William Sacher, miembro del Colectivo Canadiense de Recursos de África, denuncia en el libro ‘Noir Canada’ los abusos de las mineras canadienses.

Por Emma Gascó para Diagonal

¿Cuáles son las principales acusaciones que pesan contra las mineras canadienses?

Se les acusa de destrucción de ecosistemas, envenenamiento de poblaciones, corrupción, evasión fiscal, expropiaciones brutales –hasta mortales– de pueblos que se encuentran en los yacimientos, de mineros artesanales… Se les acusa asimismo de intimidación o complicidad en la intimidación y asesinato de quienes se oponen a la actividad minera.

Según nuestras investigaciones, al principio de la guerra de la República Democrática del Congo (que dura ya más de 15 años) varias mineras canadienses participaron en la financiación de los grupos armados iniciales.

¿Por qué se considera a Canadá un paraíso judicial para las empresas mineras?

La bolsa de Toronto es el centro neurálgico de la minería canadiense y del 60% a escala mundial. Canadá es una especie de plataforma privilegiada para desarrollar proyectos mineros alrededor del mundo, y no solamente proyectos en Canadá. De entrada, la bolsa de valores practica reglas muy permisivas, que permiten la especulación, y las políticas fiscales son muy ventajosas, por lo que las empresas apenas pagan impuestos.

Además, el Gobierno canadiense permite la conexión de las mineras con los paraísos fiscales, lo que facilita la evasión fiscal de las ganancias. A estos factores se añade el apoyo que brinda Canadá a las empresas en términos de propaganda y de préstamos por parte de las agencias estatales.

Otro factor es que la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional ha apoyado la redefinición de los marcos de inversión mineros en países de África, Latinoamérica y Asia, a lo que se le suma una red diplomática muy articulada con los intereses mineros.

Pero, por encima de todo, hay una impunidad de hecho. Hasta ahora nunca un tribunal canadiense ha emitido un veredicto en contra de una empresa minera. Esto les permite desarrollar sus proyectos con un mayor nivel de rentabilidad, a costa de ‘externalidades’ socioambientales de todo tipo.

¿Cuál es la situación medioambiental en Canadá en relación al modelo minero?

Las consecuencias de la extracción intensiva a lo largo del siglo XX son catastróficas en términos de contaminación. Existen actualmente diez mil minas abandonadas que amenazan de manera permanente el ecosistema. Ni una sola ha sido cerrada de manera ‘aceptable’ según criterios medioambientales.

Además, Canadá sigue siendo uno de los mayores productores de uranio. A esto se añade el despojo al que han sido sometido los pueblos indígenas. Todavía hay más de 600 pueblos indígenas, que viven en las regiones más remotas donde potencialmente se encuentran los yacimientos que quedan.

Los Gobiernos del Sur global pregonan el discurso de que la minería canadiense practica los mejores estándares, y que van a poder desarrollar una minería sostenible. Pero no es posible. Si ésta es la minería que se practica con los mejores estándares, ¿cuál se va a dar en los países del Sur donde a veces hay muy poco control institucional?

¿Cómo es la disidencia en Canadá al modelo extractivo?

El público no está informado sobre estos temas. Hay tres o cuatro grandes grupos mediáticos que controlan la prensa del país y que están totalmente vinculados con las empresas mineras. Y la poca prensa independiente que hay está amordazada.

En Canadá son frecuentes los juicios a actores críticos bajo la premisa de que la empresa va a defender su reputación. Nuestro caso es un vivo ejemplo.

Como colectivo, Recursos de África publica el libro Noir Canada, cuyo subtítulo es Pillage, corruption et criminalité en Afrique. Tras su publicación, nos abrieron juicio dos empresas transnacionales. Una de ellas es la Barrick Gold, el primer productor mundial de oro, por un total de once millones de dólares.

Son juicios estratégicos. Quieren que gastemos todos nuestros medios y nuestra energía en procedimientos judiciales, y quieren infundir miedo entre los actores críticos. Son los llamados, por sus siglas en inglés, SLAPP (Strategic lawsuits against public participation, juicios estratégicos contra la participación pública).

¿Qué focos de resistencia a la megaminería están más activos en la actualidad?

Pese a lo diferente del contexto, hay bastantes similitudes en cuanto a los obstáculos que vive la resistencia antiminera en Canadá y en Latinoamérica, en el sentido de la criminalización de la protesta, con acusaciones de terrorismo, por ejemplo.

Pero en Latinoamérica hay una sucesión de procesos que dan esperanza. Se están planteando conceptos vinculados con el pensamiento indígena. En Ecuador, por ejemplo, el sumak kawsay, ya en la Constitución, retoma la visión de los pueblos indígenas de un uso sostenible de los recursos naturales.

Emma Gascó / Diagonal

http://www.librered.net/?p=11054