En dos ocasiones consecutivas, octubre 2011 y febrero 2013, indígenas pemones de la Gran Sabana han rodeado, desarmado y detenido a columnas de las Fuerzas Armadas venezolanas para protestar contra sus abusos y denunciar su participación en la minería ilegal. El Libertario conversó con el Alexis Romero, indígena pemón detenido por una de las acciones, acerca de las motivaciones de una de las acciones directas más estimulantes realizadas por movimientos sociales locales en los últimos años.
Por Pepe el Toro especial para El Libertario
– Muchas personas conocieron la problemática de la minería en Bolívar a raíz de las dos acciones de desarme realizadas por el pueblo pemón contra el Ejército. Por otra parte algunos comunicados de grupos bolivarianos a nivel internacional han afirmado que una supuesta “quinta columna” dentro de las Fuerzas Armadas intenta desprestigiar a Chávez. ¿Puedes contarnos el contexto y los antecedentes de esta acción directa pemona contra los abusos militares en la zona?
– El movimiento indígena venezolano antes de la llegada de Chávez tenía cierta fuerza, cierta unión. Acuérdense del Tendido Eléctrico, en 1999, cuando nosotros estuvimos frente a esa acción. En aquel entonces el pueblo pemón, conjuntamente con Amazonas y Zulia, de cierta forma nos cohesionamos y llevamos adelante una lucha. Llega el presidente con un discurso bonito, favorable a los pueblos indígenas. Se logra impulsar que los derechos de los pueblos indígenas lleguen a entrar en la Constitución Nacional. Todo eso baja el ánimo, la lucha de nosotros. Creíamos que la demarcación y la titulación de los hábitats y territorios indígenas se iban a dar sin ninguna presión, porque ya lo contemplaba la Carta Magna. A partir de ahí el movimiento de lucha de los pueblos indígenas se apacigua, todo queda tranquilo. Nosotros, los que de una u otra forma hemos estado analizando la situación vimos el peligro que todo eso representaba. Eso lo manifestamos desde la Federación Indígena del estado Bolívar, yo estaba trabajando como asistente de Juvencio Gómez y había un estudio que se estaba haciendo. Un profesor, que estaba haciendo un estudio de doctorado, hizo una consulta. En ese estudio manifestamos que el gobierno del presidente Chávez era más peligroso que los otros gobiernos, porque nos ha hecho retroceder en la lucha que estábamos llevando por el discurso que tenía, confiados, porque él iba a cumplir. Eso es precisamente lo que ha venido sucediendo. Se crearon divisiones, el movimiento indígena del estado Bolívar y a nivel nacional tiene directivas paralelas. Con el ministerio indígena hemos tenido enfrentamientos. Y eso de alguna forma ha sido beneficioso para el Estado, que en la práctica no quiere concretar esos derechos reconocidos.
Para nosotros, que entendíamos lo que estaba pasando, era muy difícil llevar el mensaje al pueblo pemón que la demarcación y la titulación de nuestras tierras no se iba a dar, por muchas razones, entre otras los recursos auríferos que tenemos ahí, y los demás minerales que hay. El gobierno no va a ceder ese espacio fácilmente. La única forma era otra vez tener que unificar criterios y empezar una lucha, ya no pacífica, sino con diferentes protestas. No se no escuchaban los planteamientos que estábamos haciendo. La dirigencia nos tildaba de “oposición”, de “escuálidos”, entre los mismos indígenas. Y resulta que llega a suceder lo que pasó en La Paragua. Nuestros hermanos, frente a los abusos que había, empezaron a tomar acciones. Yo no estuve en la acción. Cuando llego veo que no había ninguna documentación que avalara la base de la acción. Así que sacamos una resolución, con algunos capitanes indígenas, y con esos documentos llegamos allá. Y empezó la defensa, más que todo verbal, con los militares que querían someter a los actuantes.
– ¿Qué argumentaban ante los militares?
– Que eso era producto del abuso que se estaban cometiendo y la minería que estaban ejerciendo ellos mismos de manera ilegal, porque eran los militares los que hacían las explotaciones. Y abusando de las comunidades indígenas, atropellándolas, desnudando a las mujeres porque ellos suponían que llevaban en sus ropas íntimas el oro que estaban sacando. Esto era lo que argumentábamos y que ellos no eran para eso, sino para defender la soberanía venezolana. Sucedió eso. Pero esa acción, en el sector La Paragua, que era normalmente un sector que estaba muy sometido, ocasionó un despertar de los indígenas, que ya no se iban a seguir calando ser humillados por los militares, sino que iba a ver una respuesta. Cuando sucedió eso en la paragua el discurso oficialista ya se estaba cuestionando, “que si Chávez estaba bravo con nosotros”, “que si teníamos que confiar en él”. Ya eso se estaba cuestionando, había un cierto grupo que ya estaba cogiendo fuerza para decir que no había la concreción real de esos derechos. Ahora lo que sucede en Urimán es como la continuidad, otro sector que ya estaba con la acción y fortalece más la unidad. Ahora la dirigencia indígena chavista está más acorralada, ya no tiene la misma fuerza.
– Mucha gente que opina que las Fuerzas Armadas, con el apellido Bolivariana, son diferentes a las del pasado se sorprenderá con sus denuncias. ¿Cómo son los niveles de participación del ejército en la minería ilegal?
– En Alto Paragua si había esa participación directa de los militares. Pero ahora es a través del cobro de vacunas, las coimas. Eso lo hacen en Urimán que un capitán de la Armada le cobraba por cada vez que iba a las minas donde estaban los indígenas, ellos dicen que les quitaba 200, 300 gramos o medio kilo de oro. Mandaba a reunir cantidad de oro como pago. Las comunidades estaban bajo ese sometimiento, de pagar para trabajar. Después de lo de Alto Paragua hubo un cambio, pues ya no explotaban directamente sino que comenzaron a cobrar. El General Clíver Alcalá, más reaccionario, empieza a detener a las 21 aeronaves que llevaban comida y combustible, y de alguna manera ayudaban a los dirigentes es sus movilizaciones, pues el costo era más económico, como la mitad de lo que ahora se está cobrando. En algunas emergencias ellos apoyaban. Todo eso lo paralizó el General Clíver porque decía que todo eso era para ayudar a la explotación de minería ilegal. Aíslan a estas comunidades y dejan solamente la entrada de dos empresas que ahorita cobran 2.500 Bs. por cada persona, 5.000 bs por entrada y salida. Además ellos dicen que tienen los helicópteros llamados “pemones” para apoyar a las comunidades indígenas, pero ese apoyo lo dan cuando a ellos les conviene. Todo eso trajo que los capitanes se movilizaran con el General Clíver para ver como se solucionaba ese problema. Clíver no escuchó, dijo que a él no le importaba las necesidades de la gente que estaban allá, lo de él era acabar con la minería y para eso iba a hacer ese trabajo. Eso generó la acción. Además los militares ya empezaron a entrar en casas, no en las minas sino donde había equipos y empezaron a explotar eso dentro de las casas. Ellos pedían medio kilo de oro y si no les daban medio kilo les rompían las maquinas, equipos que no estaban trabajando sino que estaban en las casas.
– En la última acción consiguieron que se aprobara un petitorio de 8 puntos. ¿Cómo valoras este acuerdo?
– Los militares fueron a sacar a los detenidos. Por eso se plantearon muchas cosas, entre ellas la desmilitarización de la zona. También se declaró como persona no grata a Cliver Alcalá, eso se asumió en el acta, pero en un descuido vino el gobernador Francisco Rangel Gómez, y sacó eso del documento. La debilidad nuestra fue que algunos dirigentes nuestros, antes que la negociación fuera aceptada por el sector más afectado de Urimán, se adelantaron y aceptaron. La gente de Urimán decía que si no venía el ministro de la defensa o el vicepresidente Nicolás Maduro no iban a soltar a los militares. Pero resulta que la dirigencia de otras comunidades, como si ya Urimán hubiera aceptado, comenzó con las solicitudes y aceptaron una negociación. Ahora, sobre el cumplimiento de eso, pues no lo van a cumplir. ¿Qué es lo que tenemos que hacer nosotros? Reforzar ese documento, pues tiene muchas “conchitas de mango”, reforzar ese documento y darle seguimiento para que se cumpla.
– ¿En qué consiste su propuesta de desmilitarización del territorio indígena?
– Hay una propuesta frente a la desmilitarización, y es que el pueblo pemón creara su propia seguridad, las milicias indígenas propias de la comunidad para enfrentar las posibles inseguridades. Actualmente hay un problema con la población que no es indígena, pues en el acuerdo en que los indígenas iban a explotar la minería ellos no entran. Al principio pusieron artesanal pero después lo quitaron para poner solamente la minería, cosa que es muy dudoso el cumplimientos pues al mismo tiempo no van a permitir la minería dentro del parque nacional, pero las minas, allá en Urimán, están dentro del parque nacional. Y como esta gente se siente excluida y dicen que eso es culpa de los capitanes indígenas, tienen a una parte amenazada. Una cosa positiva de toda esta situación es que de alguna manera la dirigencia indígena esta más unida ahora y está dispuesta a tomar cualquier actuación si los militares continúan atropellando a la población.
– Los indígenas siempre se han opuesto a la contaminación generada por la minería. Ustedes están pidiendo, en cambio, ser quienes exploten las minas presentes en los territorios.
– Ustedes deben saber que la dirigencia indígena siempre nos declarábamos proambientalistas, que defendíamos a la madre naturaleza, la tierra, los ríos. Pero precisamente por ese discurso que llevábamos, creíamos en el Presidente Chávez cuando propuso que todo eso se iba a dar. Pero frente a la situación que se está presentando ahora, que se nacionaliza el oro para entregarlo a empresas transnacionales, las mismas que se califican de “capitalismo salvaje”, entonces ¿Cuál es la coherencia del discurso? ¿Qué hacemos nosotros, seguir custodiando nuestras tierras para que vengan otros a explotarlas? ¡Que sin embargo van a destruir! ¿Cómo quedamos nosotros? Hablan de las regalías de la minería, pero ¿desde cuándo las regalías han llegado a las comunidades? Viendo esa situación hemos planteado, y estamos planteando mejor, que nosotros mismos empecemos a explotar esos recursos, pero buscando la forma menos dañina para la explotación. Que podamos nosotros mismos y que lo reglamentemos. En ese proceso estamos ahora. A ver como lo hacemos, para qué lo hacemos, o si seguimos explotando solamente para llevarlo al bar, para lo que siempre ha sido la minería. Estamos hablando que las propias comunidades presenten un plan de trabajo, un plan de vida para las que quieren explotar la minería, que quieren lograr con eso. Ya varias comunidades han respondido. Una parte de las comunidades que no eran mineras ahora están en las minas. Creo que hay 100 comunidades pequeñas, en la Gran Sabana, que ahora están viviendo de la minería.
– ¿Y los Garimpeiros?
– Ahora hay menos que presencia que antes. Pero ¿Por dónde pasan ellos?, porque el control lo ejercen los militares. Los responsables que ellos estén son los propios militares. Hay menos presencia que antes pero sin embargo hay gente que utiliza a los mismos indígenas para explotar el oro. Uno de los reglamentos que estamos haciendo es ese, para que no siga sucediendo eso.
Cárcel e indulto
Romero nos explicó como toda la comunidad pemona, incluyendo ancianos, mujeres y niños, participó en la acción contra los militares. Tras ser detenido tres días en el Centro Penitenciario de La Pica, Alexis recibe un extraño “indulto presidencial”, algo que sólo puede otorgarse a prisioneros convictos, sin embargo el indígena aún no había comenzado el juicio. Para completar la irregularidad, a pesar del “indulto”, debe presentarse quincenalmente ante los tribunales, a la espera del juicio en su contra. El pemón es una víctima más de la criminalización de la protesta del gobierno bolivariano.El vocero permón reiteró que la dirigencia indígena está dispuesta a tomar cualquier acción si los militares continúan atropellando a las comunidades indígenas