La medida adoptada permitirá el aprovechamiento conjunto de los recursos mineros existentes a lo largo de los 5.000 kilómetros de frontera común. Las cláusulas del Tratado vigente desde 1997 entre Chile y Argentina, consolidan una serie de cesiones, prerrogativas y beneficios a las empresas mineras que se desenvuelvan en ese extenso territorio que lo convierten en el “país de las mineras” entre ambos países.

Fuente: BAE

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La Argentina y Chile acordaron trabajar en la puesta al día de los protocolos comunes firmados hace 20 años en el marco del Tratado sobre Integración y Complementación Minera y en la confección de un cronograma de trabajo para el relanzamiento de esa herramienta jurídica.

Así se acordó en el primer encuentro de la Secretaría Ejecutiva del Tratado de Integración que se realizó en el Palacio San Martín -sede de la Cancillería-, donde los equipos técnicos de ambos países estuvieron encabezados por el secretario de Política Minera, Juan Biset, y por el integrante de la Comisión Chilena del Cobre Rodrigo de Urquiza.

“En este primer encuentro se resaltó la vocación común de potenciar y de relanzar un régimen jurídico único en el mundo que sobrevuela el territorio fronterizo de ambos países, y que toma a la Cordillera como un espacio de potencialidad minera”, explicó Biset a Télam tras los encuentros que se concretaron tras cuatro años de inactividad de la Secretaría Ejecutiva.

Si bien el Tratado bilateral se encuentra vigente, en la práctica cotidiana no está siendo aplicada. El objetivo es que esto ocurra cuando con la aparición de proyectos de exploración o explotación binacionales que puedan surgir en el futuro, de manera de activar los beneficios recíprocos de transnacionalidad que caracteriza a esta herramienta.

La Secretaría Ejecutiva que se reunió esta semana en Buenos Aires, la autoridad menor creada por el Tratado, volverá a encontrarse en Santiago de Chile los días 4, 5 y 6 de septiembre, en tanto que la Comisión administradora que encabezan la ministra de Minería trasandina, Aurora Williams, y el secretario de Minería, Daniel Meilán, lo hará en fecha a determinar en noviembre próximo.

Para el encuentro de septiembre, la Secretaría Ejecutiva invitará a las empresas mineras a que actualicen el inventario de proyectos con potencial de desarrollo común y manifiesten cómo desde ambos estados se puede colaborar en el mejor desarrollo de los mismos, con las consecuentes propuestas de actualizaciones, modificaciones y ampliaciones normativas que requiere un instrumento firmado en 1997.

En principio el Tratado tiene dos grupos de trabajo que serán reconformados y que están orientados a los temas tributarios y de medio ambiente, en los cuales se buscarán aggiornar, poner en valor y homogeneizar aspectos vinculados a la compatibilidad normativa que evite desequilibrios e inequidades.

En similar sentido, se acordó la puesta al día de los protocolos que acompañan al Tratado de Integración Minera y de los principios generales que se proponen lograr ambos gobiernos con el relanzamiento de un instrumento conocido internacionalmente inédito para países con fronteras mineras comunes.

Es que el tratado compromete a ambos países a la denominada facilitación fronteriza que, de modo de fomentar el desarrollo del negocio minero, habilita el acceso y salida de las áreas de operaciones desde ambos territorios y permite el uso de toda clase de recursos naturales, insumos e infraestructura sin discriminación de nacionalidad.

“Una vez aprobada la aplicación del tratado sobre un proyecto, se delimita un área que se considera territorio común para ambos países, lo que permite la entrada y salida hacia cualquiera de los dos países de acuerdo a las necesidades operativas”, explicó Biset en referencia a la facilitación impositiva, aduanera, logística, laboral y de recursos energéticos.

Para el funcionario de la cartera energética a través de este mecanismo “hay mucho terreno para explorar de forma de presentar al Cono Sur como una gran región minera, con beneficios mutuos, para lo cual hay que encontrar un modo de trabajo que permita atraer a los grandes inversores globales”.

En ese sentido, respecto de la complementariedad entre los dos países, Biset consideró que “el punto de partida encuentra a la Argentina como aportante de abundantes recursos sin explotar y ventajas comparativas vinculadas a las condiciones que requiere la actividad, como la disponibilidad de agua y energía, mientras que el vecino país cuenta con una enorme industria de producción de bienes y servicios”.