La Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Senadores aprobó un punto de acuerdo para pedir a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informes relacionados con autorizaciones para la operación de una mina a cielo abierto en la zona conocida como El Arco.

 

Fuente: Análisis a Fondo

La mina se ubica en el límite geográfico de los estados de Baja California y Baja California Sur y de acuerdo con la proposición del legislador panista Carlos Mendoza Davis hay fuerte presión de grupos mineros Grupo México del Arco S.A. de C.V., Mexicana del Arco S.A. de C.V. o MEXARCO, y para extraer los yacimientos de cobre, oro, plata y molibdeno.

Lo preocupante, advierte, es que ya se están instalando y pretender trabajar con base en explotación a cielo o tajo abierto, así como por lixiviación con cianuro, “técnica minera altamente depredadora y contaminante de suelo, agua y aire”.

El artículo “Salud Ambiental versus Minería”, publicado en la revista Ciencia y Desarrollo, del CONACYT, “la actividad minera a cielo o tajo abierto representa, dentro de las actividades industriales, los mayores efectos perjudiciales para el ambiente, debido a los procedimientos que aplica.

“A diferencia de las minas subterráneas o de socavón, donde se utiliza maquinaria pequeña y se trabaja en túneles y galerías que comunican con la superficie, en la minería de cielo abierto se elimina la cubierta vegetal, se perfora el terreno para colocar explosivos de alto poder y obtener rocas fragmentadas; y en esta parte del proceso, los cráteres resultantes alcanzan dimensiones de 150 hectáreas de extensión, así como profundidades de hasta mil 200 metros”.

En tal sentido, aún cumpliendo con todas las disposiciones y normas ambientales vigentes, la minería a cielo abierto es una actividad que conlleva negativos impactos ambientales y sociales, mucho más significativos, al involucrar un área natural protegida, ya que éstas son declaradas para proteger ecosistemas únicos, señala Mendoza Davis.

Asimismo, indica el punto de acuerdo, la introducción de un proyecto minero a cielo abierto afecta y altera de manera profunda la vida en todos los niveles: ambiental, económico, sociocultural, político y de salud.

Ejemplo de ello, son los conflictos relacionados con el uso del suelo; destrucción de zonas de recreación; devastación de áreas con potencial turístico; disminución en el rendimiento de las labores pesqueras y agrícolas, debido a la contaminación y el desplazamiento de otras actividades económicas locales, daños permanentes e irreversibles, al contaminar agua, suelos y aire con metales pesados y sustancias químicas, entre otros.

“Indudablemente, la minería a cielo abierto provoca una serie de extensos daños ambientales permanentes e irreversibles; amplía la contaminación, tanto en extensión geográfica como en la escala de centenares de años, y las poblaciones locales ven comprometidos sus derechos fundamentales, como el derecho a la salud, a un medio ambiente sano y al agua, señala el senador del PAN por Baja California Sur.

Por todo lo anterior, propuso, es necesario que se aclaren las autorizaciones y procedimientos solicitados para la ejecución del Proyecto Minero ´El Arco´, pues se encuentra en peligro el bienestar de los habitantes de la península de Baja California”.