Los habitantes de este poblado de Álamos, Sonora, cedieron sus tierras a cambio de la promesa de una vida mejor. Hoy se encuentran con sed y sin su tradicional modo de vida.
Fuente: DesInformémosnos
Las promesas de una mejor vida convencieron a los habitantes de Piedras Verdes, Sonora, de ceder sus tierras a una minera y reubicarse en un nuevo poblado. A menos de diez años del acuerdo, las esperanzas son sólo recuerdos.
Al recorrer México es difícil no hacer caso de los problemas ambientales que vive a causa de los intereses políticos y económicos de las empresas, compañías y corporaciones, en su mayoría extranjeras. Se maneja un emblema de desarrollo que no necesariamente beneficia a las comunidades. Tal es el caso de Piedras Verdes, que se encuentra afectada por una empresa minera que engañó a los habitantes para apropiarse de su territorio y no cumplir con la infraestructura prometida.
El Nuevo Piedras verdes es un pueblo que pertenece al municipio de Álamos, Sonora, y sus alrededores son explotados por la minera Frontera Copper Corporation, Cobre del Mayo, S. A. de C. V. Los pobladores del lugar comentan que, desde 1950, una mina llamada “La mina del cinco” explotaba el territorio en el cual viven, para extraer cobre.
El pueblo se nombró Piedras Verdes porque al caer agua en las rocas, se presenta una reacción química de oxidación que resalta el color verde. Los habitantes comenzaron a identificarlo así[i]. Al pasar el tiempo y al incrementarse las investigaciones geológicas en el lugar, se descubrió la gran cantidad de cobre por extraer. Aumentó el interés de las mineras extranjeras, e iniciaron las negociaciones con los 48 ejidatarios poseedores de esa área.
Se realizaron reuniones con los dueños del lugar y les propusieron acuerdos para despojarlos del sitio. Don Yoyo, un hombre de alrededor de 75 años, recuerda: “Nos dijeron que la mina nos traería beneficios porque nos daría fuentes de empleo para nuestros hijos y para nosotros”. La señora Conchita señala que “venían muchos licenciados de México, gringos y canadienses a decirnos que nos convenía la mina porque tendríamos trabajo, ganaríamos dinero y con la reubicación pondrían agua potable y calles pavimentadas. Para nosotros, eso era tener una mejor vida”.
En el mes de enero del año 2005, los pobladores comenzaron a deshabitar el pueblo. Los habitantes desmantelaron sus hogares: quitaron puertas, ventanas y patios; el trascabo se encargó de derribar las paredes. La mayoría de las personas tenían animales, como vacas, gallinas, chivas y borregos. Doña Cuca acusa que “hubo personas a las que, sin decirles nada, llegaron las máquinas y arrasaron con sus cercos. Sus animales se dispersaron para la presa o quién sabe para dónde se fueron”.
En el mes de febrero, la gente de Piedras Verdes ya tenía identificado el lugar donde viviría, así como también el solar que le correspondía a cada quien. Don Ataulfo, ejidatario del lugar, comparte: “Yo, la verdad, estuve de acuerdo en vender mi casa porque ofrecían una cantidad de dinero muy fuerte. Imagínese que le digan: le vamos a dar más de 100 mil pesos por su vivienda. Es una cantidad que nunca uno se imagina que tendrá en sus manos. Llegan y te la ofrecen, uno se ilusiona y por otra parte, queríamos lo mejor para los hijos y para la gente”.
El 17 de febrero de 2005 se hicieron los agujeros para colocar los postes de la luz en el Nuevo Piedras Verdes; para el 22 de febrero ya empezaron a construir los primeros cimientos del kínder, la primaria y la telesecundaria; ese mismo día también realizaron la fosa para el drenaje.
El 27 de febrero, a las personas les dieron sus solares con los números correspondientes. Los terrenos y viviendas fueron valorados por un licenciado o ingeniero, el cual calificó su monto económico. De esta forma se le entregó a la gente su porción de tierra y la ganancia monetaria.
“Para valorar el precio de la vivienda vino gente especializada. Hubo personas a las que se les dio muy poco, otras se vieron más listas y se resistieron a venderle a la minera. A ésas les dieron muchísimo más que a todos nosotros, se vieron más inteligentes”, señala Don Ataulfo.
Para el 17 de marzo de 2005 se firmaron los contratos para cambiar de casa y pueblo. Durante los meses de abril, mayo y junio, se instalaron la luz eléctrica, un pozo de agua comunitario y el drenaje, y se raspó la tierra para marcar las calles del Nuevo Piedras verdes.
En la actualidad, el Nuevo Piedras Verdes sufre de problemas de agua potable. Ninguna familia cuenta con ella en su hogar porque no hay suficiente, y los habitantes tienen que conformase con una pipa enviada por la mina, que hace sus recorridos diariamente. Algunas personas dejaron de tener animales por la peste que se percibe o para evitar que se pasen al solar vecino. Los habitantes se ven afectados por estos cambios, ya que muchos estaban acostumbrados a vivir del ganado y la siembra de ajonjolí, calabaza y maíz. Ahora ya no se siembra nada.
Está comprobado que uno de los diez problemas ecológicos está causado por la minería, ya que deteriora y acaba con los recursos naturales, así como con la cultura rural ya que se le otorgan concesiones que alcanzan más de 54 millones de hectáreas que es la cuarta parte del territorio[ii]. Víctor Toledo[iii] advirtió que las ganancias de las compañías canadienses y mexicanas “son increíbles”, en proporción a los conflictos socioambientales que se multiplican por todo el país al contaminar aguas y suelos por emancipaciones y filtraciones con cianuro, arsénico, cadmio, plomo, cromo, etcétera. Por otro lado, la minería utiliza enormes volúmenes de agua.
No sólo las comunidades rurales e indígenas del estado de Sonora pasan en la actualidad por este tipo de situación. Existen otros estados, como Chihuahua, Durango y Zacatecas, que están en esta situación.
[i] Margarita Ochoa fue quien comentó por qué se dio este nombre al Pueblo.
[ii] Martínez Fabiola, 2012, En México al Menos 10 lastres ecológicos graves: Victor Toledo, periódico en línea La jornada, http://www.jornada.unam.mx/2012/03/15/politica/017n1pol. Nota consultada: 20 de Febrero 2013
[iii] Martinez Fabiola, Loc.cit.