La Asociación de Apicultores de la Comarca Los Alerces sostieene que “Por medio de la presente nota queremos hacer llegar nuestro más firme rechazo a las actividades mineras que resulten ser destructivas del paisaje y contaminantes de suelos, aguas y/o que afecten la vegetación y la fauna de una región y perjudique de una u otra forma al conjunto social presente y futuro.”
20/06/2012.
Por Vicente Táboas, Presidente de la Asociación de Apicultores de la Comarca Los Alerces
Señores:
Asamblea de vecinos autoconvocados de Esquel por el No a la Mina ESQUEL
De nuestra mayor consideración:
Por medio de la presente nota queremos hacer llegar nuestro más firme rechazo a las actividades mineras que resulten ser destructivas del paisaje y contaminantes de suelos, aguas y/o que afecten la vegetación y la fauna de una región y perjudique de una u otra forma al conjunto social presente y futuro.
Este es el caso de las actividades mineras que desde hace una década se quiere instrumentar en la zona de Esquel. A quienes pretenden ignorar los resultados del plebiscito de 2003 donde el 81% de los votantes rechazó estos megaemprendimientos, les recordamos que esta actividad minera no es una actividad sustentable. La Sustentabilidad de cualquier emprendimiento debe reunir tres condiciones: 1) ser económicamente rentable, 2) que no provoquen daños ambientales ya sea de carácter físico, químico o biológico y 3) que tengan equidad social.
Lo primero, lo de ser económicamente rentable, con absoluta seguridad lo es para las empresas que llevan a cabo el emprendimiento. A los altos precios que obtienen por sus productos se debe tener en cuenta que nuestra provincia cobraría un magro 3% de regalías y el país, a su vez, debe reintegrar a la empresa un 5% por exportación desde puertos patagónicos. Esto significa que además de llevarse el mineral (el oro en este caso) el país les paga un 2% para que lo hagan. Queda claro que desde el punto de vista de la Sustentabilidad, la rentabilidad queda reducida a uno solo de los actores, la empresa.
Desde el punto de vista ambiental y ecológico, la megaminería es destructiva del paisaje, un recurso aprovechable por la comunidad; es, asimismo, contaminante con los productos que utilizan y éstas son contaminaciones a perpetuidad como es el caso de la contaminación con cianuro que se utiliza en la extracción de oro. La megaminería también es demandante de grandes necesidades de energía y de enormes volúmenes de agua por períodos largos de tiempo. Energía y agua son dos recursos escasos en nuestro país y más en nuestra región. También es responsable de drenajes ácidos que terminan contaminando las napas de agua como, asimismo, de generar material residual (escombros, restos minerales, etc). Del pasivo ambiental que deja la megaminería posteriormente debe hacerse cargo toda la sociedad. La empresa explota, agota el recurso y se va dejando un pasivo ambiental que posteriormente tiene que ser resuelto por las mismas comunidades, municipios o gobiernos con sus propios recursos.
La equidad social también se ve afectada ya que los pocos -en relación al conjunto social- que obtienen empleo en estas mineras desequilibran el comercio encareciendo innecesariamente los productos de la canasta familiar. Esto sucede porque los precios, en una localidad cautiva de la megaminería, se regulan en función del nivel de salarios que posee sólo un pequeño sector de la población.
Debemos aclarar que no nos oponemos a la Minería en general ya que sería absurdo, pero por las razones expuestas, reiteramos nuestro rechazo a toda la actividad minera que reúna las condiciones citadas haciendo que esos proyectos no resulten sustentables y comprometan seriamente a las generaciones futuras y a la habitabilidad del territorio.
Sin otro particular, hacemos propicia la oportunidad para saludarlos muy atte.