Una investigación de Convoca pone al descubierto puntos controversiales en el segundo EIA del proyecto cuprífero.

Fuente: La Mula

El gobierno ha dicho una y otra vez que el segundo estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto cuprífero Tía María, de la empresa Southern Copper (aprobado en agosto del 2014), está saneado, que las 138 observaciones de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) hechas al primer estudio están resueltas. Los ministros vinculados al tema han asegurado que no hay nada qué temer (algunos han dicho que no es necesario que la UNOPS lo revise). Mientras tanto, muertos, heridos, más de 60 días de protestas, estado de emergencia, cero diálogo y mucha incertidumbre deja esta iniciativa empresarial que involucraría US$1,400 millones de inversión.

¿Pero es cierto que el EIA está perfecto? Convoca.pe revisó el expediente de 35 tomos del proceso de evaluación del nuevo estudio con la ayuda de ingenieros ambientales y confrontó los hallazgos con la consultora Geoservice Ingeniería, que fue contratada por la minera para elaborarlo.

Tras la investigación, se muestran cuatro cuestionamientos al segundo EIA:

1. El Ministerio de Energía y Minas no registra el estudio de factibilidad para la planta desalinizadora.
2. No se detalla el manejo de los impactos ambientales de los desechos contaminantes generados por el incremento de la extracción del mineral.
3. Para el manejo de las aguas subterráneas se consideró estándares de calidad ambiental de aguas superficiales, a pesar de que son dos fuentes de agua distintas. Debió considerarse estándares internacionales de aguas subterráneas al no haberse fijado en parámetros en el país.
4. Los puntos de monitoreo de calidad del aire se encuentran a 5.5 y 11 kilómetros de los tajos del proyecto. La distancia no permitiría medir correctamente si hay o no una contaminación de la mina en la población y áreas de cultivo.

“Hay graves inconsistencias en el manejo de las aguas y el monitoreo de los impactos, y ‘una historia desconocida entre el Ministerio de Energía y Minas, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) y Geoservice’, dicen los periodistas de Convoca, Aramís Castro y Milagros Salazar, autores del reciente reportaje de Convoca, cuyos puntos principales compartimos a continuación.

PUNTOS CONTROVERSIALES

La evaluación del nuevo EIA –resaltan los periodistas de investigación– demoró nueve meses, un año menos que el primer estudio. Si algo quedó claro fue el interés en la aprobación rápida del EIA a pesar del rechazo al proyecto de un bloque importante de la población en Arequipa. “Los puntos más controversiales del expediente evidencian que los evaluadores del Minem pasaron por alto puntos centrales que ameritaban un análisis detallado y no contra el reloj, para evitar un mal manejo de las aguas y garantizar un monitoreo eficaz de los impactos”, dicen los ingenieros ambientales consultados por Convoca.

“Southern presentó el nuevo EIA incluyendo apenas diez carillas para explicar cómo se construiría la planta desalinizadora para tratar el agua de mar y no captar agua del río Tambo, del que dependen los pobladores de la zona. Los ingenieros entrevistados señalaron que una planta de esta dimensión, que además es el tema más sensible del conflicto, requiere que la empresa presente como parte de los anexos del EIA, un estudio de factibilidad que especifique cómo se procesará el agua de mar. Este documento es clave para que los evaluadores del ministerio determinen que la planta tendrá la capacidad para procesar el mineral que se explotará sin que luego la minera use al agua del río”, explican Castro y Salazar.

Al respecto, los técnicos de la Dirección Ambiental de Asuntos Ambientales Mineros que evaluaron el EIA confirmaron a Convoca que la empresa no presentó el estudio de factibilidad. “¿Cómo pueden constatar los evaluadores, que lo que dice la compañía sobre el manejo del agua de la planta es verdad, si es que no presenta un estudio detallado?”, cuestionan los expertos consultados por Convoca.

En el informe Nº 155, con fecha 7 de febrero del 2014 –anotan los periodistas– la Dirección de Asuntos Ambientales Mineros plantea 73 observaciones al nuevo EIA de Tía María en el que solicita a la empresa “aclarar en qué etapa se construirá la planta” pero no exige la presentación del estudio de factibilidad a pesar de que uno de los motivos principales por los que se declaró “inadmisible” el primer EIA del proyecto es porque “no se elaboró sobre la base de un proyecto a nivel de factibilidad”, sino que solo tenía información descriptiva.

El nuevo estudio de impacto ambiental también indica que Southern aumentará la explotación de cobre en 12 millones de toneladas métricas: de 638,082 millones de toneladas que aparecía en el primer EIA a 650,760 millones. Como resultado, también habrá 165 millones de toneladas adicionales de desechos contaminantes.

Otro punto relacionado con la población es el de las estaciones de monitoreo, que servirán para determinar si el polvo mineral generado por la explotación de los tajos, afectarán a los cultivos y a la población. El estudio señala que una de las estaciones de control estará ubicada a 5.5 kilómetros del tajo más importante del proyecto, La Tapada, lo que equivale a una distancia similar entre la Plaza de Armas de Lima y el distrito de Pueblo Libre, en línea recta. Esto no permitirá medir con precisión si hay o no contaminación y tampoco fiscalizar los parámetros exigidos por ley.

EL PEDIDO A UNOPS

Un ingeniero de Geoservice entrevistado por los periodistas informó que luego de que Southern presentó al Minem el EIA de Tía María en noviembre del 2013 solicitó a UNOPS la revisión del estudio, pero esta institución respondió que solo podía hacerlo si el Minem se lo pedía debido a que brinda servicios al Estado, no a empresas privadas. Geoservice trasladó esta inquietud a la Dirección General de Asuntos Ambientales Mineros pero todo indica que el ministerio no hizo nada al respecto.

Según Convoca, las altas autoridades del ministerio, incluido el viceministro de Minas, Guillermo Shinno, estaban al tanto del pedido de Geoservice, sin embargo el viceministro lo negó en una respuesta enviada por correo electrónico a través de su Oficina de Imagen Institucional. El entonces ministro Jorge Merino dijo a Convoca que tampoco recordaba esta solicitud. Pero el 11 de diciembre de 2013, precisamente en los días en que Geoservice mantenía conversaciones con UNOPS, aparece en el registro de visita del Minem, una reunión de Shinno con los funcionarios de esta institución. UNOPS evitó dar su versión.

“Este caso tiene dividido al gabinete”, dice el reportaje. Al igual que el premier Pedro Cateriano, el viceministro Shinno ha descartado públicamente la posibilidad de que UNOPS revise el EIA. Pero dentro del Consejo de Ministros hay quienes piensan lo contrario como el titular de Agricultura, Juan Manuel Benites.

Lo cierto es que Tía María está marcado por la desconfianza. Quienes cuestionan el proyecto dudan de lo que se decide en las oficinas del Ministerio de Energía y Minas.

Puedes leer el informe completo aquí.