Uno de los lugares más contaminados de Europa es Salsigne, un pequeño pueblo en el sur de Francia. La culpa es de la mina de oro que abrió allí hace más de un siglo. Cuando cerró, en 2004, el gobierno francés dijo que el manejo de los deshechos de la mina era “caótico” y que produjo la “contaminación del agua debido a metaloides como arsénico, cromo, cadmio y níquel”. Guy Augé, el presidente de la Asociación de Residentes de Salsigne, dijo a Basta!: “El Estado no tiene una solución. A la gente de aquí la dejaron para que se defendiera sola”.
Fuente: Vice
Ahora, todo ese arsénico ha causado un enorme desastre ambiental en el subsuelo y en el cercano río Orbiel. El arsénico en el agua es 450 veces mayor al límite legal de diez microgramos por litro, y en enero de 2013 cerca de 500 metros del cauce del Orbiel se volvieron naranja debido a la contaminación. Hervé Pujol, un investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, dice que la tarea de remover todo el arsénico podría costarle al gobierno 125 millones de euros.
Según la revista Basta!, 11% de las muertes en el área se deben al cáncer por el nivel de arsénico en el agua. Además, el European Journal of Cancer destacó un aumento del 80% en los casos de cáncer de pulmón en cinco pueblos cercanos a la mina en los últimos cinco años, así como un incremento del 110% en el cáncer de laringe. Inclusive, más de 50 de los 300 empleados de la mina han desarrollado algún tipo de cáncer durante los últimos cinco años.
La historia aún no es muy conocida en Francia. Guy Augé, el presidente de la Asociación de Residentes de Salsigne, dijo a Basta!: “El Estado no tiene una solución. A la gente de aquí la dejaron para que se defendiera sola”.