Represión contra quienes cuestionan la megaminería. El rol de los gobiernos. La complicidad (por acción u omisión) del periodismo. Corporaciones mineras y el intento de mejorar su imagen. El Borda y Famatina. ¿Represiones de primera y de segunda? El twitter presidencial que no fue. Y las preguntas sin respuesta. Relato de una foto que eriza la piel.
Por Darío Aranda para 8300web
Paula Ríos está en el suelo, caída y, frente a ella, de pie, un policía amenazante, arma en mano.
Sábado al mediodía. Famatina. La Rioja.
Paula Ríos cometió el delito de protestar contra la posible visita del gobernador Luis Beder Herrera, impulsor de la megaminería en la provincia.
Paula Ríos no fue la única víctima de la represión. Otras once personas recibieron balazos de goma, golpes policiales y piedrazos de militantes del PJ local y de supuestos empleados mineros.
“Antimineros provocaron disturbios en Famatina”, tituló el recuadro del diario Tiempo Argentino. Quince líneas con una versión alejada de la realidad: “Un nutrido grupo de ambientalistas y antimineros agredieron a militantes del Partido Justicialista (…) Algunos militantes actuaron en defensa propia y la policía intervino para que el hecho no pasara a mayores”.
El diario Tiempo Argentino no habló con Paula Ríos.
Sí lo hizo la FM Mirador, de Chilecito. “El policía me pateó la cabeza. Me pisó el hombro con su bota. Me puteó. Me dijo ‘levantate, vieja de mierda, o te cago matando’. Yo no podía pararme. Me levantó del cabello. Me puso el arma sobre el cuerpo. Y me dijo ‘esto no lo vas a volver a hacer nunca más, si te dejo viva date por dichosa’. Me puso el arma en la cabeza”.
Paula pensó que la mataban. Le pidió a Dios. Pensó en sus hijos.
El policía no la mató. Sí le dio cinco balazos de goma en la espalda y uno en la pierna. “Si te encuentro, te cago matando”, la amenazó.
El relato eriza la piel.