Comunidad dice que la extracción de arena de Comind S.A. afecta las fuentes de agua
Aunque la sequía que sufre Cundinamarca ha sido atribuida al fenómeno de El Niño, para los habitantes de la vereda El Peñón, en el municipio de Sibaté, la actividad minera es la razón por la que no tienen agua y sus cultivos de fresa mueren.
El agua es uno de los puntos controversiales de la pelea que libran habitantes de Sibaté contra la empresa minera Comind S.A., filial de la italiana Minerali Industriali, que explota arena de alta calidad en la región. La preocupación de los sibateños radica en que la concesión de explotación minera está localizada en la misma montaña donde nace el agua que surte acueductos veredales de Fusagasugá, Silvania y Sibaté. Esa zona de la cordillera oriental también hace parte de la cuenca del páramo de Sumapaz, el más grande del mundo.
Debido a su localización privilegiada, Sibaté nunca había sufrido escasez de agua. Por eso los cultivos de fresa, que requieren humedad permanente para crecer, abundan. Aun en época de relativa sequía, los pobladores de El Peñón acudían a la quebrada Patio Bonito y recogían agua para sus fincas. Hoy eso no es igual.
Rodolfo Pisa, quien tuvo la idea de reunir a todos los habitantes de la vereda para protestar contra la minería, cuenta que perdió su cultivo de fresas por el polvo que levantan los camiones de la mina. Debido al mugre, la fruta no respiraba bien y se enfermaba más. Él se tenía que levantar todas las mañanas a limpiar las hojas y para eso necesitaba más agua, pero al poco tiempo empezó a notar que sus pozos se secaban. Cuando llegó la época de cosecha, la mayor parte de sus sembrados había muerto. Las fresas que quedaron eran pequeñas y no recibió buena paga por ellas.
Otros agricultores se dedicaron a reunir información y entender cómo había llegado la minera al municipio. Aunque la iniciativa empezó por el problema de los camiones, con la investigación se dieron cuenta de que había más líos. Se contactaron con el abogado Marco Ochoa, quien decidió representarlos ante la minera, el ingeniero ambiental Enrique Rey, que les explicó los problemas ambientales, y el médico Julio Granados, especialista en enfermedades respiratorias ocasionadas por la actividad minera.
Cuando empezaron a rastrear el tema se dieron cuenta de que el peso de los camiones de más de 35 toneladas en tránsito por una vía originalmente acondicionada para 10 toneladas hace que el suelo se ponga más seco y haya poca humedad para los cultivos, como explica el ingeniero ambiental Rey.
Sin embargo, Marisol Linares, directora de la seccional Soacha de la Corporación Autónoma Regional (CAR), afirma que la entidad no puede atribuir la sequía a la explotación de arena. Dice que la firma Comind S.A. está operando con sus permisos ambientales en regla y añade que, de hecho, es la comunidad la que está haciendo captaciones ilegales de agua para sus cultivos. “Desde hace unos tres o cinco meses, la CAR les ha dicho que no pueden continuar y les hemos dado plazos prudenciales. Esa actividad podría generar más afectaciones a nuestros recursos y estamos a punto de emitir un informe técnico para tomar decisiones administrativas al respecto”, aclara la funcionaria.
La comunidad, la Alcaldía y la firma Comind S.A. se han reunido en tres ocasiones para buscar soluciones. La empresa ofreció reparar los daños causados por el paso de los camiones, pero los pobladores no aceptaron la propuesta porque consideraron que no solucionaba el problema de fondo, que es el agua.
Pero lo que alborotó los ánimos de la comunidad fue que la minera “no respetara nuestras horas de sueño y por eso decidimos impedir que los camiones pasaran”, según cuenta Pisa. Fue así como el lunes pasado los pobladores se sentaron en la carretera con banderas blancas para impedir que los camiones salieran de la mina. El viernes el alcalde, Ramiro Ramírez, pasó el reporte de la situación a la Policía y un escuadrón del Esmad llegó para sacarlos con gases lacrimógenos.
En defensa del agua
“La vía hacia la parte alta de la mina se hizo al lado de un nacimiento de agua, lo cual puede afectarla, ya que no hay distancia prudente ni un manejo adecuado de la vía”, señala un informe técnico de 2013 hecho por la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y conocido por El Espectador. Además, el ente de control encontró derrames de aceites en el suelo de la mina, que contaminan el suelo, las aguas superficiales y los acuíferos.
En ese documento la Procuraduría hizo un llamado a la CAR para que investigara otras irregularidades en la mina, como el drenaje que hacía la empresa para conducir el agua del nacimiento hacia la quebrada Patio Bonito, pues había dejado restos del material que terminaron en el cuerpo del agua. La arena que se ha dejado en los flujos de agua ha empezado a volver turbia el agua, afectando a los habitantes de Fusagasugá.
Todo esto ocurre en la mina. La planta de secado de arena se construyó, según el ente de control, por fuera del espacio que permitía el título minero de la compañía. Durante la obra de la planta fueron intervenidos un nacimiento y un drenaje natural sin los respectivos permisos de ocupación.
El ingeniero Paolo Danasino, representante legal de Comind S.A., afirma que la empresa ha cumplido con todos los requisitos del Plan de Manejo Ambiental que firmó en 2008 y que no ha entregado el análisis mensual de aguas residuales porque ni la mina ni la planta de procesamiento de arena implican un manejo de éstas.
No obstante, la Procuraduría afirma en su informe técnico que el proceso de secado de la arena requiere altos volúmenes de agua. Así que la pregunta es a dónde van a parar las aguas usadas en el proceso. Esta es una de las preocupaciones de los habitantes de Sibaté, ya que frente a la planta de tratamiento de la minera hay una gran cantidad de agua, que forma una especie de laguna artificial cuyo color es verde. “Eso no es normal y señala la presencia de metales pesados”, dice el ingeniero Ramírez.
En la mesa de trabajo más reciente que hubo entre la comunidad, la empresa y la CAR, este diario le preguntó a Danasino sobre el tema, pero él prefirió no hablar al respecto. El Espectador también envió un cuestionario a la minera el martes pasado, pero al cierre de esta edición no había obtenido respuesta.
La CAR seccional Soacha realizó una visita el 23 de septiembre y su directora afirmó que no habían encontrado irregularidades en el manejo ambiental de la minera hasta el momento. Cuando este diario le preguntó por los resultados de los análisis de aguas residuales y los estudios del impacto de la maquinaria sobre el agua subterránea, dijo que no podía dar detalles pues hay un informe técnico a punto de ser terminado por la Corporación. Explicó que, aunque la empresa tuvo una suspensión temporal, ésta fue revertida debido a que luego encontraron que todo estaba en regla.
Mientras la CAR finaliza sus estudios, los afectados siguen en protesta, sentados en la carretera para no dejar que pasen los camiones. Piden que la CAR estudie los efectos ambientales de la actividad minera y, como medida preventiva, cierre la mina de arena sílice de Comind S.A.