No tiene sentido que Nasdaq señale a Goldcorp como una de las 100 mejores compañías del mundo por sus prácticas sostenibles, ni que el Índice de Sostenibilidad Dow Jones volviera a integrar a Goldcorp en 2012, después de eliminarla por violaciones a los derechos humanos y contaminación ambiental en las comunidades afectadas de Centroamérica. Exigimos la cancelación de las licencias otorgadas a Goldcorp y justicia por las afectaciones de sus megaproyectos mineros en Honduras, Guatemala y México. En lugar de hablar de Responsabilidad Social Corporativa mejor hablemos de ¡Rendición de Cuentas Corporativa!
Acción de denuncia: GoldCorp no merece premios, exigimos justicia
Exigimos a la empresa canadiense GoldCorp Inc. una Rendición de Cuentas Corporativas por los daños a la salud y el ambiente que sus minas provocan en nuestros territorios así como a las respectivas autoridades gubernamentales y no gubernamentales la anulación de los “premios” que han otorgado a la compañía.
GOLDCORP ¡ME ENFERMA!
¡La Sociedad está Harta de Tanta Simulación!
GOLDCORP NO MERECE UNO SÓLO DE LOS
PREMIOS QUE LE HAN OTORGADO
CONTRA GOLDCORP INC. EXIJAMOS JUSTICIA
A los accionistas de la Goldcorp.
A los gobiernos de Canadá, Estados Unidos, Honduras, Guatemala y México.
A la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA)/México.
Al Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI).
A la Alianza para la Responsabilidad Social Empresarial (ALIARSE).
A la Cámara Minera de México (CAMIMEX).
A la Opinión Pública nacional e internacional.
Este 1ro de Mayo de 2014 los accionistas de la Goldcorp llevarían a cabo su reunión anual en la cual, una vez más, adularán la simulación y engordarán sus mentiras en torno a los diferentes proyectos de extracción que tienen en las Américas, mientras las comunidades y pueblos indígenas y campesinos sufren las graves consecuencias que este modelo extractivo minero que ha ocasionado en sus vidas, salud, cultura y naturaleza.
Cientos de testimonios, evidencias científicas, denuncias ante tribunales, reportajes y pruebas de laboratorios demuestran cómo esta empresa violenta y viola recurrentemente derechos humanos de pueblos y comunidades:
Derecho Humano al Agua y al Saneamiento: no les importa el uso de millones de litros de agua, su contaminación y el secado de fuentes alternas; Derecho a un Ambiente Sano y Saludable: no les importa que personas y animales consuman agua y respiren polvo lleno de metales pesados tóxicos a la salud y al medio ambiente; Derecho a la Salud: no les importan las quejas de la población de Honduras, Guatemala y México en donde se han observado un incremento de enfermedades respiratorias de la piel desde que se han instalado las operaciones mineras de Goldcorp. No les importa tampoco que cada año aumente los registros de niños y niñas que fallecen por abortos espontáneos o los que nacen con deformaciones físicas ni los que viven en condiciones de debilidad debido a nacimientos prematuros, situaciones todas estas que pueden ser ligadas a los efectos generados por el agua y el aire contaminados con metales pesados.
La destrucción ambiental es tal que por cada onza de oro que se extrae de las entrañas de la tierra, se generan como 79 toneladas de desechos. Sus megaproyectos deforestan, matan la biodiversidad, destruyen monumentos arqueológicos, lugares sagrados para la espiritualidad de los pueblos indígenas, violentan decretos de protección ambiental y de conservación de alta biodiversidad, empobrecen a las comunidades en donde se instalan. El trato con el que se dirigen hacia las poblaciones está lleno de recurrentes acciones de discriminación, maltrato y malas condiciones laborales para los trabajadores, mismas que han derivado en muertes por accidentes o explosiones sin control o despidos injustificados cuando éstos presentan problemas de salud ocasionados por trabajar en la mina.
En definitiva, sin pudor alguno GoldCorp viola leyes nacionales e internacionales en materia de derechos humanos como medio ambiente, salud, laboral, agraria; acapara tierras ilegalmente y se mantiene en la impunidad pese a resoluciones judiciales en su contra; incumple cláusulas de los convenios que establece con las comunidades; vulnera derechos colectivos cuando perniciosamente evade y evita los procesos de consulta previa, libre, informada y culturalmente adecuada, dejando en indefensión a la población que toma decisiones sin información oportuna, relevante y fidedigna; como colofón, amenaza, intimida, criminaliza y divide a comunidades y pueblos opositores.
Para el caso de la Mina Marlin en Guatemala, en 2010 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó al gobierno nacional suspender las operaciones de la mina por los daños inminentes a dieciocho comunidades indígenas aledañas (más información aquí, aquí y aquí). Para el caso de Valle de Siria en Honduras, los daños a la salud ocasionados por la Goldcorp son terribles y estudios médicos lo demuestran: aumento de la mortalidad infantil, problemas respiratorios, en ojos y piel, deformaciones físicas (ver más información aquí y aquí).
Pese a todas las evidencias expuestas y sus consecuencias devastadoras los gobiernos, incluyendo el canadiense a través de sus embajadas, así como instituciones empresariales, financieras y otras empresas mineras, pretenden mantener la simulación ofertando un falso rostro de “seguridad” a la opinión pública para favorecer el negocio de esta empresa dorada.
Por eso, frente a lo expuesto no entendemos por qué el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) y la Alianza para la Responsabilidad Empresarial han otorgado durante seis años consecutivos el Premio de “Responsabilidad Social Corporativa” (RSC) a GoldCorp por una supuesta conducta ética adecuada, administración ambiental y compromiso con la comunidad. Hay pruebas abrumadoras que muestran justo todo lo contrario: tribunales mexicanos han ordenado a Goldcorp que devuelva tierras ocupadas por la compra ilegal de tierras de Mazapil, Zacatecas y Carrizalillo, Guerrero.
Tampoco entendemos por qué se ostenta como una empresa “verde y sustentable” de tal manera que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) le ha concedido el “Certificado de Aire Limpio” cuando las detonaciones y el polvo cubren con peligrosos metales pesados casas, plantíos, viviendas y se introduce por boca, piel y nariz en los pobladores de Carrizalillo en México.
Mucho más incomprensible aún es el hecho de que 7 de sus minas disponen de un certificado por su cumplimiento con el “Código Internacional de Manejo del Cianuro” al tiempo en que se rompen piletas de lixiviación en sus proyectos mineros, tal como ha sucedido en Carrizalillo, México en donde han fallecido dos personas debido a intoxicación por este peligroso componente. Ni se comprende porque la Cámara Minera de México le ha entregado en años atrás a la mina “Los Filos” su galardón anual “Premio Casco de Plata” en reconocimiento por su supuesto excelente historial en seguridad, cuando hay trabajadores muertos por explosiones, accidentes y enfermedades.
Ante todo esto, tampoco tiene sentido que Nasdaq reconociera en el Índice OMX CRD de Sostenibilidad Global a Goldcorp como una de las 100 mejores compañías del mundo por sus prácticas sostenibles, ni que el Índice de Sostenibilidad Norteamericano Dow Jones volviera a integrar a Goldcorp a su índice en 2012, después de eliminarla por violaciones a los derechos humanos y evidencias de contaminación ambiental en las comunidades afectadas de Centroamérica, sin que hayan sido resueltos estos problemas.
Por todo lo anterior demandamos y exigimos justicia para que las instituciones rectifiquen y retiren los premios otorgados a esta corporación minera.
Exigimos la cancelación de las licencias otorgadas a Goldcorp y justicia por las afectaciones de sus megaproyectos mineros en Honduras, Guatemala y México. En lugar de hablar de Responsabilidad Social Corporativa mejor hablemos de ¡Rendición de Cuentas Corporativa!
¡La Sociedad está Harta de Tanta Simulación! Y POR ELLO,
“GOLDCORP ¡ME ENFERMA!”