GENERAL ALVEAR, Mendoza (De un enviado especial de LA NACION).- Grandes, pequeños y medianos productores de Cuyo y del NOA ven con preocupación el futuro. La creciente llegada de empresas dispuestas a explorar las montañas en busca de metales los inquieta. Temen perder el agua que hoy mantiene en pie todo el sistema productivo de la región. Advierten que sin agua no hay futuro.
“Hoy contamos con la seguridad de tener agua pura y no la queremos perder porque para nosotros es un bien fundamental. Sabemos que si Alvear de un momento a otro pasa a tener sus aguas contaminadas en 10 años es un pueblo fantasma”, dice a LA NACION Luis Escartin. La empresa familiar que su abuelo levantó hace 30 años, Frutas Escartin, tiene una producción propia de unos 3,5 millones de kilos de frutas (duraznos, ciruelas, damascos, peras y uvas para vinificar). El 60% se exporta a Brasil, Inglaterra, Irlanda, Francia y España, entre otros países. “Todos los mercados que ganamos se pueden perder si no se toman medidas drásticas”, asegura Luis.
En el sur mendocino se encuentran en las etapas previas a la producción los proyectos metalíferos Anchoris; La Cabeza, y Minera Chapleau Argentina. A ellos se suma la intención de la Comisión Nacional de Energía Atómica de reabrir Sierra Pintada, una mina de uranio.
“Este tipo de minería es incompatible con la actividad rural. En Mendoza dependemos de los recursos hídricos, por esto debemos hacernos fuertes en su defensa”, asegura Adolfo Nieto, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear. En el mismo sentido, Graciela Martín de Carbó, ganadera, explica que en la lucha participan los productores junto con comerciantes y vecinos, “no somos loquitos ambientalistas como nos suelen tildar, es el pueblo el que se pone al frente de la lucha, justamente porque no queremos dejar de ser productores, es nuestra vida”.
El presidente de la Sociedad Rural de San Rafael, Daniel Rodríguez, señala que no hay que perder de vista “que estamos en una zona sísmica. Nadie garantiza que las piletas donde depositan las desechos no vayan a sufrir ningún daño durante un sismo”.
En San Juan, el presidente de la Asociación de Viñateros Independientes, Juan José Ramos, dice: “Los productores tenemos un derecho a riego. Ese derecho está distribuido entre todos los productores y ya no hay más cupos. Incluso siempre estamos quejosos porque con lo que tenemos no nos alcanza. Pero frente a este panorama nos encontramos con estas minas que van a necesitar agua en cantidad”. En la provincia ya está operando la mina Veladero (oro), de Barrick Gold.
“Acá la actividad minera es sustitutiva de la agropecuaria, no es posible compatibilizar ambas actividades”, dice Héctor Yansón, agricultor de la localidad de Tamberías, en el municipio de Calingasta. Y Agrega: “¿Qué nos quedará cuando las empresas se vayan, una vez agotados los minerales que vinieron a buscar?”
“El Famatina no se toca”
En el valle de Famatina, en La Rioja, el visitante enseguida toma contacto con la categórica elección del pueblo: “El Famatina no se toca” se lee en varios murales pintados en las calles del pueblo. “La poca agua que tenemos en la zona no alcanza para regar las fincas “, dice Germán Díaz Moreno, quien junto a sus padres y a su esposa, Analía Oviedo, producen nueces, duraznos y ciruelas. El productor cuenta que el turno de agua para regar lo tienen cada 20/25 días, pero que en las épocas de menor caudal ese turno se extiende hasta los 30 días. “Sin embargo la minera tendrá acceso al agua de manera constante, para ellos no hay turnos”, se queja.
En Famatina la firma Barrick Gold planeaba explotar un yacimiento de oro. Sin embargo, la férrea negativa de la comunidad de este municipio, de Chilecito y de varias localidades vecinas movió al gobierno provincial a dictar una ley que prohíbe la minería a cielo abierto que utilice cianuro y otros productos contaminantes.
En lo que respecta a la megaminería metalífera, es en Catamarca donde se dio el puntapié inicial, con la apertura en 1997 de Minera Alumbrera (cobre y oro), de la firma suiza Xstrata.
En el municipio catamarqueño de Santa María, próximo a la Alumbrera, Mario Yapura y su familia padecen la falta de agua. “En los últimos cinco años ya no tenemos nada del agua que nos sabía entregar el río Santa María”, cuenta. El productor relata que en su campo lo que uno sembraba crecía. “En sus mejores momentos en estas tierras producíamos pimientos, tomates, maíz y alfalfa; pero ahora mírelo como está. La familia se va yendo porque no se puede trabajar”, dice.
A su lado, su hijo Germán cuenta que el año pasado sembró un lote con pimiento pensando que podría mantenerlo con el agua de lluvias que recargan el río. “Nada, no hemos sacado nada. Para colmo en enero se rompió el pozo del que obteníamos agua”, lamenta. “Mire qué va a hacer la juventud. Yo ya tengo que quedarme aquí, pero ellos no se qué rumbo van a tomar. Le gusta la agricultura, pero qué hacemos sólo con que le guste; tenemos las herramientas para trabajar, pero no tenemos el agua”, explica don Mario.
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Dentras del ruido del oro /van los maulas como hacienda /no hay flojo que no se venda /por una sucia moneda /mas, siempre en mi tierra queda /gauchaje que la defienda , Coplas del Payador Perseguido, de Atahualpa Yupanqui.
Sábado 1 de setiembre de 2007 | Publicado en la Edición impresa de LA NACION