Para los ambientalistas, los trabajos de minería ejecutados por las grandes empresas afectarán al páramo en su totalidad, sin importar si limita o no con este ecosistema. Aunque las empresas mineras ubicadas cerca al Páramo de Santurbán han manifestado que los proyectos están diseñados para generar un menor impacto al ecosistema, para Gonzalo Peña Ortiz, especialista en Ingeniería Ambiental, esto no es cierto y terminará afectado completamente este lugar y el agua que surte a Bucaramanga y su área metropolitana.
Fuente: Vanguardia
“El daño es irreversible para el sistema paramuno, esto se presenta por el hecho de sacar millones de toneladas de material de sus entrañas para luego procesarlos. Es físicamente imposible que vuelva a ser lo mismo”, explica Peña Ortiz.
Para el ambientalista, los trabajos de minería que se realizarán en la provincia Soto Norte (Matanza, California, Vetas, Tona, Charta y Suratá) llevarán a que el páramo pierda sus funciones primordiales de reserva de agua: “en otras palabras el daño se producirá por la rotura y extracción de los materiales, independientemente de la tecnología que utilicen y de los compuestos empleados en la actividad minera”.
Ante estas afirmaciones, José Hernán Valencia, especialista en concesiones mineras de Minesa, señala que esta empresa “elabora un estudio de impacto ambiental, el cual contempla el análisis de todos los componentes técnicos, sociales y ambientales (flora, fauna, aire, suelo e hidrología, entre otros) con el fin de evaluar y determinar el escenario más apropiado desde la prevención y mitigación. En este sentido se están evaluando alternativas con criterios de eficiencia”.
Valencia destaca que en el proyecto minero no se usará cianuro ni mercurio, y se respetarán los límites del Páramo de Santurbán, así como “la cantidad y calidad del agua que abastece al acueducto de Bucaramanga y el fortalecimiento de la minería tradicional en Soto Norte”.
Pero el especialista en Ingeniería Ambiental insiste en que el hecho de que una empresa no utilice mercurio ni cianuro en su proceso no garantiza que el ecosistema se vaya a preservar en su estado natural: “el punto es la modificación, en forma irreversible, de todo el conjunto del páramo con la pérdida irreparable de sus funciones sistémicas. El problema se presentará cuando comiencen a mover esas cantidades de material; es ahí donde estamos diciendo que no necesitamos que nos dañen la vida, para que después los incrédulos admitan que tuvimos la razón”.
¿Más temblores?
Otro de los temas que preocupa a los ambientalistas es que los trabajos de minería incrementen la sismicidad en la región, ya que la explotación subterránea podría ocasionar repetidos movimientos telúricos, que incluso generarían un terremoto, advierte Gonzalo Peña Ortiz.
Al respecto, Hernán Valencia insiste en que no hay ninguna relación entre las condiciones propias de sismicidad de la zona con la operación que desarrollará Minesa en el área.
“El sismo es un fenómeno natural impredecible y atribuible a los movimientos tectónicos de placas de extensión regional, que pueden ocurrir en la corteza terrestre, a profundidades superiores a los 70 kilómetros y cuyos efectos sobre la superficie del terreno dependen, no sólo de la profundidad, sino de la intensidad del movimiento telúrico”, reitera el especialista en concesiones mineras de Minesa.
Los recursos por minería
Las mineras que están en Soto Norte han asegurado que los trabajos de procesamiento de los minerales no serán realizados dentro del páramo, para lo cual sacarán estos recursos en forma de concentrados polimetálicos.
No obstante, esto ha generado entre la ciudadanía algunos interrogantes sobre el efecto económico que esto tendría, por ejemplo: ¿Quién controlará la cantidad de oro que saldrá del país? ¿Qué otros metales se llevarán?
“Eso deja una incertidumbre en los recursos que el Estado realmente pueda recibir por concepto de regalías, que es de sólo el 3.2% para todo el país (por concepto de oro). Es importante anotar que parte de esas regalías las descuentan como gastos de responsabilidad social empresarial, es decir que en muchos casos están sustituyendo al Estado como lo que hicieron en California donde construyeron una placa huella. Es cierto que esa obra es un beneficio para la comunidad pero es el Gobierno Nacional quien debe hacerlo; además, hasta el último peso que invierten en esa actividad lo descuentan, es por eso que la Contraloría ha elaborado estudios donde se demuestra que por cada $100 que invierten, ellos (las empresas) reciben más. Es decir que estamos entregando todos nuestros recursos minerales y les estamos pagando para que lo hagan”, denuncia el ingeniero ambiental, Gonzalo Peña Ortiz.
Por su parte, Minesa, a través de su vicepresidente financiero, Andrés Calderón, sostiene que la Minera de Santander estima que el país recibirá alrededor de US$450 millones en regalías y US$1.7 mil millones en impuestos: “además generará desarrollo, Minesa será un dinamizador de la economía regional, con una inversión de más de US$1.600 millones en las compras locales y salarios durante el avance del Proyecto Soto Norte”.