Argentina tiene un potencial geológico que no ha utilizado en su totalidad. Podría ser uno de los 10 países mineros más grandes del mundo pero nunca se ha decidido a apostar por esta industria. La historia del país ha favorecido el desarrollo de otras actividades económicas, como la agroindustria, y ha postergado la explotación de las riquezas mineras que yacen en la cordillera de Los Andes y otras áreas del extenso territorio argentino

 Un fuerte impulso político en favor de la minería pareció cambiar esta tendencia en los años noventa, pero diversos cambios en este aspecto a lo largo de los años han mermado la estabilidad que la industria minera necesita más que ninguna otra. En efecto, las inversiones mineras son muy elevadas y de alto riesgo, por lo que requieren certeza en las condiciones políticas, económicas y jurídicas, que garanticen la recuperación de las cuantiosas inversiones.

El ambiente para la minería en Argentina se fue deteriorando crecientemente, en especial con medidas como las retenciones a las exportaciones, tratamientos diferenciados en el tipo de cambio, impedimentos para la repatriación de divisas y la dificultad para utilizar insumos importados. Estos elementos dificultan la actividad minera y desalientan la decisión de inversión de potenciales interesados y por tanto debieran ir modificándose si Argentina desea un mayor desarrollo de la minería. En el corto plazo, Argentina podría ver reactivados algunos proyectos que no se han podido llevar adelante hasta ahora y, en el mediano y largo plazo, podría observar un aumento en la inversión de exploración y luego explotación, siempre que sea capaz de mantener un marco de políticas públicas consistentes en el tiempo, es decir, más allá del gobierno de Macri.

El nuevo gobierno parece convencido del aporte de la minería al desarrollo y apunta a que ésta juegue un rol importante especialmente en provincias del noroeste, permitiéndoles una mayor retención de los impuestos derivados de la explotación minera. A esta visión favorable de la minería se contrapone la visión negativa propugnada especialmente por movimientos ambientalistas que la critican tildándola de actividad extractivista. Es imprescindible que se avance hacia un mayor conocimiento de la minería en Argentina de forma tal que la población pueda realizar una evaluación objetiva entre los pros y contras de esta actividad. El debate ideológico sobre la minería solo conduce a decisiones irracionales y sirve a los intereses de unos pocos.

Otro aspecto muy relevante para la minería en Argentina es que se avance hacia una armonización de las políticas públicas a nivel federal y provincial. Una mayor homogeneidad ayudaría a proyectar una imagen de estabilidad que sería útil en el fortalecimiento de la identidad minera del país en el exterior.

Por último, cabe mencionar que el tratado minero binacional entre Argentina y Chile es el primero de esta condición en el mundo, pero hasta ahora no se ha logrado concretar ningún proyecto en la frontera. Podría ser esta la hora de reimpulsarlo como herramienta de integración y cooperación.