0Una inmensa fábrica de agua, con eso se pueden comparar los frailejones y turberas (también conocidas como pantanos de páramo), esenciales para la regulación hídrica. La fragilidad es una de sus principales caracteristicas. Expertos de la Cdmb, la Sociedad Santandereana de Ingenieros, la Sociedad de Mejoras Públicas de Bucaramanga y defensores ambientales están preocupados por su futuro.

Por Pastor Virviescas Gómez

Bucaramanga, Colombia, del 6 al 19 de diciembre de 2010. Dadas “la fragilidad de los ecosistemas de páramo y bosque alto andino, y las afectaciones en los bienes y servicios ambientales que están prestando a la comunidad”, la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, “concluye que el Proyecto Angostura como está propuesto por la Greystar, impactaría en forma grave estos ecosistemas, afectando recursos naturales esenciales para garantizar la calidad de vida de la población localizada en el área de influencia directa e indirecta”. Esta es la nuez del concepto emitido en la Audiencia Pública efectuada el pasado 21 de noviembre en el municipio de California (Santander), por la directora general de la Cdmb, Elvia Hercilia Páez Gómez, quien afirmó que “desde el punto de vista legal la Cdmb encuentra serias dudas para su licenciamiento ambiental, en razón de lo dispuesto en la Ley 1382 de 2010, en la cual se precisa como zona excluible de la minería el ecosistema de páramo, encontrándose un importante porcentaje del proyecto en este ecosistema, tanto con la información reportada por la Greystar en el estudio de impacto ambiental, como en la cartografía del Atlas de Páramos de Colombia suministrada por el Instituto Alexander von Humboldt”. Dentro de las consideraciones de la Cdmb está que “el Proyecto Angostura dada su magnitud, su tecnología y su ubicación, genera una situación especial de riesgo que podría llegar a afectar la población localizada en el área de influencia del río Suratá”, fundamentando esta opinión “principalmente en la utilización para los procesos de beneficio de enormes cantidades de cianuro sódico (aproximadamente 1.200 Toneladas Por mes), que se dispondrían en las pilas de lixiviación”. Subraya la entidad que “la contaminación de aguas por el manejo de cianuro se ha registrado en otros proyectos mineros, con graves consecuencias para las comunidades localizadas en sus zonas de influencia”. Le preocupa ‘en alto grado’ a la Cdmb -que en concepto de ambientalistas consultados por 15 se había demorado en emitir un concepto-, “la disposición de enormes cantidades de material producto de la excavación, tanto en las pilas de lixiviación (330 millones de toneladas), como en el depósito de estériles (744 millones de toneladas), los cuales podrían ser una gran amenaza en caso de presentarse procesos de desestabilización”. El Páramo de Santurbán comprende una superficie de 80 mil hectáreas distribuidas entre los 3.000 Y 4.500 Metros sobre el nivel del mar. Abastece de agua a más de 2,2 millones de personas que habitan en las áreas metropolitanas de Bucaramanga y Cúcuta, así como otros 21 municipios de Santander y Norte de Santander. En sus montañas nacen ríos como Cáchira Sur, Vetas, Chitagá -en cuya cuenca se construirá el Embalse de Piedras Blancas para alimentar a Bucaramanga después del año 2030- y Suratá, este último con un caudal medio aproximado de 4,3 metros cúbicos por segundo, el cual es captado por el Acueducto de Bucaramanga para su Tratamiento en la Planta de Bosconia, que trata en promedio 398 litros por segundo aunque en determinadas épocas del año esta cifra llega a los 1.800 Litros por segundo, según las cifras suministradas por la Cdmb. Santurbán es el hábitat de 457 especies de plantas (sobresalen los frailejones), 201 de aves (cóndores, halcones, águilas, cotorras y gurupéndolas, por ejemplo), 58 de mamíferos (osos andinos y nutrias), 17 de anfibios y 17 de reptiles, algunas de las cuales son endémicas -propias del lugar- o están bajo amenaza de extinción. El ecosistema de páramo puede almacenar más carbono que la selva tropical si se considera conjuntamente la vegetación y el suelo, alcanzando una acumulación de 1.720 Toneladas de carbono por hectárea, contra 300 toneladas por hectárea por parte de la selva tropical, precisó Páez Gómez, esposa del senador por Cambio Radical, Bernabé Celis Carrillo. En su opinión, el Páramo de Santurbán es una ecorregión de la mayor importancia para Santander y Colombia, por lo que “se amerita que sea objeto de protección especial” a perpetuidad. Citando a su vez un informe de la Contraloría General de la República, señaló que “…en la actividad aurífera en los procesos de cloruración, lixiviación por cianuro y amalgamación con mercurio, los procesos pirometalúrgicos y la disposición de colas.

Se generan además de los impactos mencionados, residuos de material de especial interés por su toxicidad y por sus efectos importantes sobre la salud de la población presente en las áreas donde se desarrollan estas actividades, con el incremento de la morbilidad y la mortalidad de la población asentada en estás áreas”. Coincide Páez Gómez con los expertos en el tema ambiental, que los procesos de restauración son extremadamente complejos una vez terminada la explotación y es prácticamente imposible retornar a su estado natural. El Proyecto Angostura ubicado en los municipios de California y Vetas- , en cuentas de la Cdmb interviene 1.100 Hectáreas, de las cuales el 53% se encuentran en ecosistema de páramo y el 47% restante en bosque andino y alto andino. Como consecuencia del área intervenida por el Proyecto Angostura -sostiene la Cdmb-, se registrará una afectación en 123,8 litros por segundo, equivalentes al 5,5% del caudal total de la microcuenca del río Vetas y al 2,3% de la oferta neta del río Suratá, caudal con el que “podría abastecerse una población de 70 mil habitantes”. En cuanto al aire, su calidad se verá “afectada por el material particulado producto de los explosivos y movimientos de tierra, las emisiones de los vehículos y la evaporación de los químicos utilizados en el proceso de beneficio”. Hasta un aumento del costo de vida, pérdida de interés de las nuevas generaciones por desarrollar actividades agropecuarias y aumento del delito y la prostitución, llama la atención la Cdmb, cuya directora concluyó diciendo: “Dios nos perdona siempre, los hombres y mujeres perdonamos de vez en cuando, la naturaleza nunca nos perdona”.