La suspensión del primer proyecto de transporte internacional de hidrógeno entre Australia y Japón se produce después de que Kawasaki Heavy Industries haya abandonado sus planes en favor de la producción nacional de hidrógeno en Japón. La decisión coincide con el consenso de los expertos en que el transporte de hidrógeno a largas distancias es caro e ineficiente desde el punto de vista energético, lo que convierte la importación y exportación de hidrógeno en un último recurso. Por lo tanto, el hidrógeno desempeña un papel fundamental en la transición energética, si se produce a partir de energías renovables y se utiliza en aplicaciones locales. En este proyecto, además del transporte del hidrógeno, es cuestionable el origen fósil del hidrógeno producido.

Por: elperiodicodelaenergia.com

El primer plan mundial de transporte internacional de hidrógeno líquido -un proyecto multimillonario para convertir carbón en hidrógeno ‘limpio’ a partir de lignito australiano y enviarlo a Japón- ha sido suspendido después de que Kawasaki Heavy Industries, que formaba parte del consorcio, haya abandonado sus planes en favor de la producción nacional de hidrógeno en Japón.

La noticia, que plantea interrogantes sobre el comercio mundial de hidrógeno, se ha publicado en el diario japonés Nikkei y también ha sido recogida por medios de comunicación australianos.

El proyecto Hydrogen Energy Supply Chain (HESC), que preveía exportar 30.000 toneladas de hidrógeno licuado al año desde Australia a Japón gracias a la financiación de ambos gobiernos, había completado durante su fase piloto el primer envío mundial de hidrógeno licuado.

Sin embargo, varios expertos habían cuestionado tanto la viabilidad comercial del envío de hidrógeno al extranjero como los planes del proyecto de producir hidrógeno a partir de lignito, un combustible que genera muchas emisiones, con captura y almacenamiento de carbono.

La decisión coincide con el consenso de los expertos en que el transporte de hidrógeno a largas distancias es caro e ineficiente desde el punto de vista energético, lo que convierte la importación y exportación de hidrógeno en un último recurso.

Un coste antieconómico y muy poco práctico

Las reacciones no se han hecho esperar. David Cebon, cofundador de la Hydrogen Science Coalition y profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha comentado que:

“el abandono de estos planes es una prueba decisiva para el futuro del comercio mundial de hidrógeno. El transporte marítimo de hidrógeno es antieconómico, ineficiente desde el punto de vista energético y muy poco práctico. El hidrógeno desempeña un papel fundamental en la transición energética, pero debe producirse a partir de energías renovables y utilizarse en aplicaciones locales específicas, como la producción de fertilizantes y acero”.

“A pesar de los acuerdos comerciales, todavía no se ha materializado un mercado mundial del hidrógeno, los acuerdos de importación están muy por detrás de la escala de las exportaciones previstas, y los países de todo el mundo están empezando a dar marcha atrás en los objetivos iniciales del hidrógeno a medida que se imponen las realidades científicas y económicas. El proyecto HESC debería servir de señal de alarma para los países que tienen planes similares de importar o exportar hidrógeno”

Paul Martin, cofundador de la Hydrogen Science Coalition e ingeniero químico, considera que:

“este plan para producir hidrógeno a partir del carbón, licuarlo y enviarlo miles de kilómetros al extranjero es contrario a la ciencia y la economía. Incluso si se pudiera gestionar el coste y la complejidad de la captura y almacenamiento de carbono, se necesitarían enormes cantidades de electricidad sólo para licuar el hidrógeno, y se necesitarían más del doble de barcos para transportar hidrógeno en comparación con el GNL, con una pérdida considerable de hidrógeno por el camino. Ante la complejidad técnica y los costes de transportar hidrógeno a través de los océanos, siempre hay una solución mejor para la transición energética”.

Una propuesta descabellada

Por su parte, Rod Campbell, director de Investigación del think tank Australia Institute, ha dicho: “El contribuyente de Victoria ha estado apuntalando esta descabellada propuesta durante muchos años. El Gobierno federal y el de Victoria deberían recuperar de inmediato la subvención de 15 millones de dólares concedida en virtud de un reciente acuerdo”.

Freja Leonard, responsable de la campaña ‘No More Gas’ de Amigos de la Tierra, se alinea con los especialistas que consideran que el proyecto es un disparate. “Nuestra postura siempre ha sido que es un absoluto disparate utilizar lignito en una crisis climática para producir hidrógeno”.

“El hidrógeno es muy difícil de contener. Su producción es increíblemente cara y cualquier proyecto que pretenda transportar hidrógeno de un país a otro sin fugas significativas está condenado al fracaso. Las empresas implicadas intentaron hacer creer que se trataba de hidrógeno limpio, pero la realidad es que, si se utiliza carbón, no es más que otro proyecto de combustible fósil sucio que acabaría con el presupuesto de carbono de Victoria. HESC nunca fue viable ni económica ni comercialmente y es alentador ver que el principal socio del proyecto, Kawasaki Heavy Industries, se enfrenta a lo inevitable y se retira de este proyecto insostenible”, concluyó.