La autora de los cuentos mineros sobre los que informábamos esta misma semana, Alejandra Araya, se sintió ofendida por los abundantes mensajes y comentarios en las redes sociales que cuestionaban esta obra propagandística del Ministerio de Minería de San Juan y reaccionó atacando el libro que publicó la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el NO a la Mina de Esquel en 2012, “Todos dijimos NO”.

En una publicación en su página de Facebook, la pareja del titular de la Cámara Minera de San Juan -Jaime Bergé- y autora de la colección de tres cuentos que financió el Ministerio de Minería de San Juan en una edición de 50.000 ejemplares, trató de justificar su propaganda minera estableciendo un supuesto paralelismo con el libro publicado en 2012 en Editorial El Colectivo por los vecinos de Esquel, en el que se relata la historia de la lucha de la ciudad cordillerana contra la instalación de una mina de oro en sus inmediaciones y la consiguiente victoria del NO en el plebiscito celebrado el 23 de marzo de 2003.

Así se hace eco el Diario Huarpe de la reacción de la señora Araya:

“Luego de que DiarioHuarpe.com diera a conocer sobre la publicación de tres libros infantiles de Alejandra Araya, que tienen como uno de sus objetivos promocionar la minería entre chicos de 5 y 8 años, la polémica no tardó en llegar.

Los libros fueron catalogados como “tendenciosos”, de “lavado de cerebros” y hasta los relacionaron con prácticas del nazismo. Frente a estas declaraciones, la autora de los libros utilizó las redes sociales para hacer su descargo.
“En estos días, he recibido insultos, desacreditaciones, burlas de todo tipo, con vocabulario soez, procaz han comentado en las redes”, expresó.

Además, Araya compartió un texto en el que se habla de un libro infantil que fue publicado en Esquel, “Todos dijimos no”. En el mismo se involucra a niños en el pedido de un pueblo contra la instalación de una empresa minera en el lugar.

Sobre esto, expresó su malestar y cerró sosteniendo: “Me pregunto: ¿Sabían de esta publicación y actuaron con malicia? ¿Depende de qué sector lo haga es correcto o incorrecto, está bien o mal? La Dra. Silvia Villalonga se refirió a la estrategia de publicaciones para chicos como “nazis” y “lavado de cerebro” ¿Qué tendrá para decir ahora?”.”

Tras la publicación de este alegato en su página de Facebook, no se hicieron esperar los comentarios, los cuales fueron sistemáticamente borrados por la propia Alejandra Araya a medida que iban apareciendo. Es por ello que vecinos de Esquel hicieron capturas de pantalla para poder conservar algunos de ellos, ya que a la fecha todos han desaparecido, eliminados por quien, según parece, no puede hacerse cargo de la crítica a sus acciones.

En la siguiente imagen hemos reunido varios de estos comentarios (montados junto a la publicación original), en los que varias personas le explican claramente a la cuentista minera las razones por las que no se pueden comparar sus publicaciones con el libro infantil “Todos dijimos NO”, de la Asamblea de Esquel.

alejandra araya facebook02

Y esas razones son simples: el libro de Esquel es una crónica de la lucha real de un pueblo contra una corporación y un gobierno que pretendían destrozar su entorno, mientras que los panfletos propagandísticos de la señora Arana son folletos publicitarios de las corporaciones mineras y de la Cámara Minera de San Juan, destinados a hacer publicidad engañosa (sobre todo, en vista de los últimos y graves derrames mineros en esa provincia) de una actividad demostradamente dañina para las comunidades. En palabras de uno de los comentaristas, “Los cuentos de su autoría se basan en una hipótesis, la minería sustentable, que está atravesando su peor momento en cuanto a credibilidad en la provincia de San Juan, a raíz de los conocidos derrames y todo el marco de contradicciones y falsedades que rodean a la megaminería en San Juan. […] En Esquel soplaron vientos de libertad, se formalizó la consulta y el NO A LA MINA ganó por amplia mayoría. De allí que las publicaciones de esa localidad no hacen más que reflejar un hecho histórico, objetivo y real””.

Sí, señora Araya, la respuesta a su pregunta es clara: dependiendo de “qué sector lo haga”, la cosa puede ser correcta o incorrecta, puede estar bien o mal. No es lo mismo la víctima que el victimario y son tan diferentes sus relatos como lo son sus motivaciones. Unos defienden la vida, los otros la destruirían para enriquecerse, sin pensarlo dos veces. Los unos quieren que su lucha no se olvide, sabiendo que ésta va a ser larga. Los otros pretenden desactivar cualquier resistencia a su codicia. ¿No le parece, sinceramente, que no hay punto de comparación posible entre ambas actitudes?

Más información sobre el libro “Todos dijimos NO” en: