El derrame de lodos tóxicos provocado por minera Vale en Brumandinho (que suma 99 muertos y 259 desaparecidos) está despabilando algunas miradas. Los residentes de la pequeña  de Río Arriba, ciudad de 10 mil habitantes en la Gran Belo Horizonte, temen por rotura del dique de cola de Mina Engenho que está abandonada y dominada por el matorral.

Fuente: Estadao

Mina Engenho era una mina de oro  perteneciente a Mundo Minería, del grupo australiano Mundo Minerals, hoy en estado de quiebra. No emplea a nadie ni produce un real en royalties para el municipio. Cerrada hace siete años, ha dejado una herencia peligrosa: embalsa el mayor riesgo para Minas Gerais de acuerdo a una evaluación de la Agencia Nacional de Minería (ANM), el organismo regulador del sector.

Según el informe más reciente de la ANM, de enero, la represa Mina Engenho fue la única del Estado a ser considerada de “alto riesgo” de fuga (para tener una idea, las presas de la minera Vale en Brumandinho fueron consideradas de bajo riesgo y otras fueron clasificadas como “riesgo medio”).  La minera australiana abandonó en 2011 dos diques, uno repleto de sedimentos de la extracción y otro con agua, que no son mantenidos ya que las actividades se cerraron de un día para otro, al final de 2011.

La interrupción fue tan abrupta que fábrica, camiones y coches usados ​​en el transporte de empleados fueron abandonados. Los trabajadores no recibieron lo que les corresponde por derecho, según el Sindicato de los Trabajadores de Extracción de Oro de Nueva Lima y región. Hasta hoy, “visitantes” del área abandonada aprovechan para encontrar caños, pedazos de hierro y más elementos que puedan ser usados ​​en construcciones ingresando sin ningún control.

El material depositado en las represas es altamente tóxico; los sedimentos acumulados en las montañas de Río Arriba tienen arsénico y mercurio, entre otros metales.

Mina Engenho pone en evidencia otra tremenda consecuencia de la megaminería: el abandono de pasivos tóxicos a gran escala.