La plata se ha explotado en Cerro Rico desde que su existencia fue descubierta en 1545. Ahora, después de casi cinco siglos, la montaña está dando advertencias de agotamiento. “El cerro se está hundiendo y requiere de nuestro apoyo. Realmente nos preocupa que colapse y mate a muchos trabajadores”, señaló el defensor del pueblo de Potosí, René Arroyo, explica que quiere llevar a cabo acciones para preservar la forma cónica de la montaña.
Fuente: Terra
02/04/2011. La primera parada que realizan los mineros antes de entrar a la “montaña rica” es el mercado de la Plaza El Calvario, ubicado en las faldas de Cerro Rico.
El sol aún no sale en la ciudad de Potosí, en el este de Bolivia, y la gente se amontona en los puestos de comida para sorber humeantes sopas de desayuno.
A lo largo de la ruta principal que lleva al cerro, otras tiendas venden dinamita, cigarrillos y hojas de coca a los 15.000 hombres, mujeres y niños que trabajan en las minas.
“La mastico para poder trabajar bajo tierra”, dice Trifón, mientras compra una bolsita de coca. “Me da fuerza, energía y me quita el hambre”, asegura.
El joven minero pasará las próximas 12 horas rodeado por un laberinto de cientos de túneles.
Enorme cráter
La plata se ha explotado en Cerro Rico desde que su existencia fue descubierta en 1545. Ahora, después de casi cinco siglos, la montaña está dando advertencias de agotamiento.
Su pico ha perdido la forma cónica que tuvo alguna vez. En enero de este año, un enorme cráter se formó en la cima, lo cual -según geólogos- es un síntoma de que la montaña podría colapsar.
Hilarión Andrade, representante de la Corporación Minera de Bolivia (autoridad del gobierno de la minería) asegura que el cráter de 350 metros cuadrados de ancho y 20 metros de profundidad demuestra la fragilidad de la montaña. Para él, la formación del cráter se debe a la explotación ininterrumpida que ha ocurrido en el pasado.
“Los túneles que se excavaron quedaron vacíos y eso causó un desequilibrio. Por eso el suelo se hundió”, afirma Andrade.
Por su parte, el defensor del pueblo de Potosí, René Arroyo, explica que quiere llevar a cabo acciones para preservar la forma cónica de la montaña.
“El cerro se está hundiendo y requiere de nuestro apoyo. Realmente nos preocupa que colapse y mate a muchos trabajadores”, señaló.
Sustento
A pesar de las amenazas de derrumbe, acabar con la minería en Cerro Rico sería devastador para Potosí.
Casi la mitad de sus 200.000 residentes de la ciudad trabajan -de alguna manera- en el sector minero y se benefician de minerales como el estaño, el zinc y el cobre.
Arroyo cree que para resolver la amenaza, lo primero que habría que hacer sería reducir la dependencia que la ciudad tiene de la minería.
“Lamentablemente no ha existido la voluntad política de crear otros trabajos”, dice.
A propósito, el gobernador de Potosí, Félix González, ha puesto en marcha una comisión que planea investigar los posibles peligros en Cerro Rico, para así buscar alternativas sostenibles para los trabajadores.
“Creo que hoy en día existen tecnologías que nos permitirían preservar el Cerro Rico”, afirmó.
“También estamos estudiando la posibilidad de explotar yacimientos en otras montañas. De esa manera, crearíamos alternativas de empleo”.
Alarma
Según Julio Quiñones, quien representa a las decenas de cooperativas mineras en el cerro, no hay razón para alarmarse.
“Nosotros estamos aquí todos los días y no creemos que el cerro sufra los daños de los que habla el gobierno”, asegura.
Quiñones admite que la minería continúa en algunas de las zonas más peligrosas, pero considera que el riesgo se justifica, porque los mineros necesitan alimentar a sus familias.
Las minas de Cerro Rico representaron una fuente de riqueza para España: desde el siglo XVI hasta el final del dominio colonial que ocurrió casi 300 años después. Toneladas de plata fueron extraídas de las montañas y enviadas a la corona española.
En la actualidad, la población de Potosí -con minas mucho más vacías- es una de las más pobres de Bolivia.