Entrevista al sacerdote Omar Quinteros, uno de los 35 ciudadanos procesados desde junio pasado presuntamente por irrumpir en un campamento minero y agredir a los trabajadores y personal técnico de la empresa minera Midais, de origen salteño, y que busca la explotación aurífera en el cordón del Famatina, en La Rioja.
Fuente: Semanario Preguntas
El padre Omar Quinteros nació en Cura Brochero, Córdoba en 1960. Hace ocho años que es párroco en Famatina y desde ese mismo momento se puso a trabajar con los vecinos por sus reclamos contra la megaminería.
La historia se repite en La Rioja como en tiempos del obispo Enrique Angelelli en la década de 1960 y 1970. El poder provincial encabezado por kirchnerista Beder Herrera quiere lejos al cura. Y hasta algunos sectores sociales de Chilecito y Famatina aducen violencia verbal y física de parte del prelado para con los propios “hombres y mujeres” de la Iglesia. Algo similar le había sucedido a fray Antonio Puigjané en 1973 cuando fue expulsado de Anillaco junto con Angelelli por los hombres y mujeres de la sociedad local acusados de “comunistas”. Hoy, tamaño adjetivo parece perimido pero en su reemplazo corre la “discriminación”, el “carácter autoritario” y hasta la “intolerancia caprichosa” para atacarlo. La diputada oficialista Adriana Olima, incluso compite con las formas que tenían los militares de la base de Chamical en 1976 quienes acusaban a Angelelli de “usar el púlpito no para hablar de Dios sino para hacer política”. Esas mismas palabras fueron usadas por la legisladora cuando acusó al cura Quinteros por sus palabras en la misa de las fiestas patronales de San Pedro en Famatina. El poder feudal en La Rioja parecer nacer también de las urnas.
Está con los vecinos, pero el poder político lo tiene en la mira. Sus superiores en la Iglesia Católica tampoco lo tienen como un hijo dilecto a partir de su compromiso antiminero.
-¿Cómo le fue con el obispo?
– El presbiterio me apoyó. Los sacerdotes de la provincia emitieron un comunicado apoyando la lucha del pueblo de Famatina contra la minería, pero me sentí sólo de parte del obispo Rodríguez.
-¿Hubo sanciones?
-No, pero el obispo Rodríguez era un hombre que prefería cultivar sus relaciones con el poder. De todos modos a su manera me defendió cuando el gobernador le pidió en 2013 que me sacara de la parroquia y me trasladara. ¿Alguna vez te pedí que pusieras o sacaras a un ministro?, le preguntó a Beder Herrera. Fue una forma de preservarme y de preservarse. De todos modos Rodríguez era un hombre que apoyaba la minería. Al final antes de irse declaró a los medios que apoyaba la minería responsable.
-Termino que nunca queda bien definido. Ni las propias empresas mineras han podido definir que implica hablar de “minería responsable”
-Es cierto, pero ahora mismo acá en Famatina después de nuestras denuncias, quedó una especie de campamento de guardia con algunos trabajadores que se dedican al trabajo artesanal de extraer rocas y arenas y después vienen las camionetas y se llevan todo a Salta donde hacen la limpieza de los minerales para sacar el oro. Como no utilizan el agua del Famatina, dicen que eso es la minería responsable. Pero la usan en Salta. Nosotros creemos que son estrategias para empezar a entrar en la zona y después terminar destruyendo el Famatina y su paisaje.
–¿Cómo le fue con el nuevo obispo?
-Ya hace unos meses que llegó el nuevo obispo diocesano, Monseñor Marcelo Colombo y mantengo una relación cordial, me siento acompañado porque él también apoya las decisiones de la población de no querer la megaminería aquí. Le pedí el traslado a La Rioja capital porque ya llevo ocho años aquí, estoy excedido en dos años en el tiempo de permanencia en una parroquia, pero por ahora seguiré aquí. No hay sacerdotes y no me puedo ir dejando todo esto así.
-Y con la justicia tiene las de perder por lo que se vé…
-Desde 2013 me han abierto cinco causas. En la última la diputada provincial Adriana Olima me acusa de ser el autor intelectual de las agresiones a los mineros y a quienes plantean la minería a cielo abierto. De hecho la legisladora estableció una ntendencia paralela porque como el intendente Ismael Bordagaray también está procesado y no acepta la minería, el gobierno provincial de Beder Herrera le cortó los víveres y no manda recursos. Entonces la diputada administra ciertos recursos oficiales como son los planes sociales para algunos sectores de la población.
-Curioso lo de Bordagaray… Un hombre que se define kirchnerista, según las redes sociales, pero opositor a Beder Herrera que es el oficialismo K en la provincia. ¿Está convulsionada la provincia políticamente?
-El otro día hablábamos justamente de este tema con el obispo y con otra gente… La Rioja siempre fue una provincia con conflictos y posturas encontradas, de lucha. Ya en tiempos de Angelelli era una provincia batalladora, indómita. Y hoy ocurre lo mismo por la situación social y los arreglos políticos. No sé cuál será el futuro político de Bordagaray porque termina su mandato en diciembre y perdió la elección como candidato a vicegobernador con una alianza contra el gobierno provincial, encabezada por radicales y la gente del PRO de Macri. Para colmo quien lo reemplace como intendente, Alberto Godoy también estará sólo porque es un hombre antiminero. Ganó la elección por poco menos de cien votos. Pero por ejemplo en temas de Derechos Humanos, todos estamos apoyando los juicios y estamos satisfechos que se haya hecho justicia con el crímen de los curas Longueville y Murias y con el asesinato de Angelelli. Ahora nos queda la megacausa tanto de los presos políticos riojanos como el crímen de Wenceslao Pedernera, otra víctima del terrorismo de Estado.
– Y por otro lado los mismos que apoyan las políticas de Derechos Humanos del gobierno nacional son defraudados con el nombramiento del general César Milani al frente del Ejército…
– Es cierto, si. Eso ha sido duro también para nosotros aquí. Por eso digo que La Rioja es una provincia dura, siempre en pie de lucha.
– ¿Todo el pueblo de Famatina está en contra de la megaminería?
-Diría que en un ochenta por ciento y el resto no lo está porque recibe planes sociales o directamente es emplazado por los poderes de turno.
-Es decir que hay una población tomada de rehén que no puede expresarse libremente sobre esta cuestión de la megaminería.
-Claro porque son cooptados con planes sociales, con cargos públicos, con prebendas y promesas del gobierno provincial y prefieren no oponerse porque se les juega la subsistencia, digamos.
-¿Cuáles son las fuentes de ingresos allí en Chilecito y Famatina como para rechazar la minería?
-En primer lugar como en toda la provincia y en todo el país, es el empleo público. Pero después esta es una zona que ha sido bendita con un clima y unas tierras muy buenas para los nogales, los viñedos y los árboles frutales. Eso podría constituir parte de una economía regional fuerte y singular aquí, pero no hay apoyos de parte del gobierno provincial, ni con créditos ni planes de fomento a la producción.
-¿Tiene miedo?
-Estoy acompañado por la gente aunque he recibido amenazas en varias oportunidades. Una vez hace unos meses un supuesto penitente se me acercó caminando por la calle pidiéndome que lo confesara. Le dije que ese no era el ámbito y me respondió “dice el gobernador que se deje de joder con la minería o va a ser boleta. Hace unos años me siguieron en un auto por la ruta y por suerte como conozco bien los caminos montañosos, se cómo manejar, cuando acelerar y cuando frenar, los pude perder. Pero son formas de meter miedo.
-¿Persecución en automóviles como en los años de Angelelli en 1976?
-Si, siempre pienso en el obispo Angelelli. Cuando vine para acá hace ocho años tenía su imagen y su huella para seguir. Creo que toda la sociedad riojana de alguna manera lo tiene presente. En una situación como la que estamos viviendo se hubiera jugado mucho más.
-¿Angelelli estaría contra la megaminería?
-Sin dudas. Especialmente porque respetaría la decisión del pueblo, de los ciudadanos que no quieren perder su hábitat a causa de la minería. El Papa Francisco nos dio su bendición en nuestra lucha. Fuimos al Vaticano en febrero pasado y le entregamos una remera a Francisco con la inscripción “El Famatina no se toca”. Y no nos olvidemos que el Papa acaba de sacar una encíclica sobre el medio ambiente, “Laudato si” que es una interrogación a los seres humanos pero en especial a los empresarios inescrupulosos que lucran con la vida y la tierra.
(Imágen de Youtube – El Padre Quinteros durante el Foro Ambiental convocado en La Rioja en mayo pasado – Crédito: Eduardo Chavarría)
-¿Usted fue citado por la justicia?
-Nunca. De las cinco causa que supuestamente tengo, siempre me enteré por los medios de prensa. Hace unos días hablé con un juez de Chilecito y me reconoció que eran causas políticas. –Usted sabe, Padre, que son temas que molestan al poder y que pasan con el tiempo. No hay forma de demostrarle nada. Quédese tranquilo. De todos modos tenemos un abogado que nos asesora sobre cómo actuar para no trasgredir la ley y evitar dar la excusa necesaria al gobierno para meternos presos.
-Pese a todos los esfuerzos de los vecinos esta es una lucha que no tiene fin. Las empresas van a intentar volver por la explotación minera. ¿Son conscientes de eso en Famatina?
-Si, claro. Mas aún en este momento electoral. No hay un solo candidato con chances de ganar las elecciones presidenciales en octubre que no hable de la importancia de avanzar en los proyectos mineros. La semana pasada hubo una reunión en San Juan de la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI) donde se planteó una serie de medidas a presentar a los candidatos para avanzar con todos los proyectos pendientes. Daniel Scioli ya habla también de la minería responsable. Esto es una lucha permanente.
(Entrevista de Fabián Kovacic)