La minera trasnacional con domicilio en Canadá, que está desarrollando la construcción de Pascua Lama, señaló de forma oficial que la iniciativa del proyecto Cerro Casale, que tiene un costo superior a los US$6.000 millones, no cumple con los criterios de inversión definidos por la compañía.
Fuente: Pulso
La minera dueña del 75% de Casale, la canadiense Barrick, decidió meter en el congelador esta iniciativa, debido a que, según los criterios de inversiones, no cumple con los requisitos para seguir adelante hacia una segunda etapa.
Se trata de una más de las iniciativas paralizadas en la región de Atacama, zona que sufre la escasez de energía tras la caída de tres proyectos de centrales a carbón (Castilla, Punta Alcalde y Barrancones) tendientes, precisamente, a abastecer de oferta competitiva a los nuevos desarrollos mineros de la zona.
En la última actualización de su plan de proyectos, la minera canadiense señaló: “Actualmente, Cerro Casale y Donlin no cumplen nuestros criterios de inversión, y bajo nuestro marco de asignación de capital no se tomaría una decisión para construir en este momento”, informó la compañía a través de un documento oficial.
Tal como se señala en la nota, Barrick decidió desistir también de su proyecto Donlin, JV con Novagold, que consiste en la construcción de una mina en Alaska, EEUU.
La compañía informó que lo que viene ahora es darle valor a estas iniciativas, para observar las condiciones de mercado y evaluar alternativas en el futuro.
“Cerro Casale y Donlin contienen grandes recursos minerales y una vida útil larga en jurisdicciones estables. Tienen una influencia significativa en el precio del oro, y por lo tanto representan oportunidades valiosas a largo plazo para la empresa. Vamos a mantener y aumentar el valor de la opción de estos proyectos (…) Y durante este tiempo, vamos a observar el atractivo de estos proyectos y evaluar alternativas para mejorar su economía”, explica Barrick.
La también dueña de Pascua Lama (proyecto cuyo costo se empina a los US$8.500 millones, según la última estimación de la canadiense) informó que la medida permitirá tomar decisiones de construcción en el futuro, siempre y cuando las condiciones de mercado y de inversión lo justifiquen.
Además del tema energético, Barrick ha enfrentado otros problemas en relación con Casale, como por ejemplo la existencia de una comunidad indígena en la zona de influencia del proyecto, lo que llevó al subdirector Norte de la Conadi, Eleodoro Moscoso, a enviar una carta al servicio de Evaluación Ambiental (SEA) acusando a Barrick de omitir la existencia de una comunidad Colla en las inmediaciones de área de trabajo, situación que después fue desmentida por la compañía, que aseguró haber hecho mención de esta comunidad tanto en el estudio de impacto ambiental como en la tramitación posterior.
Recientemente, la empresa solicitó una suspensión de la tramitación ambiental para contestar el tercer Icsara, plazo que vence el próximo 12 de noviembre, fecha en la que la empresa deberá entregar sus respuestas a las consultas de los servicios públicos.