El agua, un recurso natural que hasta hace pocos años no tenía mucha vinculación con la actividad petrolera, se ha convertido en un insumo fundamental en la explotación no convencional, o sea, la denominada fractura hidràulica o “fracking” tanto para extraer petróleo como gas de yacmientos. Cada día se mueven millones de litros que se mezclan con químicos tóxicos y arena para provocar la fractura de la roca y quedarse con los hidrocarburos.
Fuente: Río Negro
Este tipo de yacimientos, ubicados a gran profundidad y con los hidrocarburos diseminados en cavidades de la roca, son presentados por las empresas y el gobierno como la posibilidad de recuperación del autoabastecimiento energético del país.
Sin embargo, sucede que, junto con arena y diversos productos químicos de alto poder tóxico, el agua se inyecta en grandes cantidades y alta presión para producir las fracturas en las rocas que contienen petróleo y gas, a miles de metros de profundidad. Al estar prohibida su extracción desde acuíferos subterráneos, se la debe trasladar desde cauces naturales como ríos y canales.
A modo de ejemplo, se ha difundido que la firma Río Limay Oil Field Services comenzó a operar en el 2007, haciendo el gerenciamiento integral de pozos para la brasileña Vale en el finalmente frustrado proyecto de potasio. Sin embargo, con el surgimiento de Vaca Muerta, comenzó a especializarse en la transferencia de agua para las fracturas de pozos no convencionales y hoy maneja el 80% de estos servicios a petroleras en la zona.
Para dimensionar los volúmenes de agua involucrados, solo a la petrolera Total en Aguada Pichana se le transfirieron 95.000 metros cúbicos de agua (95 millones de litros) para un pack de fracturas. Esa cantidad equivale al consumo diario de 237.500 personas.
La empresa toma el agua del reservorio dispuesto por el cliente y la lleva hasta el lugar de fractura a través de un acueducto que monta con tubería de ERFV (epoxi reforzado con fibra de vidrio) que provee una fábrica ubicada en Junín de los Andes.
La petroleras realizan en Argentina las mismas “megafracturas” que se hacen en Texas, aunque con menor volumen de arena.
Desde las empresas del sector hidrocraburífero confían en que la matriz energética no va a cambiar en el corto plazo, seguirá siendo petróleo y gas, tal vez más gas que petróleo”.