Construir una represa es asesinar un río, lo desvía, detiene y ahoga toda la vida que allí existe. Cada forma de vida depende de todas las demás. La Patagonia, sus aguas y aire más limpios y puros del planeta, es su reino hogar.Historia de un activista ecologista y su ardua batalla por la defensa de la Patagonia, causa que hoy constituye un movimiento regional, nacional y global.

 

Fuente: Grito Grafias en Red

Peter Hartmann, ondea al aire banderas verdes, hace 40 años. Cambiando su apacible vida de funcionario público del Ministerio de la Vivienda, se las enrumba a trabajar por ideales y no por dinero. En Aisén, entonces cumplía tareas como arquitecto responsable de desarrollo urbano y obras.

Todo empieza cuando se hace parte del Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora, CODEFF. En la capital, esta organización no gubernamental, funcionaba en una casa arrendada, cuyos únicos haberes eran: una biblioteca ecológica; la primera en Chile, múltiples contactos internacionales, programas de cooperación y un grupo de científicos y especialistas en conservación de flora y fauna que buscaba difundir, sensibilizar y acercar estos temas a la comunidad. Esto en los años 70 y 80.

Desde aquel momento, viste ojotas y chalecos de lana artesanal. Su terno y corbata, siempre arrinconados en un ropero, los rescata cuando viaja a la asamblea anual del consorcio empresarial, en Canadá, que entre 1990 al 2003, intenta instalar una fundición de aluminio en la Patagonia chilena. El proyecto se conoce como Alumysa.

En dicha reunión participa como si fuera socio accionista, planteando a viva voz el rechazo local. ¿Cómo hizo para hacerse pasar por socio? Fueron los sindicatos de los trabajadores de la propia empresa canadiense, quienes traspasan sus acciones, a él y a una organización ecologista. Reconocidos son sus importantes vínculos con redes, organizaciones ambientalistas, ecologistas y acceso a muy buena información.

En el marco de esta campaña, llega a Chile, Cameron Díaz, Drew Barrymore, cineastas y fotógrafos. Producen documentales, programas y especiales en revistas y televisión, mostrando al mundo entero las bellezas escénicas del sur, al sur del mundo.

Peter hizo lo posible y lo imposible para que la refineria no vea ninguna luz. Lanza campañas, organiza talleres, seminarios, foros, programas radiales, reúne firmas y cartas de adhesión que trae a Santiago. Las autoridades no lo recibían, incluso, en una ocasión, lo obligan dejar, en la recepción del palacio de gobierno, una caja sellada con miles y miles de firmas que dicen: “No Alumysa”.

Frente al palacio, los activistas que lo acompañaban, que no alcanzan a contarse con los dedos de una mano, despliegan el gran lienzo, en donde se lee: “No Alumysa” y luego, entre ellos mismos se sacan fotografías y escriben sus opiniones que difunden en boletines impresos, de uno o dos colores; muy baja circulación. Durante muchos años, lucha solitario contra la corriente. Los diarios de su región lo grafican como quijote.

No había conciencia ciudadana ambiental ni ecológica, pero hoy la causa por la defensa de la patagonia constituye un movimiento regional, nacional y global.

Alumysa no se concreta, no solo por triunfo ciudadano y de pescadores. La amenaza de cerrar sus actividades por parte de la industria salmonera pone el punto final. Los desechos y afluentes en las aguas contaminarían su producción. El presidente, Ricardo Lagos, tuvo que elegir entre negocios asiáticos funcionando o potenciales inversiones canadienses; una colisión de intereses millonarios. En 2003, estos últimos retiran su proyecto de los estudios de impacto ambiental.

Por Aisén reserva de vida y patrimonio de la humanidad.

Residiendo, hace 25 años en Coyhaique, lanzado con todo a sus ideales, Peter Hartmann, abriga una amplia y reconocida trayectoria, logrando significativos avances, ya sea por liderar o integrar equipos.

Al comienzo de los 90, coordina al grupo chileno que participa en protesta, marcha y caravana contra la instalación de un basurero nuclear de Gastre, en la frontera de la Patagonia chileno argentina. Lo frenaron.

Retomando esta experiencia, propone declarar a la comuna de Coyhaique, “No Nuclear, Libre de Residuos Peligrosos y Reserva de Vida”. Luego se organiza el Comité Ciudadano, “Por la Defensa de Aisén, Reserva de Vida”, lanzando incontables iniciativas, en el marco de la campaña “Aisén, Reserva de Vida”. Una de ellas es la del Patrimonio de la Humanidad, que se concreta con una propuesta de sitio para los “Archipielagos y Hielos Patagónicos”.

Desde 2007, el expediente espera su envio a UNESCO, pese a su amplio apoyo ciudadano y parlamentario.

También integra los equipos que estudian una propuesta de manejo de las aguas del Lago Chungará, en el Parque Nacional Lauca, del altiplano chileno, reconocido como Reserva de la Biosfera. Autoridades militares apoyaban emprendimientos agrícolas; habían autorizado instalar bombas de extracción de aguas.

CODEFF, recurre a la justicia. El más alto tribunal de justicia prohíbe y ordena finalizar dichas operaciones, argumentando la necesidad de evitar que dichas aguas se secaran a corto plazo. En su pronunciamiento – que dicta jurisprudencia – enfatiza la importancia de mantener su estabilidad hidrológica y equilibrio ecológico con el fin de evitar la muerte de su flora y fauna acuática. Fue la primera causa ambiental judicializada. Era 1985.

Movimiento tu problema es mi problema
Peter Hartmann, no se cansa, no se rinde. Su oposición al proyecto Hidroaysén se enmarca en su condición de director de CODEFF, filial Aisén y coordinador de la Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida, que agrupa a organizaciones de base local y regional.

Lo han acusado de mercenario, provocador, hippie peligroso, anarquista, violentista, funcionario de magnates norteamericanos, ecologista contra el progreso. Nada responde.

Y es que no vende su alma ni al diablo. Se defiende, afirmando que si alguien es testigo de un hecho que va contra la ética, hay que hacer algo, o al menos denunciarlo. El silencio, la inacción, nos vuelve cómplice, dice.

En la región, el proyecto Hidroaysén contempla construir centrales hidroeléctricas y represas en cinco ríos, incluyendo embalses, relleno sanitario, yacimientos de extracción de áridos, manejo de explosivos y planta conversora de corriente.

Suma un tendido eléctrico sobre torres de alta tensión que originalmente atravesarían parques y reservas de la Patagonia, tierras ancestrales, comunidades indígenas, nueve regiones, 80 comunas del país; una cicatriz de dos milklimétros llena de kilowatts que necesita la minería nortina.

Suma y sigue… la represa, planeada en el río Cuervo, amenaza la seguridad e integridad de más de 20 mil vecinos de Puerto Aysén. Sin mediar estudios geológicos y el compromiso de consultas ciudadanas sobre estas materias, aprobaron su construcción en una zona de falla sísmica.

Levantando banderas sociales y económicas, la ciudadanía aisenina se convoca, protesta. Demandan ser ellos mismos, quienes decidan su futuro. Quieren aplicar los acuerdos de su estrategia de desarrollo: ser una región descentralizada que asegure una alta calidad de vida, en base a la conservación de sus atributos ambientales.

La represión policial, arrestos y acusaciones de terrorismo es la respuesta hasta que una mesa social negociadora dialoga con el gobierno central. Sus acuerdos no satisfacen a todos los sectores, el mega proyecto hidroeléctrico llega a las cortes de justicia, a través de recursos de protección.

Mientras el gobierno habla de una “carretera eléctrica pública”, una de las poderosas empresas, asociadas a HidroAysén, suspende el estudio de impacto de la cadena de transmisión. Sostiene que el país no dispone de una política energética consensuada.

En Chile, la discusión de la matriz energética aún no asocia modelos de desarrollo, estrategia, propiedad de las aguas, tecnologías amigables, participación ciudadana vinculante, conservación y uso racional de recursos naturales prioritariamente al servicio de comunidades locales y seguridad alimentaria; desafíos que exigen nuevas miradas de país, de mundo y diálogos multisectoriales.

Peter, no quiere que la madre naturaleza, muera. Cada forma de vida depende de todas las demás.

Hoy por hoy, los ambientalistas y ecologistas ya no se cuentan con los dedos de una mano. Están en las calles y no solo las de Chile. Reconocen y hacen suyo esfuerzos destinados a proteger y conservar los bienes naturales. En la Patagonia chilena hay zonas que poseen diversos estatus de protección y conservación; áreas silvestres protegidas, reservas, monumentos naturales, históricos y santuarios de naturaleza, Reserva de la Biosfera, ecoregión, única a nivel mundial, además de los campos de hielo y glaciares; la segunda reserva mundial de agua dulce.

A nivel continental, la Patagonia chilena atesora el segundo lago más grande de sur y centro América (Gral. Carrera), el lago más profundo de América (O´Higgins) y el rí­o más caudaloso de Chile (Baker).