Trabaja en un proyecto de ley para atraer a empresas; hay preocupación entre las comunidades, asambleas de vecinos y otras organizaciones sociales. Después de cuatro meses de intensas negociaciones con las provincias, el Gobierno ultima los detalles de un plan para relanzar la actividad minera en todo el país. La intención de la Casa Rosada, en una tendencia que todos los gobiernos compartieron hasta el presente, es multiplicar los proyectos y duplicar las inversiones en el sector para que la Argentina se convierta en una potencia regional en ese rubro. El agua, las economías regionales, las arcas fiscales y el territorio en serio riesgo por el comprobado saqueo y la indudable contaminación que acarrea la actividad minera a gran escala.
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Fuente: La Nación
La herramienta central de esta política -considerada estratégica por el presidente Mauricio Macri y por el ministro de Energía, Juan José Aranguren- es un proyecto de ley para establecer un nuevo Acuerdo Federal Minero. Apunta a homogeneizar las legislaciones nacional y provinciales, para darles estabilidad impositiva a los inversores, evitar conflictos con los gobiernos locales y lograr el respaldo de las comunidades donde se desarrolle la actividad. Es algo similar a lo que hizo el gobierno anterior con la actividad petrolera.
La meta es alcanzar en los próximos ocho años inversiones por US$ 25.000 millones. Es más del doble que los US$ 10.000 millones registrados entre 2007 y 2015, pero mucho menos que lo invertido en ese tiempo en Chile (US$ 80.000 millones) y Perú (US$ 52.000 millones).
El plan enfrenta un gran escollo: el rechazo de las organizaciones ambientalistas, en estado de alerta ante la posibilidad de que la minería siga avanzando sobre áreas protegidas por la ley de glaciares.
Descubrieron que el Poder Ejecutivo prepara un decreto de reglamentación de la ley que podría flexibilizar los estudios destinados a delimitar las zonas prohibidas para la actividad minera. De hecho, dos tercios del monto de inversiones previsto hasta 2024 corresponden a emprendimientos con conflictos potenciales con la ley de glaciares (de lo que se informa por separado).
En cambio, los defensores de la iniciativa -impulsada por el secretario de Minería, Daniel Meilán- sostienen que se protegerá el ambiente y hacen foco principalmente en el enorme beneficio económico que podría traer consigo un eventual boom de la minería.
Los puestos de trabajo de la actividad, que en 2016 superaron los 80.000, entre empleos directos e indirectos, podrían multiplicarse, prometen los promotores del proyecto. La Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) aspira a alcanzar 130.000 puestos de trabajo para 2021.
Todavía con resistencia firme de algunas provincias, como Chubut, el proyecto para un nuevo acuerdo federal ya superó la instancia del Consejo Federal de Minería (Cofemin), integrado por representantes de todos los distritos. Tras una última ronda de negociaciones con los gobernadores, prevista para la semana que viene, será enviado al Congreso.
La idea de la Casa Rosada es que empiece a discutirse a partir de la reapertura de las sesiones ordinarias, el 1° de marzo.
“Estamos trabajando contra reloj. Necesitamos que salga rápido para aprovechar el viento a favor que sopla en la actividad, después de haber levantado el cepo cambiario y eliminado las retenciones”, dijo a LA NACION el presidente de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados, Eduardo Cáceres (Pro-San Juan).
El oficialismo parlamentario ya inició conversaciones con el sector más moderado de la oposición. Por tratarse de una ley-acuerdo, su texto puede ser aprobado o rechazado, pero no modificado. Después debe ser ratificado por las legislaturas provinciales.
La cuestión ambiental y el saqueo
El debate encenderá la polémica. Sobre todo por la cuestión ambiental. La ley de glaciares no es una norma turística. El ambiente glaciar y el periglaciar son considerados un reservorio estratégico de agua para el país.
En atención a esa resistencia, el borrador de la iniciativa, que ya circula entre diputados y senadores, hace hincapié en la factibilidad social de la actividad.
Entre las premisas de acuerdo se afirma que la política minera deberá incluir “mayores beneficios para las comunidades en las zonas” donde se desarrollan los proyectos de extracción, “mayor participación en los ingresos a las provincias” y “altos estándares de gestión y control ambiental”.
Respecto de este último punto, se dispone la creación de un equipo consultivo, con autonomía funcional e integrado por técnicos de “reconocida trayectoria”, con el objetivo de “generar y promover la adopción de las mejores políticas de la gestión ambiental minera”, entre otras cosas.
Para el desarrollo de las comunidades locales se propone crear un programa que capacite de manera anticipada a los pobladores para que puedan dar respuesta a las demandas productivas de las empresas mineras, tanto en la captación de empleos como en la contratación de servicios.
El proyecto tiene un apartado destinado al “empleo local”. Pero no se establecen cuotas mínimas, como se decidió el año pasado en la ley de inversión privada para el desarrollo de la obra pública. Se dispone, en cambio, “adoptar medidas de promoción tendientes a hacer atractiva a los empleadores la contratación” de trabajadores autóctonos. Respecto de los proveedores locales, se establece que “a igualdad de condiciones, en precios y plazos, tendrán preferencia” en las compras de las empresas mineras.
Otro capítulo importante es el impositivo. El acuerdo establece que las provincias no podrán cobrar más del 3% de regalías sobre el importe total de los ingresos de las empresas y que no se podrá aumentar el canon, fijado cada dos años por la Secretaría de Minería, mientras un emprendimiento minero se encuentre en actividad.
El proyecto se propone también garantizar un régimen promocional de inversiones y regular el funcionamiento de las empresas públicas provinciales, para evitar que compitan con ventaja respecto de las firmas privadas.
“El acuerdo perjudica a las provincias y el único beneficio sería para las empresas”, se quejó en diciembre el secretario de Minería de Santa Cruz, Guillermo Bilardo.
Consultado por LA NACION, el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, recordó que en su provincia está prohibida la megaminería a cielo abierto y anticipó que sólo estaría dispuesto a revertir esa situación “si así lo decide el pueblo de Chubut, por medio de un plebiscito”. El debate se anticipa intenso en una provincia cuya población hace más de trece años que rechaza la “salida minera” y remarca la necesidad de un modelo productivo sin contaminación ni saqueo. Las asambleas chubutenses presentaron un proyecto de ley por el mecanismo constitucional de Iniciativa Popular para extender la prohición a la minería subterránea y a la minerales radioactivos, protegiendo los acuíferos y las actividades verdaderamente productivas.
Claves de un proyecto que promete generar polémica
Plan minero
Tras varios meses de negociaciones con las provincias, el Gobierno ultima los detalles de un plan para relanzar la actividad minera en todo el país con la intención de multiplicar los proyectos en operaciones y duplicar las inversiones en el sector
Acuerdo federal
La herramienta central de esta política, considerada estratégica por el presidente Mauricio Macri y por el ministro de Energía, Juan José Aranguren, será la firma de un “Nuevo Acuerdo Federal Minero”, el cual espera ser sancionado mediante un proyecto que el Gobierno enviará en las próximas semanas al Congreso
Unificar legislaciones
El acuerdo comprenderá una homogeneización de las legislaciones provinciales y la ley nacional en materia minera, para garantizar estabilidad impositiva a las empresas que inviertan en el país y lograr el respaldo de las comunidades vecinas a los emprendimientos
Duplicar inversiones
La meta es alcanzar en los próximos ocho años inversiones por US$ 25.000 millones. Es más del doble que los US$ 10.000 millones registrados entre 2007 y 2015, pero todavía mucho menos que lo invertido en los últimos ocho años en Chile (US$ 80.000 millones) y Perú (US$ 52.000 millones), las dos potencias mineras de América latina
Nuevos empleos
Los puestos de trabajo de la actividad, que en 2016 superaron los 80.000 entre empleos directos e indirectos, también podrían multiplicarse, prometen los promotores del proyecto. La Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) aspira a alcanzar los 130.000 puestos de trabajo para 2021
Rechazo social
El plan enfrenta un gran escollo: el rechazo de organizaciones sociales y comunidades locales, en estado de alerta ante la posibilidad de que la minería siga avanzando sobre áreas protegidas por la ley de glaciares.
Además, subyace el marco fiscal y arancelario que brinda desmesurados beneficios las empresas que ninguan otra actividad posee.
Las organizaciones argumentan que el Poder Ejecutivo prepara un decreto de reglamentación de la ley, que podría flexibilizar los estudios destinados a delimitar las zonas prohibidas para la actividad minera.