26/01/19.- La magnitud del derrame de desechos tóxicos producidos por minera Vale en Brasil es alarmante por su volumen y además porque nos remonta a un suceso de similares características acontecido en noviembre de 2015 en la misma región. Tragedias similares se suceden en el tiempo y en distintos lugares y a pesar de ello no se dimensionan cabalmente, en gran medida por su tratamiento mediático.
Creemos necesario poner en blanco sobre negro algunos aspectos del tratamiento de la información sobre los derrames de relaves mineros que los medios masivos de comunicación hacen y profundizar en los hechos y su abordaje. Para ello, disparamos algunas ideas y proponemos repensar el uso para nada inocente de ciertos términos y conceptos.
Los derrames de relaves mineros:
- No son catástrofes naturales
- No son accidentes
- Son frecuentes
- Sus consecuencias son inconmensurables en términos humanos y ambientales
No son catástrofes naturales
Las catástrofes naturales se definen por la pérdida de vidas humanas y de efectos materiales ocasionados por eventos o fenómenos naturales. Los derrames de relaves mineros no lo son. Cuando hablamos de derrames de relaves mineros hablamos de gigantescos depósitos de desechos tóxicos que contienen arsénico, plomo, mercurio, sales de cianuro y químicos propios del procesamiento minero que se acumulan en millones de toneladas. Se trata entonces de DESASTRES ANTRÓPICOS, es decir que son atribuibles a la ACCIÓN HUMANA sobre elementos de la naturaleza y sobre la población, y que ponen en riesgo la integridad física y la vida de las comunidades. En síntesis, UN CRIMEN.
No son accidentes
Los accidentes son sucesos imprevistos, suceden de manera inesperada. Ninguna acción programada por las empresas puede considerarse imprevista o inesperada. Las empresas mineras son absolutamente responsables por los efectos que su actividad produce. Tanto es así que esos efectos están contenidos en sus propios informes aunque sea minimizándolos. Inclusive, las mismas empresas mineras apelan a algunas medidas de seguridad que siempre e inevitablemente son insuficientes. Sus consecuencias son medidas en términos económicos y en función de su rentabilidad por lo tanto NO SON IMPREVISTOS.
Son frecuentes
Los derrames de relaves mineros son mucho más frecuentes de lo que se pretende hacer creer. Solamente en la última semana se produjeron dos, uno en Chile y otro en Brasil, pero la lista es aterradora (y seguramente incompleta): México – Argentina: Neuquén –Andacollo – San Juan – Barrick – Vaca Muerta – Canadá- Bolivia – (2) – Perú – Chile– Ghana
Sus consecuencias son inconmensurables
En ocasiones, se pierden vidas en forma directa durante los derrames de relaves mineros pero las consecuencias sobre la vida humana y el medioambiente que estos confinamientos de material contaminante producen son incalculables.
La presencia de contaminantes en el suelo supone la existencia de efectos tóxicos para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Los relaves mineros y desechos industriales derramados en la superficie de los suelos y depositados en estanques o enterrados dañan mucho más y son más contaminantes que otros productos. Sus efectos nocivos en la salud son por lo tanto a corto, mediano y largo plazo.
La Organización Mundial para la Salud adopta la concepción de Salud como aquellos aspectos de la salud humana, incluida la calidad de vida, que tienen que ver con los factores ambientales físicos, químicos, biológicos, sociales y psicosociales. Así como también la evaluación, corrección, control y prevención de los factores ambientales que pueden afectar en forma directa e indirectamente la salud de las generaciones presentes y futuras.
Los medios masivos de comunicación utilizan una estrategia cosmética para tratar los temas asociados a los efectos nefastos de la megaminería y la información que transmiten sobre este tipo de catástrofe suele minimizar los hechos. Los derrames de relaves mineros arrastran en su avalancha de lodo DESECHOS TÓXICOS que inutilizan el agua y la tierra y más temprano que tarde se llevan la vida de las personas, la flora y la fauna.
Estos derrames tienen responsables directos: las empresas mineras y los gobiernos que promueven y permiten una actividad altamente contaminante y riesgosa. A la cadena de responsabilidades habrá que sumar en su justa medida a los multimedios que enmascaran la verdad.
Cuando se derraman relaves mineros no se rompe un dique o una represa, se rompe la cadena de vida.