Siete años después de la promulgación de la ley de glaciares (26.639), que dispone la creación del Inventario Nacional de Glaciares (ING), la Argentina puede ahora certificar, con validación científica, que atesora al menos 15.691 glaciares en la cordillera de los Andes y que es el segundo país de América del Sur, después de Chile, entre los de mayores reservas estratégicas de agua dulce en estado sólido. Según datos preliminares del ING, el conjunto de cuerpos de hielo de más de una hectárea de superficie presentes en nuestro suelo suman una superficie de 5.748 km2 y representan un 22,5% del total de la masa glaciar de América del Sur (25.550 km2).
Fuente: La Nación
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También puede jactarse de haber individualizado y situado por primera vez en el mapa el grueso de los glaciares argentinos y su ambiente periglaciar, a partir de un relevamiento inédito que no sólo contribuye a preservarlos y a controlar las actividades en los territorios, sino también a estudiarlos y monitorearlos para comprender los alcances del cambio climático.
El inventario, cumple un rol fundamental en el planeamiento estratégico de 12 provincias con presencia de glaciares y ambiente periglaciar que, ahora, ya relevados y localizados, deberán cesar toda actividad minera en esas cuencas y monitorear otras que puedan afectarlos.
Según datos preliminares del ING, el conjunto de cuerpos de hielo de más de una hectárea de superficie presentes en nuestro suelo suman una superficie de 5.748 km2 y representan un 22,5% del total de la masa glaciar de América del Sur (25.550 km2).
Chile, por caso, triplica esa extensión. Baluartes paisajísticos, cumplen un rol clave como proveedores de agua para la recarga de las cuencas hídricas en épocas de sequía, lo que garantiza el desarrollo de las actividades humanas.
El total de las masas de hielo permanente, producto de la recristalización de las precipitaciones de nieve en invierno, combinado con bajas temperaturas en verano, equivale en su conjunto a 28 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.
Así surge del estudio iniciado en 2012 por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla-Conicet), que también confirmó lo que se sospechaba: los glaciares argentinos exhiben un retroceso generalizado, por efecto del cambio climático y de otras variables. Esa constricción se alinea con lo observado en los glaciares a nivel mundial.
El ING contribuirá también a la base de información del World Glacier Monitoring Service de la Unesco, para estudiar a gran escala el estado de la criosfera y la dinámica del calentamiento global.
El equipo del Ianigla, conformado por 13 glaciólogos, hidrólogos, especialistas en GIS (Sistema de Información Geográfica) y guías de montaña liderados por el doctor Fidel Roig, culminará el inventario a fines de este año o comienzos del próximo. Restan relevar áreas de los Andes en Tierra del Fuego e islas del Atlántico Sur y validar en el campo los estudios y las mediciones realizados mediante tecnología satelital.
Para entender la dimensión de este logro científico basta decir que mediante expediciones a la Cordillera se han estudiado y relevado in situ más de 1000 glaciares desde Jujuy hasta Santa Cruz y se han descubierto cuerpos de hielo (de escombros, cubiertos o descubiertos) desconocidos hasta ahora.
“El aporte del Ianigla al país y al Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente es una contribución a la ciencia a nivel mundial que coloca a la Argentina en el selecto grupo de 38 países que alimentan esa base de datos”, dijo Sergio Bergman, ministro de Medio Ambiente, órgano nacional de aplicación de la ley de glaciares.
“Hoy podemos saber en qué lugar exacto se encuentran, qué extensión tienen y sus especificidades. Utilizamos una misma metodología para todo el país, por lo que el estudio es considerado uno de los mejores inventarios de glaciares a nivel mundial”, explicó Roig a LA NACION.
Dividido en cinco grandes regiones (Andes desérticos para Jujuy Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan; Andes centrales: San Juan y Mendoza; Andes del norte de la Patagonia: Río Negro y Chubut; Andes del sur de la Patagonia: Santa Cruz, y Andes de Tierra del Fuego e islas del Atlántico Sur), el ING muestra que la Patagonia austral concentra casi el 60% de la superficie de glaciares argentinos (3.422 km2), pero sólo el 15,4% en cantidad de glaciares (2.420).
Los Andes centrales albergan el 31,2% de la superficie de hielo (1767 km2) y el 51,4% del total de los glaciares (8.078), precisa el informe.
Glaciares y represas en Santa Cruz
Si bien la ley exige publicar el ING completo, la falta de delimitación geográfica con Chile en el área de los hielos continentales -unos 200 km que van desde el monte Fitz Roy hasta el cerro Daudet- ha obligado a la Cancillería a retener y a no difundir el relevamiento que se ocupa de un lugar sensible: la cuenca del río Santa Cruz.
“Hasta que se consensuen los límites fronterizos, la ley especifica que no pueden divulgarse”, dijo una fuente de la Cancillería. Añadieron que una comisión binacional deberá trazarlos con técnicos y peritos de campo, según el acuerdo de divisoria de aguas en las altas cumbres suscripto por ambos países en 1998.
Recién entonces se podrá difundir esa parte del ING, que reclaman ONG ambientalistas y expertos para poder evaluar con exactitud los impactos del cuestionado proyecto hidroeléctrico Kirchner-Cepernic.
Los hielos continentales, también llamados campo de hielo sur, ocupan unos 12.100 km2, de los cuales unos 3.055 km2 corresponden a territorio argentino. Esa área, la más extensa en glaciares del país, situada en la cuenca del río Santa Cruz, posee 1.089 glaciares.
El dato -desconocido hasta ahora- es relevante por las represas. El estudio de impacto ambiental no pudo sopesar esa información.
Esa cuenca también atesora los glaciares de mayor tamaño de la Argentina -consigna el ING-, como Upsala (786 km2), Viedma (737 km2), Perito Moreno (244 km2), Spegazzini (127 km2) y Agassiz-Bolados (78 km2).
La extensión, sin embargo, no determina la importancia estratégica de las reservas hídricas, explica Fidel Roig. Hay “pequeños glaciares en los Andes áridos que pueden tener mayor importancia en ese sentido por presentar una gran variabilidad climática (alternancia de años húmedos con años muy secos), y es allí donde los glaciares cumplen un papel trascendental como reguladores interanuales del escurrimiento hídrico”, dice el Ianigla. “El agua es almacenada en estado sólido durante los años húmedos (superávit hídrico) y es entregada a los sectores más bajos de la cuenca en los años secos, cuando los caudales de los ríos son muy reducidos y la demanda por el agua es mayor”.
Cambio climático
Considerados la voz de alarma del calentamiento global, la retracción de su masa en diversas regiones del planeta fue la primera expresión ambiental detectada por los científicos para señalar cambios en las temperaturas a escala global. Sin embargo, “no es sencillo señalar un glaciar que esté siendo afectado por cambio climático y otro que no, ya que los impactos en el balance de la masa de hielo obedecen a una convergencia de factores que van desde el aumento de la temperatura hasta la variabilidad del clima y precipitaciones, la geometría de la cuenca montañosa donde se ubican, la altitud y pendiente, entre otros factores”, explicaron los investigadores.
Analizados los cambios climáticos en la Cordillera, el Ianigla observó que los aumentos de la temperatura han sido más intensos a mayores elevaciones, por lo que los glaciares ubicados en los sectores altos de las montañas han sido fuertemente afectados.
También detectaron “retracciones marcadas en sectores de los Andes centrales y en el norte de la Patagonia, donde la temperatura ha aumentado y las precipitaciones han disminuido”. El informe señala también que “los glaciares ubicados a más bajas elevaciones y que terminan en cuerpos de agua, como el Upsala o el Ameghino, han sufrido retracciones de varios kilómetros durante las últimas décadas”.
Para cuantificar los retrocesos, el Ianigla dispuso el monitoreo constante con el máximo nivel de detalle de cinco glaciares accesibles y transitables en las distintas regiones para estudiarlos en su relación con el clima. “Al conocer el funcionamiento de un glaciar representativo por región -detalló Roig- es posible generalizar los resultados a otros similares. Para ese fin se seleccionaron los glaciares Agua Negra (30°10’S), Azufre (35°17′), Alerce (41°10′) y De los Tres (49°16′)”. Allí se instalarán estaciones meteorológicas. Mientras resta definir el del extremo sur, los glaciares antárticos, que junto con Groenlandia constituyen las mayores reservas de agua del planeta, quedan fuera del inventario, ya que su monitoreo está sujeto a los compromisos ambientales del Tratado Antártico.