Nosotras y nosotros los integrantes de la Resistencia Pacífica La Puya, nos oponemos a la minería porque pensamos en las futuras generaciones. Al desvelo, esfuerzo, lucha, esperanza y fe, ahora debemos sumarle lesiones, cirugías, fracturas y dolor por las agresiones recibidas el pasado viernes 23 de mayo.
Por Irene Carrera * publicado en Prensa Libre
Nosotras y nosotros los integrantes de la Resistencia Pacífica La Puya, nos oponemos a la minería porque pensamos en las futuras generaciones. Sabemos los severos daños que la minería metálica ocasiona. Seguimos resistiendo porque como gente civilizada sabemos que nuestros argumentos son válidos. Es legítima la resistencia del pueblo. (Artículo 45, Constitución de Guatemala).
Estamos tan cerca de la ciudad capital y nos preocupa que no solo San José y San Pedro sean afectados, sino nuestra resistencia y lucha en defensa del agua y la vida por las regalías y el aparente desarrollo. Las razones más fuertes de nuestra oposición son por el alto consumo de agua que esta empresa estima utilizará.
El doctor Robert Morán identificó y analizó, de acuerdo con la información presentada en el Estudio de Impacto Ambiental de Progreso VII Derivada, que utilizarán 159 mil 600 litros por día, a 25 años suman: mil 456 millones 436 mil 400 litros.
El ingeniero en Minería Robert Robinson y el ingeniero en Geotécnica Steve Laudeman determinaron que existen serias falencias y condiciones naturales previas que determinaban el alto riesgo de la minería en nuestras comunidades. Por ejemplo, el mismo EIA (sección 5.1.2) indica que los niveles de arsénico en el agua que actualmente consumimos rebasan los límites permisibles para normas de salud Coguanor, en ocho puntos.
Además, existen otras trazas de contaminantes que incluyen el aluminio, el vanadio y el zinc. Sabemos que el agua contaminada por drenaje ácido (consecuencia de la minería) es irreparable.
Ejemplos claros tenemos en la mina Francisco y Mercedes en Mataquescuintla, Jalapa, mina antigua que hoy en día contamina un arroyo que drena en la cuenca del río Los Esclavos. Nuestras comunidades están ubicadas en la parte alta del corredor seco, donde el agua es escasa y el abastecimiento en nuestras casas es de dos veces por semana.El agua es indispensable pues la agricultura y ganadería, que son nuestro medio de subsistencia.
La licencia puede ser legal, pero es ilegítima, porque nunca las comunidades fuimos informadas ni consultadas de las intenciones de instalar un proyecto minero. Esta información, previa a la aprobación de la licencia, nunca nos fue transmitida ni por el Gobierno ni por la empresa.
En este proceso se violan nuestros derechos de consulta previa e informada que los garantiza el convenio 169 de la OIT y el Código Municipal.
*Integrante de la Resistencia Pacífica La Puya