Con la visita del Presidente de Argentina a la República Popular China se publicó en el boletín oficial el “Plan Quinquenal Integrado China-Argentina para la Cooperación en Infraestructura (2017-2021)” fruto de la reunión denominada “Tercer Diálogo Estratégico China-Argentina para la Cooperación y la Coordinación Económica” (documento sólo en versión en inglés).
Fuente: Fundación Ambiente y Recursos Naturales FARN
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Este plan no solo incluye la negociación por obras de infraestructura de transporte (Belgrano Cargas, San Martín, Mitre), sino también energéticas (dos centrales nucleares, cuatro plantas hidroeléctricas, una planta solar y otra eólica), entre otras. Esto implica inversiones de US$ 12.000 para la cuarta y quinta central nuclear, cerca de US$ 3.000 millones para nuevas hidroeléctricas, y US$ 330 millones para la planta solar de 400 hectáreas en Jujuy.
Asimismo, el plan quinquenal es publicado en pleno conflicto por las obras de las represas Kirchner-Cepernic, cuya financiación y futura construcción correrá por cuenta de actores chinos. Recordemos que dichas obras se encuentran paralizadas por orden de la Corte Suprema de Justicia por la falta de estudios que avalen su viabilidad ambiental. Por ello, en el acta de la reunión la República de China solicita a Argentina terminar con el proceso de revisión del estudio y la audiencia pública (demandas por la Corte) para fines de este mes.
“Esta situación resulta gravosa, porque los términos de la negociación son más complejos: un país le exige a otro cumplir un determinado trámite en un determinado tiempo. No se tiene en cuenta que el proceso supera este tiempo y están sujetos a condicionamientos que es el cumplimiento de obligaciones judiciales, es decir por fuera del alcance de lo que puede un poder ejecutivo firmar, y que responde a un país que tiene una división de poderes. Sin lugar a dudas es una petición extralimitante que puede pedir un país a otro” subraya Andrés Nápoli desde FARN.
Esta petición coincide con el apuro de las últimas semanas, de la presentación de los estudios y la finalización de la evaluación de impacto ambiental por parte del gobierno. Al mismo tiempo que varios medios periodísticos informan que China supeditará el futuro de sus inversiones en Argentina a lo que suceda, en definitiva, con las represas de Río Santa Cruz.
Surge entonces la pregunta: ¿Cuán confiables pueden ser los resultados de un análisis de impacto realizado bajo la extrema presión de una potencia mundial? Pareciera que las represas en el río Santa Cruz avanzan sólo para cuidar las relaciones bilaterales con China, un actor que ha emergido en los últimos años como el principal financiador de América Latina con montos que han superado a otras fuentes de financiamiento internacional.
El costo de oportunidad de perder a un cliente como China es, como mínimo el impacto ambiental de las próximas represas.