“Es inservible, se dañó con la presencia de la mina. Si pasto a mi ganado corro el riesgo que se hunda y muera”, dice Pillacela. En los dos últimos años, los vecinos de San Bartolomé hicieron cuatro marchas en rechazo a una posible reapertura minera.
Fuente: diario El Comercio
30/04/2012. Rosa Tenesaca es una de las personas que se oponen a la posible presencia de una empresa minera en la parroquia. Por un camino de lastre se llega al sector Virgen de Fátima de la parroquia San Bartolomé, ubicada a una hora de Cuenca. En el trayecto hay incontables baches, piedras, cuestas y precipicios.Al final de la angosta carretera se divisan tres estructuras abandonadas; una especie de casas grandes, blancas y de bloque. Allí, en 1976, funcionaban las oficinas, comedor y laboratorios de la empresa minera filipina Benguet Corp.
Luego, en 1992, se hizo cargo la firma canadiense Armenonic, que explotaba plata. Juan Pillacela es uno de los dueños de ese terreno. Él luce camisa de manga corta, botas de caucho y camina ágilmente porque conoce la zona. Se escucha el sonido del agua de tres vertientes: Ocas Huaica, Chuple y Carpintera. Este azuayo de 80 años detiene su paso al mirar el túnel número cinco que usaba Armenonic. El conducto está lleno de maleza, colapsado porque las maderas se pudrieron.
Él se entristece porque el terreno es pantanoso. “Es inservible, se dañó con la presencia de la mina. Si pasto a mi ganado corro el riesgo que se hunda y muera”, dice Pillacela. En los dos últimos años, los vecinos de San Bartolomé hicieron cuatro marchas en rechazo a una posible reapertura minera.
Según Patricio Coraizaca, presidente de la Junta Parroquial, funcionarios de empresas mineras llegaron al pueblo para obtener información, regalar víveres y convencer a la población para que regresara la explotación de minerales. Pillacela recuerda que cobró 10 sucres mensuales por el arriendo de su terreno, durante los cuatro años que Armenonic explotó el material. A pocos pasos del túnel número cinco se divisan unas estructuras de cemento.
Estas sostenían los molinos en los que se trituraba el material extraído, cuenta Augusto Tenesaca, quien laboró como capataz por 18 años. Este morador del centro de San Bartomé rememora que a sus 42 años empezó a laborar en Armenonic, en su oficio de carpintería. Pero incursionó en la minería y llegó a capataz. “Ganaba 600 sucres mensuales, el doble que percibía haciendo muebles”. Tenesaca, de 80 años, cuenta que llegaron a trabajar 300 personas de diferentes parroquias del Azuay. Por segundos se queda en silencio y señala el suelo humedecido, de color naranja, terroso y cuarteado.
“Por allí se filtraban los materiales, que se procesaban con cianuro”. Él tiene una cicatriz de 18 puntos en su cabeza. Siete de sus costillas se rompieron en una caída de escalera en el interior de la mina. El anciano camina pausado, se siente adolorido, los médicos no le dan un diagnóstico certero. Su esposa, Zoila Guartatanga, en tono enojado responde que es por los años que trabajó en la mina. Tenesaca se queda inmutado al recordar que uno de sus obreros, Juan Tenecota, de 18 años, murió porque no avanzó a salir del túnel cuando encendieron la mecha para que explotara la roca. “Esas fueron las cosas duras”, lamenta.
En 1993, la empresa minera Armenonic se declaró en quiebra. Ese mismo año, el Instituto Ecuatoriano de Obras Sanitarias realizó un análisis del agua de la mina de San Bartolomé. Zoila Novillo, de la Subsecretaría de Agua Potable, recuerda que el estudio determinó que tenía un color plomizo platinado, contaminado por desechos industriales. No había un sistema de tratamiento de aguas residuales.
Coraizaca refuerza ese estudio al señalar que el agua que filtra de lo que eran los molinos está contaminada, igual que hace 19 años. Por ello solicitaron que se retire la concesión minera que todavía se mantiene. El viceministro del Ministerio de Energía y Minas, Federico Auquilla, explica que dicha concesión está a nombre de la empresa Ecuador Gold.
Según Auquilla, el problema actual en los terrenos de la mina es que los ‘pasivos ambientales’, son grandes y deben ser tratados lo antes posibles. “La empresa Armenonic no efectuó un plan de remediación ambiental”, acotó.
438 años de historia
La parroquia San Bartolomé fue fundada el 16 de abril de 1574. Tiene 4101 habitantes y 19 comunidades. Sus habitantes viven de la agricultura y ganadería. El subsecretario del Ministerio del Ambiente del Austro, Stéfano Toraquí, recibió denuncias de que hay gente que llega a la zona en busca de minerales. La empresa minera Armenonic dejó un reservorio en el lugar. Se buscan los recursos para hacer un plan de mitigación.