El avance de las energías renovables en América Latina aumentará la demanda de metales como el cobre, que sólo podría ser cubierta mediante el reciclaje.
Fuente: IPS
13/06/2011. Las tecnologías alternativas, como las celdas fotovoltaicas, los aerogeneradores y los calentadores de agua solares, requieren de materiales como silicio, galio, indio, acero y cobre.
“Es posible que presione la demanda. Hay una discusión fuerte en torno a los materiales. Empiezan a aparecer otros que se vuelven estratégicos. En el momento en que los combustibles fósiles se acaban y se sustituyen por inversiones en tecnología renovable, el mineral se vuelve más importante que el petróleo, el gas y el carbón”, dijo a IPS el presidente de la no gubernamental Energía, Tecnología y Educación (ENTE), Odón de Buen.
ENTE se dedica a apoyar a pequeñas y medianas empresas, así como a gobiernos municipales, en el uso de las mejores prácticas para la eficiencia energética.
De Buen es coautor, junto a otros expertos mexicanos y brasileños, del informe “Energías renovables para generación de electricidad en América Latina: mercado, tecnologías y perspectivas”, patrocinado por la Asociación Internacional del Cobre (ICA, por sus siglas en inglés), gremio de la industria con sede en Nueva York.
El trabajo, enfocado en América Central, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela, augura un rápido crecimiento de las energías renovables para 2020, año en que la demanda adicional de cobre de esos países oscilaría entre 57.850 y 111.820 toneladas.
“La energía eólica y de pequeñas hidroeléctricas representan 73 por ciento de la demanda total de cobre. Cuando se incluye la generación de electricidad a partir de biomasa proyectada, esas tres tecnologías alcanzan 86 y 93 por ciento de la demanda estimada de cobre para 2020”, indica el documento.
En 2019, Brasil necesitará entre 39.940 y 44.440 toneladas adicionales, Argentina, entre 4.070 y 29.610 para 2020 y México, 5.860 para esa misma fecha.
“El reciclaje y el alza de precios pueden contribuir a disminuir la presión. Al poner más metal en el mercado, la oferta reduce el precio. Si hay déficit, los precios suben, y origina la sustitución de un metal por otro”, explicó Alejandro Jaramillo, miembro del Buró Internacional de Reciclaje, asociación global que reúne a más de 800 empresas y más de 70 federaciones nacionales, con sede en Bruselas.
Las fuentes alternativas, sin incluir las grandes hidroeléctricas, responden por entre 2,5 a cinco por ciento de la capacidad total de electricidad de los países estudiados.
El informe indica que la biomasa es la principal fuente utilizada para la generación eléctrica, pues aporta 50 por ciento de la capacidad instalada renovable en América Latina, seguida por las pequeñas centrales hidroeléctricas (37 por ciento) y eólica (13 por ciento).
La producción eléctrica basada en biomasa –especialmente caña de azúcar y etanol- es fuerte en Brasil, Argentina y Colombia. Mientras, la mayor parte de la capacidad instalada de eoloenergía está localizada en Brasil, México y Argentina.
En México, 93 por ciento de la energía procede del consumo de combustibles fósiles, mientras que la restante es generada por viento, luz solar, vapor, agua y explotación nuclear. En este país se producen 850 megavatios de energía eólica, 20 de solar y 958 a partir de la geotermia.
Por otra parte, esta nación es pródiga en minerales metálicos, como plata, zinc, cobre y plomo, entre otros. La extracción de cobre llega a las 227.000 toneladas anuales. Mientras, importa cobre, aluminio, hierro, estaño y níquel de naciones como Canadá, Estados Unidos, Chile y Brasil.
El reciclaje podría alimentar al sector renovable con los metales necesarios, además de desacelerar la actividad minera, según los expertos. De hecho, el informe “Tasas de reciclaje de metales”, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, advierte de que algunos metales fundamentales para la fabricación de tecnologías limpias podrían escasear por sus bajas tasas de reciclaje.
Si bien elementos como el hierro, el acero, el cobre, el aluminio, el plomo y el estaño presentan índices de entre 25 y 75 por ciento en el mundo, otros 34 materiales poseen porcentajes menores a uno, según el reporte.
“El reciclaje puede enfrentar el crecimiento. Hace años, reciclar algunas cosas era muy especifico, muy aislado. Pero hoy es una actividad importante en la economía. Acá se recicla poco. Hay robo y venta ilegal de cobre usado. Tiene que haber una evolución para aprovechar esto. El mundo va a llevar a ciclos cerrados de los materiales”, dijo De Buen.
En México se reciclan metales como acero, aluminio, cobre, bronce, zinc y plomo, aunque el mayoritario es el aluminio, debido al alto consumo de bebidas y alimentos en lata.
“Es una industria muy joven y que está en proceso de maduración. Lamentablemente, mucho del metal se confina directamente en los basureros y ya no se recupera”, indicó Jaramillo, cuya empresa, situada en Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos, procesa 1.500 toneladas mensuales de cobre, aluminio, bronce y aceros inoxidables.
En México se generan unas 37 millones de toneladas de basura anuales, de las cuales tres por ciento son metales, según la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente, cuyo Directorio de Centros de Acopio de Materiales Provenientes de Residuos incluye a más de 150 recicladoras de metal.
ICA calculó que la generación solar fotovoltaica requiere de 8,8 kilogramos de cobre por kilovatio, la geotermia necesita cuatro, la eólica 2,5, la hidráulica dos y la biomasa 1,2.
El informe de ICA prevé que la energía eólica y la biomasa serán en la próxima década las tecnologías más importantes en los países analizados, y anticipa una significativa expansión de la primera en Argentina, Brasil y Chile y de la segunda en Brasil, Argentina, América Central, Colombia y Perú.
Para 2020, Brasil podría agregar 8.521 megavatios a su capacidad instalada de biomasa, y Argentina y México entre 200 y 8.000 y 1.724 en eoloenergía, respectivamente.