Me he referido en este espacio a estudios que relacionan un aumento en la frecuencia de los terremotos con la construcción de grandes represas y con explotaciones mineras y petroleras a gran escala. Señalaba que el tema se viene estudiando desde los años 60 y que -en la actualidad- cerca de 100 represas han sido sindicadas de ocasionar temblores de tierra.
Por Jairo Puente Brugés publicado en Vanguardia
17/03/2010. Aquí en el país algunos todavía piensan que se trata de ciencia ficción. Sin embargo, estudios recientes tienden a confirmar que se trata de un problema real. A fines del año pasado, por ejemplo, un equipo de científicos dirigido por Shemin Ge de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), publicó un artículo en la revista Geophysical Research Letters (vol. 36) que advierte: “Potencialmente la represa de Zipingpu pudo adelantar el terremoto de Sichuan (China) en varias decenas o tal vez centenares de años”. El terremoto de Sichuan ocurrió en mayo del año 2008, ocasionó 88.000 muertos con una intensidad de 7.9 en la escala de Richter. Después de la tragedia, el ingeniero jefe de la Oficina de Geología y Minearología de Sichuan planteó que el sismo es “un ejemplo suplementario, el más espectacular jamás observado, de la sismicidad inducida por represas”. Hasta ese momento se había comprobado que algunas represas podían inducir sismos de hasta 5.3. Esta represa de Zipingpu tiene 156 metros de altura, fue puesta en servicio en el año 2004 y esta localizada a un kilómetro de un sistema de fallas. Otro geólogo estadounidense ya había asociado este terremoto con actividades humanas (Science, febrero 2009).
Todo lo anterior, para insistir en la necesidad de adelantar estudios sobre sismicidad inducida con relación a Hidrosogamoso, cercana al nido sísmico de Bucaramanga y a zonas con explotaciones mineras y petroleras, actividades que -como ya se dijo- también han sido relacionadas con sismos. En el caso del embalse de Bucaramanga, quedará cerca de las fallas de Bucaramanga y Surata. Para completar, más arriba se desarrolla un demencial proyecto de minería a cielo abierto en paramos que -además de los riesgos sísmicos- constituye la principal amenaza para el abastecimiento de agua potable del Área Metropolitana de Bucaramanga. Ahora, si una vez realizados los estudios se concluye que no hay problema, bien, pero lo que no podemos hacer es construir obras y después sentarnos a ver qué pasa.