Defensor. El ingeniero Ricardo Cheraviglio muestra una barra de combustible nuclear.
Se realizó el martes 15 en Formosa.El auditorio integrado por más de 400 personas, estuvo claramente dividido entre quienes se oponían y quienes apoyaban el proyecto. El subsecretario del Ambiente, Hugo Bay, quien dirigió la audiencia pública, explicó que aún no se define el futuro de la planta de uranio en Formosa, ya que el evento no es vinculante, y el proyecto aún deberá ser aceptado o rechazado en instancias legislativas.
Fuente: Clarín y Última hora
Entre ellos, el defensor del pueblo de Formosa, José Gialucca, se mostró a favor de que se apruebe el plan de impacto ambiental, para que se instale la planta.
PROGRESO. “La planta de uranio que queremos instalar en Formosa es para traer progreso y desarrollo a la región. No va a tener ningún efecto nocivo para la población”, aseguró el ingeniero Ricardo Cheraviglio, gerente de proyecto de la empresa Dioxitek, primer expositor en la audiencia pública que se realizó en la tarde del martes, en un amplio salón del puerto de Formosa, ante una audiencia de casi 2.000 personas.
Cheraviglio presentó un informe muy positivo sobre la labor de producción de uranio por parte de la empresa, que es propiedad, en gran mayoría, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
El directivo de Dioxitek presentó maquetas de lo que será la planta, que plantea instalarse en un terreno de 574 hectáreas habilitadas recientemente como futuro Polo Científico y Tecnológico, a unos 16 kilómetros del centro de Formosa, y a unos diez kilómetros del río Paraguay.
Exhibió además muestras de uranio y barras de pastillas de combustible nuclear, para demostrar presuntamente que son inocuas para los seres humanos.
La presidenta de la CNEA, Norma Boero, defendió el plan gubernamental y pidió “que las disputas sean técnicas, no políticas”.
CRITICAS. El sacerdote Adolfo Canesin, en representación del Obispado y el Presbisterio de Formosa, fue uno de los más críticos a la instalación de la planta.
“No es lícito hipotecar la vida de millones de hijos de formoseños, en aras de lo que se presenta como supuesto progreso, pero es un riesgo permanente”, dijo el sacerdote, alegando que el proyecto ocasiona temor, confusión y confrontación entre los ciudadanos.
En la provincia causó impacto una declaración del obispo de Formosa, José Vicente Conejero. “No consideramos conveniente ni necesaria instalar ni una central nuclear, ni tampoco una planta de uranio, en la provincia de Formosa, en la frontera con el Paraguay”, dijo.
El biólogo Raúl Montenegro, investigador de la Universidad de Formosa y Premio Nobel alternativo fue uno los más críticos, al sostener que la audiencia pública no tenía validez, y que el estudio de impacto ambiental tenía graves falencias. Dijo que el proyecto de la planta de uranio es totalmente ilegal, al violar varias leyes provinciales, federales y convenios internacionales.
Montenegro explicó también que “Dioxitek tiene dos bases: una en Córdoba, en el barrio de Alta Córdoba, que generó un daño ambiental de 57.600 toneladas de residuos radiactivos; y otra en Buenos Aires, en Ezeiza, donde se contaminaron las napas de agua y la cuestión judicial sigue abierta”.
Israel Alegre, líder de la comunidad NamQom, de Formosa, ubicado a pocos kilómetros del lugar donde se va a instalar la planta de uranio, dijo que los pueblos originarios no fueron consultados, “lo cual hace que esto sea totalmente ilegal”. La comunidad presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la instalación de la planta ante la Justicia argentina.
Nuncio Toscano, del Foro Médico Ciudadano de Formosa, señaló que la audiencia pública es “tramposa, hecha a las apuradas y con un informe técnico incompleto”. El médico explicó que habrá “un ambiente hostil” y que “un día no alcanza para exponer y hay muchas pseudo entidades inscriptas para ocupar el tiempo”.