El valle de Calamuchita se moviliza para evitar la explotación minera a cielo abierto y alerta sobre la posible contaminación de la principal cuenca de agua de la provincia. El valle de Calamuchita, en la provincia de Córdoba, está movilizado. Los pobladores de la región consideran que su principal capital de desarrollo, el turismo, está en peligro a partir de la intención de la empresa Complejo Minero Cerro Blanco S.A. de explotar yacimientos del emblemático Cerro Blanco, ubicado al oeste del Río Durazno, jurisdicción de Villa Yacanto de Calamuchita. Este proyecto pone en jaque a la cuenca hídrica más importante de la provincia, ya que de concretarse podría contaminar el caudal de los siete embalses que proveen de agua potable a toda Córdoba.
La zona está en la mira de la explotación minera desde hace varios años. En 2003 se pretendió reiniciar la actividad, pero ante una férrea resistencia vecinal se logró dar marcha atrás a tales pretensiones. Toda la provincia de Córdoba es rica en minerales y en las Sierras Grandes seduce la extracción de cuarzo, feldespato, mica, berilio y tantalio-columbita, algunos de los cuales tienen una pureza del 99 por ciento.
“Los vamos a volver a frenar. Si es necesario me planto frente a las máquinas”, dijo Alejandro Martín uno de los lugareños de Villa Yacanto, que también participó de la anterior cruzada comunal. Los vecinos se reunieron con las autoridades locales y provinciales, y decidieron convocarse en asamblea permanente para hacer oír sus reclamos.
Las razones por las que se oponen
La minera promete una inversión de 3 millones de dólares, la generación de al menos 20 puestos de trabajo y el compromiso de no contaminar. Para los lugareños el medio ambiente no se negocia. El impacto económico que promete la minera es superado hoy por el conjunto de inversores turísticos y ganaderos ya instalados en la región. “En el hipotético caso de que ésta se transforme en una región minera, muchísimas inversiones quedarían truncas, ya que la minería y el turismo no son compatibles. El turismo es un recurso renovable; la minería, no”, dijo el secretario de Gobierno Municipal, Juan Pablo Perucca.
El referente ambientalista de Calamuchita Fabián Carbia explicó los costos ecológicos de la explotación minera a cielo abierto que se pretende impulsar. “Los sedimentos llegarían al río del Durazno, uno de los tributarios del Río Grande, el cual forma la represa Hidroeléctrica Cerro Pelado. Aguas abajo se forma el embalse Arroyo Corto, luego este curso de agua es uno de los afluentes del Embalse de Río Tercero, la represa de mayor superficie de la provincia, junto al río Santa Rosa y Quillinzo, que conforma el Río Tercero (curso de agua más importante de la provincia)”, manifestó el ambientalista.
Desde la cooperativa eléctrica local también se pronunciaron en contra del emprendimiento, entre otras cosas, porque la minera demandaría un consumo equivalente al doble de lo que se genera en la actualidad. “Es como dar energía a dos Yacantos y esa infraestructura no está disponible”, explicó el presidente de la cooperativa, Rodolfo Musumeci.
Además de perjudicar la cuenca con residuos, Carbia habló de contaminación sonora por los ruidos de las explosiones.
Por estas horas, los vecinos del valle juntan firmas para elevarlas a la Legislatura provincial.
Piden una normativa que declare a las Sierras de los Comechingones libre de minería.