del Parlamento local.

Los 72 centros de votación abrieron sus puertas a las 11H00. Tras su cierre previsto a las 22H00 GMT, los resultados se esperan para tarde en la noche del martes o la madrugada del miércoles.

En Nuuk, los electores se agolpaban ante el Inussivik, gran centro deportivo que alberga el centro de votación en la capital, constató un corresponsal de la AFP.

“No voto como las últimas veces (..), espero la alternancia para que haya cambios”, explicó a la AFP Frederik Grønvold, que quiere un mayor desarrollo de la pesca.

Si la vida política groenlandesa no despierta grandes pasiones, la situación geográfica de la isla si, como quedó patente en 2019 cuando el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, se ofreció a comprarla.

– No está a la venta –

Si bien Groenlandia no está en venta, su gobierno intenta atraer inversores, elemento clave de cara a una posible independencia.

Groenlandia tiene competencia sobre sus recursos mineros desde 2009. Un año después, el grupo australiano con capitales chinos Greenland Minerals obtuvo una licencia de exploración de los yacimientos de Kuannarsuit, pero todavía le falta una autorización de las autoridades locales y nacionales.

En febrero, la cuestión de la explotación de estos yacimientos provocó una crisis política que dio lugar a la convocatoria anticipada de elecciones.

Según un sondeo publicado el lunes, 63% de los groenlandeses están en contra del proyecto de Kuannarsuit, pero en cuanto a la explotación minera en general la tendencia es inversa (52% a favor, 29% en contra).

Además de la minería, la campaña electoral también se centró en la pesca, que constituye el sector económico más importante de la isla, las cuestiones sociales y la identidad cultural, en un momento en que la juventud recupera las costumbres inuits y cuestiona la herencia colonial danesa.

Liderado por Mute Egede, un diputado de 34 años, IA encabeza los sondeos con 36% de intención de voto, diez puntos porcentuales más que en las anteriores elecciones de 2018.

Siumut, en el poder de manera casi ininterrumpida desde hace cuatro décadas, obtendría 23%, un retroceso de 4 puntos.

Pero el resultado de las elecciones sigue siendo incierto, según el politólogo Rasmus Leander Nielsen, de la Universidad de Groenlandia, ya que es muy poco probable que un partido obtenga mayoría absoluta.

“El escenario más probable es que IA se alíe con uno o dos pequeños partidos”, afirma.

El Partido Inuit está a favor de una moratoria sobre el uranio que suspendería de facto la autorización de explotación del yacimiento.

Para Erik Jensen, presidente del Siumut, la minería “significaría mucho para el desarrollo de la economía de Groenlandia”, al diversificar sus ingresos.

Copenhague asegura que no se opone a la independencia, pero emanciparse totalmente privaría a Groenlandia de los generosos subsidios daneses, más de 520 millones de euros anuales (610 millones de dólares), es decir, un tercio de su presupuesto.

Groenlandia fue uno de los pocos territorios en no firmar el acuerdo de París sobre cambio climático con el objetivo de preservar posibles proyectos de extracción de minerales.

Si se impone en las elección, el Partido Inuit prometió firmar el acuerdo.