Las recientes elecciones cambiaron el signo partidario del nuevo gobierno en la provincia de San Juan, bastión del peronismo extractivista. Al sector minero no le afecta y ya señala los lineamientos a seguir: “establecer condiciones adecuadas en coordinación con la Nación para hacer realidad las tan anunciadas inversiones en los proyectos de cobre que son los que harán de San Juan una provincia minera en vez de una provincia con minería”. Así lo manifiesta Horacio Puigdomenech, Geólogo, Integrante del Grupo Sarmiento al que también pertenecen Silvio Augusto Pastore y el ex diputado Mario Osvaldo Capello.
La minería de oro en San Juan se encuentra ante un panorama de crisis dado que de las tres minas que produjeron el “boom minero” una está no operativa -Casposo- otra en etapa de aproximación al cierre -Gualcamayo- y la tercera, -Veladero-, con perspectivas de cerrar en los próximos años y en franca declinación de su producción.
La apuesta entonces es por el cobre, y los proyectos de cobre son Josemaría, Pachón, Los Azules, Altar, Filo del Sol “y algún otro que seguramente, y como lo marca la experiencia internacional, aparecerá como resultado de los esfuerzos de exploración en los distritos conocidos”, afirman y la pregunta que se formulan es ¿Qué debe hacer el nuevo gobierno para concretar la tal vez única salida de desarrollo económico y social?
Las propuestas no modifican los históricos espejitos de colores que el sector minero ofrece: “Necesitamos de racionalidad y sentido común para posibilitar en el menor tiempo posible la puesta en marcha de operaciones que dispararían importantes beneficios” dicen, “se impone modificar creencias, entender sobre el funcionamiento de los mercados de minerales”, “ Que se haga en un marco de transparencia en la autoridad de aplicación, profesionalismo en los sistemas de control, y una disposición en función de los desafíos sociales más urgentes de cada provincia en el destino dado a las regalías mineras”. Discursos más que conocidos. Y reiteran la necesidad de concretar la Alianza entre la Minería y el Agua como propuso el Grupo Sarmiento en virtud de la cual “la totalidad de los extraordinarios que provienen de las regalías mineras y entran a las arcas del tesoro provincial, sean asignados también de manera extraordinaria hasta que se resuelva la modernización definitiva del actual riego agrícola de la provincia” como si ello fuera posible en términos de vida.
En términos extractivos la propuesta resultaría en el reaseguro del agua para las explotaciones a la que pueden sumar un interesante beneficio: San Juan tiene otro rubro minero perspectivas de crecimiento: la producción de cales.
Empresas productoras sanjuaninas con la más avanzada tecnología producen cales de altísima calidad que hoy exportan para la industria chilena del cobre. Para abastecer una producción proyectada de carbonato de litio (LCE) de 200.000 toneladas al 2026, (hoy 33.000 tn), se necesitarán unas 600.000 toneladas de la mejor cal para producir LCE grado batería.
Incentivar la producción de cobre se da en el marco del Acuerdo de Paris de fines del 2015 que disparó la demanda de lo que se denominó “Minerales Críticos”. El sector minero afirma que para iniciarlo en San Juan se debe entender sobre el funcionamiento de los mercados de minerales y que el panorama global es que ya no es la misma minería de hace unos años atrás. Las innovaciones tecnológicas obligan a los gobiernos a una modernización y actualización imprescindibles para optimizar los factores de competitividad. Léase, beneficios para las corporaciones.
Fuente: Minería y desarrollo