Residentes en cuatro comunidades alrededor de la mina Barrick-Pueblo Viejo y la recicladora minera Las Lagunas Limited en República Dominicana, insisten en que deben ser desalojados por los niveles de contaminación a los que están expuestos y ante los problemas de salud que presentan sobre todo en la piel, garganta y los riñones. Barrick- Pueblo Viejo es una de las tres minas más grandes del mundo, donde existe una reserva de 25 millones de onza de oro, 150 millones de onzas de plata, así como gran cantidad de cobre y zinc.
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Residentes en cuatro comunidades alrededor de la mina Barrick-Pueblo Viejo y la recicladora minera Las Lagunas Limited insisten en que deben ser desalojados por los niveles de contaminación a los que están expuestos y ante los problemas de salud que presentan sobre todo en la piel, garganta y los riñones.
Mientras que las familias cercanas son en su mayoría dominicanos humildes o indigentes que viven de pequeños cultivos, ganadería o la caridad y quienes, además de los problemas citados, sufren por el polvo y ruido de una explotación minera a cielo abierto y por 24 horas, todos los días.
Algunos casos. A Pedro Guzmán, de 57 años, no le importa mostrar sus partes íntimas donde tiene manchas oscuras y lesiones infecciosas que han ido en aumento. Su interés es que sepan que está enfermo y necesita ayuda. Mientras que Jacinto Jáquez tiene una fuerte infección en ambas piernas que le impide trabajar. Se sustenta por la caridad de sus vecinos.
“Un médico naturista me hizo una consulta por mil pesos y de ahí pa’ lante me enfermé más… porque me dio una receta que costaba siete mil pesos que yo no tenía”, narró Jacinto, con voz entrecortada por el llanto repentino.
De su lado Aída Guerrero presenta erupciones oscuras y permanentes en su espalda. Su esposo Luis Faña tiene problemas en los riñones. María de la Cruz asegura resultó con metales pesados en la sangre. Niñas menores de 10 años de edad han sufrido infecciones vaginales. Y así la lista continúa con otras personas que alegan que desde hace unos tres años a la fecha su salud se ha deteriorado.
Los afectados afirman que su mal empezó a partir de que tuvieran contacto con el agua del río Maguaca que bordea la presa de residuos de la mina de Pueblo Viejo y por la exposición ambiental en la que viven.
Ellos no tienen acueducto y a veces llega por tubería un líquido no apto para el consumo, por lo que la gobernación entrega cada semana cuatro botellones a cada familia, lo que les resulta insuficiente.
Estas personas forman parte de alrededor de 6,00 familias de El Naranjo, La Piñita, Las Laguna y la Cerca que viven al lado de la presa de cola El Llagal de la Barrick y frente al proyecto de reciclaje minero Las Lagunas Limited que extrae oro de los residuos que dejó la antigua Rosario Dominicana.
Previo a que la Barrick iniciara sus operaciones a finales del 2012, muchas familias fueron compensadas con tierras o dinero. Pero este grupo de familias no formó parte del proceso, el cual estuvo a cargo del Gobierno.
La indiferencia los mata. Pablo Andino José, presidente de la Fundación para la Protección del Medio Ambiente Vida y Salud, considera que esos problemas no existieran si se hubiese aplicado el Estudio de Impacto Ambiental que mandaba a que esas personas fueran desalojadas de allí.
“El problema más grave es que existe un contaminante que se propaga por el aire y afecta a la piel, la garganta y la respiración y afecta algunos centros educativos donde los estudiantes sufren náuseas y mareos”, expresó tras criticar la indiferencia de las autoridades y las mineras.
“Ni las autoridades ni la empresa minera dan respuesta a eso porque esa gente no le importa, no son nada ni significan nada”, lamentó Andino.
Señaló que son varias las cañadas y ríos que son afectados por la explotación minera y los cuales van a parar al Yuna, fuente importante de abastecimiento de agua potable y de riego agrícola.
Indicó que productores han perdido mucho dinero por la muerte de reses y de cultivos. Empero reconoció que ambas empresas han mejorado el tratamiento del agua, por lo que las descargas de contaminantes hacia el Margajita y Mejita se han reducido.
Al igual que Andino los denunciantes se quejan del abandono del Gobierno y piden al presidente Danilo Medina prestarles atención. “No hay una huelga más grande que no depositar un voto en la urna, deberíamos retener ese voto porque no hay ninguna autoridad que se lo merezca ni los cotuisanos ni el Gobierno”, expresó De la Cruz.
Salud Pública. Los residentes en las citas comunidades se quejan de la poca atención recibida por las autoridades de Salud Pública, pues hasta el momento solo han hecho un operativo médico y luego refirieron a los enfermos al hospital Inmaculada Concepción para seguimiento.
De la Cruz alega que cuando fueron al hospital apenas duraron dos o tres minutos en el chequeo en un área inadecuada y no le tomaron muestras para mayor profundidad pues estudios en laboratorios privados han arrojado que ella tiene metales en su sangre.
Citó además que a otra persona luego del chequeo limitado, le indicaron una receta médica con un costo superior a los dos mil pesos que no podía comprar.
La intervención de Salud Pública en la comunidad fue a partir de agosto pasado cuando salieron denuncias sobre la situación de insalubridad de habitantes cercanos a la mina. Posteriormente, se creó una unidad para dar seguimiento a los enfermos.
Las autoridades hicieron un levantamiento sin embargo no informaron los hallazgos. Cuestionado al respecto, el director de Salud Ambiental, Luis Emilio Félix Roa, refirió a reporteros de HOY a Bruno Calderón, quien a su vez remitió a Alba Heredia, coordinadora de Saneamiento Básico, la cual respondió que no podía entregar el informe preliminar sin autorización del primer funcionario citado.
Hospital. El Epidemiólogo Eusebio Polanco, miembro de la unidad, dijo que entre cerca de 50 a 60 personas debían acudir a especialistas para determinar las causas de sus afecciones.
Explicó que de esa cantidad, 28 padecían problemas en la piel, 12 eran posibles diabéticos y 15 fueron remitidos a medicina interna. Informó que del grupo solo cinco fueron al hospital y no volvieron. Detalló que incluso se intentó localizarlos por vía telefónica y no fue posible.
Aseguró que la unidad tiene especialistas en dermatología, diabetes, pediatría e internistas.
“La unidad está pero si no tenemos los pacientes no va a funcionar porque falta la voluntad de que vengan a buscar el servicio”, expresó Polanco.
Admitió que no se han hecho estudios sobre calidad de aire, agua o suelo, al indicar que no se pueden asociar las enfermedades de los habitantes cercanos a la mina a la explotación de minerales porque esos males pueden estar presentes en otras comunidades que no tienen esa industria.
Reubicación. Gonzalo Francisco, presidente del Comité Nuevo Renacer, que lucha por el traslado de las 600 familias, advirtió que inmediatamente pasen las elecciones iniciarán las protestas en demanda de la reubicación. “Queremos un traslado justo”.