Como organización de Rio Negro queremos manifestar nuestra postura sobre las expresiones del gobernador electo Soria con respecto a su intención de permitir la megaminería en la provincia pese a la existencia de una ley que la limita.

Por Piuke

28/10/2011. El trillado argumento de contraponer meganegocios contaminantes al hambre de los pibes es falaz. Si el señor Soria quiere garantizar el derecho a la alimentación de toda la población -meta que sin duda compartimos y reclamamos al Estado alcanzar- debería generar políticas para nuestros productores, para producir desde economías más justas y ambientalmente saludables.

La ley que tiene por objetivo proteger los sistemas sostenedores de la vida y que es expresión de la lucha y resistencia de vecinos y organizaciones de cada pueblo de la región, de comunidades rurales y de pueblos originarios, es la manifestación de un modelo que resiste a la concentración de la Tierra y a la solución extractivista y colonial que pone en riesgo el agua, el agua para beber, el agua para la producción y para mantener con vida a los pibes que debemos cuidar, los pibes que tienen hambre.

Comunidades que mantienen un patrón de desarrollo humano definido sin haber sacrificado su cultura y que se quieren quedar en el territorio.

El éxodo rural que causaría el reemplazo del modelo actual por el minero sólo beneficiaría a una cúpula de poder y a corporaciones asociadas como en los conocidos feudos provinciales que propician el saqueo y la contaminación.

El gobernador electo no puede desconocer el escenario del desaforado despliegue de las inversiones mineras ni en Argentina ni a nivel mundial. Igual que Saiz, no será gran mérito ni esfuerzo de su próxima gestión “atraer” o “promover” estas inversiones: éstas acechan detrás de la puerta, a la espera de nuevos y más territorios.

Cualquier estudiante, cualquier pobladora rural, cualquier pequeño productor, saben lo que significa disputar el suelo el agua o la riqueza a estas corporaciones mineras. Transnacionales que explotan bienes comunes, cueste lo que cueste, caiga quien caiga, se tengan que impactar glaciares, la salud de chicos, trabajadores y vecinos y vecinas, las actividades productivas o turísticas de un lugar, entre muchos otros aspectos.

El oro no se come y el único hambre que van a saciar estos meganegocios es el de las corporaciones que los llevan adelante y que contaminan el agua por el uso del cianuro en su ciclo extractivo y por los drenajes ácidos que genera.

Si Soria propuso para Río Negro desarrollar un proyecto nacional y popular, debería poder explicar cómo podrá lograrlo haciendo alianzas con estos sectores.

Las mineras están invirtiendo parte de sus ganancias en publicidades sobre “minería responsable”, en donaciones de toda índole a pueblos y personas bastante abandonados por los Estados municipales y provinciales, aunque esto no implique abandonar prácticas de corrupción, presiones para obtener más beneficios impositivos, ocultamiento de información y persecución a los movimientos sociales que se les oponen.

Dado esto, corremos el riesgo de quedar nuevamente atrapados por situaciones de emergencia climática, falta de inversiones públicas y falta de trabajo

Los conflictos socioambientales generados por este modelo de minería siguen siendo una de las principales disputas políticas a lo largo de toda la cordillera, en el norte, en el centro y en el sur del país. Río Negro también ha puesto un límite a este saqueo y esta grave contaminación y destrucción ambiental: la ley provincial de prohibición de uso de cianuro y otras sustancias tóxicas en actividades mineras es una conquista social importantísima, que como tal, no se gestó ni se sostiene desde un determinado partido político, a cargo o no del gobierno.

Seguramente el gobernador electo no estaría abriendo las puertas a un proceso de desarrollo económico genuino.

Nos preocupa que esté abriendo un nuevo enfrentamiento y una creciente movilización social para defender nuestros derechos, nuestros bienes comunes fundamentales como el aire, el agua, el suelo, y nuestra soberanía territorial.

En Río Negro, EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO, gobierne quien gobierne.

Piuké-Bariloche