No hay dudas de que la exposición al manganeso es la causante de los padecimientos. La evidencia es contundente, dijo el jefe de Salud Ambiental del Centro de Investigación en Salud Poblacional del estatal Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Horacio Riojas. Los hallazgos como alarmantes. Sesenta por ciento de los adultos que viven cerca de las minas presentan problemas neurológicos y temblores similares a los producidos por la enfermedad de Parkinson. En el caso de los niños que viven cerca de esas instalaciones, se comprobó que su capacidad intelectual y de aprendizaje es 20 por ciento menor a la de otros que habitan los sitios más lejanos. Fuente: Tierramerica
MÉXICO, dic (Tierramérica ) – La empresa minera mexicana Autlán sostiene que no hay evidencia de que el manganeso cause algún tipo de daño en la salud. Pero en el central estado de Hidalgo, donde explota ese metal, los adultos expuestos tiemblan como si sufrieran mal de Parkinson y los niños son menos inteligentes.
“La empresa tiene una posición escéptica (ante estudios que revelan los efectos de la intoxicación por manganeso), no cree que esté causando problemas o que tenga alguna culpa”, pero la evidencia es contundente, dijo a Tierramérica el jefe de Salud Ambiental del Centro de Investigación en Salud Poblacional del estatal Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Horacio Riojas.
Investigaciones realizadas por el INSP en zonas cercanas a los yacimientos de Autlán, repartidas en los municipios de Molango, Lolotla, Xochicoatlán y Tlanchinol, que en conjunto abarcan unos 1.000 kilómetros cuadrados y poco más de 60.000 habitantes, indican que el manganeso que se explota desde hace décadas ha causado importantes estragos sanitarios.
Allí existe una de las principales reservas mundiales de este mineral utilizado en la industria del acero, y también en los sectores de la química, el vidrio, las baterías, los fertilizantes y los medicamentos.
Con Riojas a la cabeza de un grupo interdisciplinario en el que se incluyó al estatal Instituto Nacional de Neurología, el INSP midió en la última década la presencia de manganeso en el aire y en ríos, suelos, casas y caminos cercanos a las minas, explotadas a cielo abierto y en socavones.
Entre 2002 y 2003 se tomaron muestras de sangre y de cabello a 300 personas adultas, y se les practicaron distintas pruebas médicas. En 2007 se efectuaron los mismos estudios a igual cantidad de niñas y niños de 7 a 11 años. Una parte de las muestras correspondieron a habitantes de zonas cercanas a las minas y otra a lugareños de similares condiciones de desarrollo, pero que viven alejados de los yacimientos.
Riojas describió los hallazgos como alarmantes. Sesenta por ciento de los adultos que viven cerca de las minas presentan problemas neurológicos y temblores similares a los producidos por la enfermedad de Parkinson. En el caso de los niños que viven cerca de esas instalaciones, se comprobó que su capacidad intelectual y de aprendizaje es 20 por ciento menor a la de otros que habitan los sitios más lejanos.
No hay dudas de que la exposición al manganeso es la causante de los padecimientos, indicó.
Autlán comenzó las tareas de exploración y explotación en 1960.
“Hemos tenido información de problemas, pero entiendo que la empresa minera asumió ya algunos compromisos con los habitantes y que todo está bien ahora”, dijo a Tierramérica el secretario municipal de Molango, Alejandro Dionisio, uno de los municipios afectados.
En entrevista telefónica, el funcionario indicó que la minera da trabajo y apoya a la población local con infraestructura para viviendas.
Tierramérica buscó de forma insistente a los responsables de la empresa para interrogarlos sobre esta situación y sus relaciones con las comunidades, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición.
Según Riojas, algunos vecinos del área de influencia directa de la empresa –una zona rural de 50 kilómetros cuadrados repartida entre Molango, Lolotla, Xochicoatlán y Tlanchinol– han realizado periódicas protestas por estos problemas de salud y por el bajo rendimiento agrícola, que atribuyen al manganeso.
Pero los reclamos se disiparon cuando la empresa construyó campos de deportes e infraestructura escolar y distribuyó láminas para techar viviendas, relató Riojas.
Además, la exposición al manganeso quedó relegada frente a otros problemas relacionados con la pobreza que soporta la población, añadió.
Según estudios oficiales, es elevada la marginalidad social de los municipios donde opera Autlán.
Gran parte de los resultados de las investigaciones del INSP se dieron a conocer a inicios de este mes en una reunión internacional sobre ambiente y salud celebrada en Mérida, ciudad del sudeste mexicano, por iniciativa del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo.
Las autoridades de Hidalgo, el gobierno federal del conservador Felipe Calderón y la empresa saben de esas investigaciones.
Las autoridades conocen los estudios y existe una mesa de negociación para definir qué medidas adoptar, pero no se está actuando con la celeridad que se requiere, reconoció Riojas.
Entre enero y septiembre, Autlán reportó ingresos de 315 millones de dólares. En su sitio web, no hay referencias a los problemas sanitarios del manganeso.
Un texto de ese sitio afirma que “instituciones internacionales (que no identifica) han declarado que no se conocen casos en los que el manganeso haya causado daños ambientales o que implique un riesgo al medio ambiente, y por el contrario, hay publicaciones sobre el benéfico impacto del manganeso en los suelos”.
El manganeso es un elemento que se encuentra en frutos secos, cereales y legumbres. Su ingesta en pequeñas proporciones es esencial para la formación de huesos, el funcionamiento del sistema nervioso y el metabolismo de los carbohidratos.
Pero la exposición excesiva causa una enfermedad llamada manganismo. Los síntomas son movimientos más lentos y faltos de coordinación, temblores similares a los del Parkinson, debilidad muscular y hasta esquizofrenia, afirma la Organización Mundial de la Salud.
El INSP no ha estudiado la salud de los trabajadores de la mina, pues “no ha sido parte del proyecto y sabemos que sería difícil que la empresa lo permita”, dijo Riojas.
Los análisis comenzaron en 1999 en la zona minera, a pedido de autoridades que recogieron quejas de los habitantes.
La empresa ha tomado algunas medidas en los últimos 10 años, varias sugeridas por el INSP, como no rellenar caminos comunitarios con desechos de las minas y modificar parte de la maquinaria para disminuir la emisión de manganeso.
Aun así, los estudios indican que la población sigue afectada. El INSP propone la adopción de una norma que establezca límites obligatorios de emisiones de manganeso, inexistentes hoy en México, y un control permanente para verificar su cumplimiento.
“En ningún momento proponemos que la minera cierre operaciones, tampoco los vecinos, pero queremos que produzca de forma limpia y segura”, señaló Riojas.
Si en los primeros meses de 2009 no se adoptan decisiones importantes sobre la contaminación con manganeso en Hidalgo, se presentará el caso al Consejo Nacional de Salud, que está integrado por los secretarios de salud de los 32 estados del país y por el ministro federal de la cartera sanitaria, advirtió el funcionario.
Autlán, que da empleo a 1.400 personas, afirma en su sitio web que “ha aplicado sus esfuerzos en materia ecológica de manera decidida y constante” y que “una muestra” fue “la certificación ISO 14.000 en todas las unidades y plantas de la empresa desde 1998”.
La ISO (siglas en inglés de Organización Internacional para la Estandarización) 14.000 establece parámetros de administración ambiental que las empresas pueden adoptar para ser certificadas.
* Este artículo fue publicado originalmente el 20 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.