Son cientos de miles los que permiten que los más pobres se mueran de hambre o por la contaminación ambiental que producen empresas abusivas como ocurre en Cajamarca con Minera Yanacocha.
En Cajamarca, Minera Yanacocha paga muy bien a pandillas de sociólogos, periodistas, psicólogos, asistentes sociales, vagos y recomendados para disfrazar, vía eventos, copas deportivas, donación de camisetas a algún club o limosnas para alguna procesión, el descontento absoluto que su presencia abrumadora genera en el departamento.
¿Y los delincuentes de cuello y corbata?
por Herbert Mujica Rojas – 23 de enero de 2006
¿Sólo los que purgan carcelería y están hacinados en alguna cárcel del Perú, son delincuentes y criminales? ¡Sostengo que no es así! En las reparticiones públicas, a lo largo y ancho del país, en los ministerios, en toda la burocracia, en absolutamente todas las entidades supuestamente a cargo de defender al pueblo y sus derechos hay criminales y delincuentes de cuello y corbata. Son cientos de miles los que permiten que los más pobres se mueran de hambre o por la contaminación ambiental que producen empresas abusivas como ocurre en Cajamarca con Minera Yanacocha. ¿Qué hará la candidata de San Dionisio Romero Seminario, el banquero de los banqueros, la señorita Lourdes Flores, con estos miserables? ¿Les aplicará la ley citadina y formal? ¡Precisamente esa es la ley que les protege y les autoriza a cometer el genocidio en vigencia!
En Cajamarca, Minera Yanacocha emplea y paga muy bien y en dólares, a pandillas de sociólogos, periodistas, psicólogos, asistentes sociales, vagos y recomendados para disfrazar, vía eventos, copas deportivas, donación de camisetas a algún club o limosnas para alguna procesión, el descontento absoluto que su presencia abrumadora genera en el departamento. En los últimos años, Minera Yanacocha ganó más de US$ 5750 millones de dólares y apenas si dejó por concepto de canon, algo más de US$ 110 millones. La asimetría es evidente. Y oprobiosa. ¿Y qué hacen todos esos profesionales?: dar forma de bondad a lo que es una expoliación inmisericorde de los recursos no renovables. Cajamarca está destinada en un par de decenios a convertirse en una ciudad fantasma. Sin vida, ni agricultura. El oro se lo lleva, y para entonces, ya habrá agotado su veta, Minera Yanacocha.
¿Y qué hace el Estado? ¡Absolutamente nada! El ministerio de Energía y Minas, en un departamento que es el segundo en pobreza en todo el Perú, sólo tiene a dos empleados panzones y burócratas que suelen darse una buena vida y a veces trabajan. Obviamente Minera Yanacocha transmite su “doctrina” a través de radio y televisión. ¡Y también paga muy buenas facturas por concepto de publicidad que en la mayoría de los casos se traduce como la simple y vergonzosa compra de conciencias para decir sólo lo que conviene a esta empresa peruano-norteamericana!
Choropampa es una población con algo más de 3500 personas. En el 2000 se produjo, por la irresponsabilidad de un camión de la empresa Ransa (San Dionisio Romero Seminario), el derrame de 150 kgs. de mercurio. El daño a los choropampinos, desde entonces, fue terrible. A poco más de un lustro del suceso infausto que motivó la valiente réplica popular de protesta contra Minera Yanacocha, los dolores de huesos y renales, persisten acongojando a la población. Hay casos de ceguera. Infantes de pocos meses de nacidos, sin causa aparente, manan sangre. La amnesia recurrente y hasta divertida se produce todo el tiempo. El proyecto de vida de estos compatriotas está ¡absolutamente arruinado! ¿Y qué dice la Defensoría del Pueblo? ¡Nada porque aquí no se aparecen hace muchos meses! La locuacísima, en algunos casos, DP Beatriz Merino sí está muy interesada en gestionar fondos para los casos de saneamiento y del agua, pero no se atreve a pisar barro y ver cómo están muertos en vida estos choropampinos bravíos que saben que su destino es el triste, gris y consuetudinario de todos los pobres: ¡morir en el atardecer más infame!
Minera Yanacocha ha conseguido el “olvido” de este acontecimiento criminal. Ya se desentendieron de Choropampa y los seguros que habían “otorgado” ya vencieron su fecha y hoy no sirven para nada. Los choropampinos van a la posta y les dan ampollas contra “infecciones” y pastillas de Ibuprofeno. Por supuesto, no dejan de otorgarles “apoyo moral”. Ni el Estado, ni la DP, ni las autoridades inmediatas, ni nadie, dice algo porque hay delincuentes de cuello y corbata, muy bien sufragados, para callar y silenciar esta “limpieza étnica”.
Un detalle interesante: los médicos que en el 2000 se encargaron de analizar a los enfermos por el derrame del mercurio en Choropampa y que llegaron a la asombrosa conclusión que “no había contaminación ni secuelas”, hoy trabajan, ¡adivinen para qué empresa!: ¡Minera Yanacocha!
¿Y los delincuentes de cuello y corbata? ¿A esos no se les puede tocar?
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Herbert Mujica Rojas
Periodista. Sus crónicas diarias se encuentran en «Señal de Alerta». Responsable de publicación de la sección «Páginas Libres», artículos de opinión y análisis de la actualidad latinoamericana. Trabaja para diversos medios de comunicación desde Lima, Perú.
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