Sígsig, Cuenca, Gualaquiza, ECUADOR, 31/01/07. DECLARACIÓN DEL ENCUENTRO DE LOS PUEBLOS POR LA VIDA
ECUADOR, enero 2007

“La vida individual es transitoria, pero la aventura del sistema vivo y de las identidades colectivas trasciende en el tiempo… La ética de la sustentabilidad coloca a la vida por encima del interés económico-político o práctico-instrumental… es una ética para la renovación permanente de la vida, donde todo nace, crece, enferma, muere y renace. La preservación del ciclo permanente de la vida implica saber manejar el tiempo para que la tierra, se renueve y la vida florezca en todas sus formas conviviendo en armonía en los mundos de vida de las personas y las culturas.”
Manifiesto por la Vida, mayo 2002

LA DEVASTACIÓN

Nuestro planeta atraviesa por una gran crisis ambiental, producto de un sistema depredador, que a pretexto de crecimiento macroeconómico, desarrollo, progreso y más falacias, ha conducido al empobrecimiento masivo de la población, a la exclusión y la injusticia social, a la destrucción de los ecosistemas, a la mercantilización de la vida poniendo precio y apropiándose de la biodiversidad y de los conocimientos ancestrales, irrespetando nuestras culturas, imponiéndonos su modelo consumista y un estilo de vida insustentable.

La globalización neoliberal que cobija la codicia de las corporaciones empresariales, ha llevado a límites insostenibles las más grandes disparidades: la concentración de la riqueza en contados grupos de poder a nivel nacional y mundial a costa de la miseria y carencia del sustento básico en los hogares, la brecha cada vez mayor entre países ricos y pobres por la expoliación persistente de su patrimonio natural y humano, la contradicción entre la generación de alto nivel en ciencia y tecnología coexistiendo con el hambre y las enfermedades del subdesarrollo.

Los grandes intereses económicos ligados al poder político, subyugan a los pueblos y países valiéndose de instrumentos y organismos internacionales, tales como la OMC, que promueve el comercio de la biodiversidad, y los organismos financieros multilaterales (Banco Mundial, FMI, BID y otros) que imponen las concesiones para explotación minera. Es el dominio de las transnacionales mineras, petroleras, hidroeléctricas, madereras… que a su paso han dejado devastación, enfermedades, muerte, apropiación de tierras en pocas manos, explotación de la fuerza de trabajo local, trabajo infantil, desocupación y miseria.

La minería a gran escala — de concesión exclusiva a las transnacionales — causa gravísimas e irreversibles consecuencias sobre el ambiente y la salud de la población, socavan los valores culturales y éticos, destruyen tradiciones vitales para el sostén de la solidaridad y unidad de las comunidades y familias, generan conflictos y problemas sociales como el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, el juego de azar, la violencia intrafamiliar contra la mujer y niños/as.

No existe un solo ejemplo a lo largo y ancho del mundo, en el que luego de la explotación minera de las transnacionales, las poblaciones tengan el ansiado progreso, hayan elevado su calidad de vida, exista la remediación ambiental prometida; todo lo contrario, lo único que queda son las migajas de pequeñas donaciones, mayor empobrecimiento ambiental y humano. Cuando se agotan los yacimientos de minerales las comunidades se quedan con tierras devastadas, quiebran las pequeñas economías de subsistencia con el abandono de la actividad agropecuaria para dar paso a prácticas consumistas, se fomenta la migración de los trabajadores rurales para volverlos esclavos de las mineras y se vulnera en todos los sentidos la vida de hogares campesinos e indígenas.

La destrucción generada por las mineras transnacionales abarca graves daños a fuentes de recursos hídricos y la apropiación del agua en beneficio de muy pocos. El líquido vital es cada vez más necesario para los pueblos y no se puede continuar entregándolo a las transnacionales.

En el marco de la devastación ocasionada por la minería a gran escala, la situación de las mujeres se ve doblemente afectada por las relaciones inequitativas y la marginación a la que se ve sometida por su desplazamiento de las actividades como productora y recolectora de alimentos y de agua, proveedora de cuidados y criadora. Su carga se ha multiplicado, lo cual es causa de más enfermedad, muchas mujeres se ven forzadas a ingresar en la economía informal para encontrar fuentes adicionales de ingresos.

Todo este panorama genera la resistencia y la protesta de las comunidades y organizaciones que defienden la vida, que promueven un nuevo sistema económico, social y ambiental, que defienden la soberanía. Como contrapartida, los grupos de poder y los gobiernos al servicio de las transnacionales instauran la militarización de las áreas mineras, con operativos combinados de ejército, policía y mercenarios, practicando toda forma de violaciones a los derechos humanos: desapariciones, detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos, violaciones, incendios de aldeas y cosechas, etc.
NUESTRA CONVOCATORIA

Romper con este esquema de “civilización” capitalista en crisis, constituye un imperativo para los pueblos. Las transformaciones profundas que requerimos nos deben conducir a un modelo de desarrollo con auténtica sustentabilidad —económica y ecológicamente sostenible, social y políticamente justo—, de tal forma que preservemos el ciclo de la vida.

Es urgente terminar con el control imperialista sobre el patrimonio natural para así crear y mantener un ambiente saludable para todos y todas. Los gobiernos y los organismos multilaterales, deben dejar de ser cómplices de las transnacionales y el imperialismo. Exigimos la transformación del sistema mundial de comercio para que deje de violar los derechos sociales, ambientales, económicos y de salud de la población y para que empiece a resarcir por todo el daño ocasionado a los países del sur. Exigimos la nacionalización absoluta del patrimonio natural.
Las comunidades, organizaciones y ciudadanas/os partícipes del ENCUENTRO DE LOS PUEBLOS POR LA VIDA, unidos con ese objetivo, demandamos del Estado y del Gobierno Ecuatoriano:

Declarar al Ecuador PAÍS LIBRE DE MINERÍA A GRAN ESCALA, que implica la nulidad de concesiones y el cese inmediato de las operaciones de mineras trasnacionales y sus subsidiarias, ratificando hasta tanto la suspensión de las actividades de minería a gran escala en Morona Santiago, Zamora Chinchipe e Imbabura. Le decimos un rotundo NO a la minería de gran escala y a cielo abierto. ¡Esta posición de los pueblos no es negociable! Demandamos a la par la moratoria en la ampliación de la frontera petrolera. Que las empresas transnacionales y nacionales, las instituciones públicas y las militares, rindan cuentas y respondan económica, social y judicialmente, por sus actividades destructivas y riesgosas que tienen impacto sobre el ambiente y la salud de la población.

Que todas las políticas económicas y los proyectos de desarrollo estén sujetos a evaluaciones con respecto a su impacto en la salud, ambiente, equidad y género, que incluyan medidas regulatorias para asegurar su cumplimiento y no se permita aquellas que tengan algún grado de afectación o impacto negativo. Que se apliquen restricciones y precauciones cuando cualquier tecnología implique amenazas potenciales a la salud y al ambiente.

Construir un nuevo sistema de indicadores de bienestar integral de la población que permita medir y monitorear socialmente el estado de salud y bienestar de la población y de la naturaleza. El PIB como principal indicador de bienestar sintetiza una visión economicista e inequitativa bajo la cual se promueve la inversión extranjera para la destrucción como es la minería a gran escala.
Fortalecer la pequeña producción agropecuaria en el marco de una política de soberanía alimentaria, que garantice el sustento básico para nuestros hogares.

Defender el derecho al agua como un derecho humano. Impedir toda forma de apropiación del agua por parte de las transnacionales, incluyendo la construcción de presas multipropósito que afecten el derecho comunitario al agua, procediendo a la suspensión inmediata y la nulidad de este tipo de concesiones de agua.

Exigimos el retiro inmediato de las fuerzas armadas, militares y paramilitares, de las zonas en conflicto, así como la investigación y sanción ejemplarizadora por sus violaciones a los derechos humanos.

Demandamos se archiven los procesos judiciales instaurados en contra de los dirigentes comunitarios.
Se implementen mecanismos de participación real de las comunidades, con capacidad de decisión y fiscalización en tomo a las políticas y programas que les involucren.

Nos declaramos en rebeldía y abierta oposición al latrocinio y depredación que cometen las mineras transnacionales. Convocamos a todos los pueblos y organizaciones populares del país a unirnos y hacer causa común para frenar este desastre ecológico, económico y social, para defender la vida. En base a lo expuesto, nos constituimos en una coalición de organizaciones y comunidades:

la COORDINADORA POR LA DEFENSA DE LA VIDA Y DE LA SOBERANÍA NACIONAL. Exhortamos a todos los pueblos a integrarse y participar de las siguientes estrategias políticas y organizativas:

Construir redes entre comunidades afectadas por las operaciones mineras, en alianza con otros sectores y organizaciones sociales, manteniendo nuestra movilización permanente en defensa de los objetivos propuestos.

Ejercer mecanismos de presión política para que los gobiernos locales y nacional, den prioridad a los intereses de la mayoría de la población sobre los de las empresas mineras transnacionales.
Promover la investigación y alternativas viables a nivel local y regional, con el apoyo y la asesoría de universidades y centros de desarrollo tecnológico.

Difundir información en forma amplia y sistemática, compartir experiencias sobre las diferentes formas y estrategias de lucha en el ámbito de la minería.

Promover concepciones y prácticas afectuosas y de respeto a la naturaleza, la diversidad cultural y los derechos humanos, a ser trabajadas en la educación formal y no formal.

Realizar campanas de educación para aumentar la conciencia de las comunidades sobre los impactos de la industria minera, la globalización en general y la relación de estos fenómenos con su propia situación.
24-27 de enero de 2007

COORDINADORA POR LA DEFENSA DE LA VIDA Y DE LA SOBERANÍA