La multinacional Chevron, recientemente instalada en Argentina, prófuga de la justicia ecuatoriana tras haber perdido un juicio millonario por los daños ambientales ocasionados en la amazonia de ese país, le inició juicio a las comunidades afectadas. Sí, leyó bien estimado/a lector/a, en este momento indígenas, colonos y el equipo jurídico que los representó, están siendo juzgados como “mafiosos y extorsionadores” en una corte de Nueva York. enREDando conversó con referentes de la amazonía y con uno de sus abogados.
Fuente: enREDando
Su piel y sus ojos son del color de la tierra, de esa tierra fértil, húmeda, azul verdosa, que lo vio nacer.
Elías Piyaguaje lleva los latidos de la selva amazónica, el bosque tropical más extenso del mundo, que las trasnacionales se disputan como en una partida de TEG, incluyendo la vida de comunidades y naciones originarias.
Elías habla bajito, casi susurrando. No acostumbra andar por la ciudad, aquí en Quito, con más de dos millones de habitantes, entre medio del furioso tránsito, sus palabras se oyen menos, y es evidente que hay poco interés social y político en querer escucharlas.
El líder indígena lleva el rostro pintado, collares de semillas y piedras, es referente de la nación secuoya, uno de los tantos pueblos afectados por las actividades de extracción petrolífera efectuadas por Chevron-Texaco entre 1972 y 1992, utilizando tecnologías obsoletas -para obtener mejores ganancias- no adecuadas para la protección ambiental.
“No se puede permitir que un poderoso capital nos aplaste de esa manera. Queremos que toda la gente del mundo se solidarice, amadores de la vida humana, en contra de los crímenes que ellos han cometido. Nosotros no somos criminales, a nadie hemos matado, estamos pidiendo por la vida. Nosotros queremos permanecer todavía en el mundo, Chevron- Texaco tendrá que venir y remediar el medio ambiente que ha dañado, ahí están las evidencias, no se pueden tapar ni borrar”, asevera, en el marco de la conferencia de prensa realizada en Quito (Ecuador) por la Unión de Afectados/as por Chevron.
Sin rodeos y con el sentido común que suele faltar en Legislaturas y Casas de Gobierno, el líder indígena continúa: “Queremos que Texaco venga, limpie la basura que dejó. Las comunidades indígenas de la Amazonía están por desaparecer por su mal trabajo petrolero. Estos pueblos ancestrales que han vivido milenariamente en su selva, hoy no pueden vivir porque se ha dañado totalmente su hábitat original”.
Una sentencia histórica
En febrero 2011, después de 19 años de litigio, la Corte de Justicia de Ecuador dictaminó contra la petrolera Chevron en el juicio ambiental llevado adelante por los indígenas y colonos de las provincias de Orellana y Sucumbios, en el norte de la Amazonia ecuatoriana. El dictamen constituyó un precedente mundial en la exigencia por el respeto a los derechos humanos y ambientales, pisoteados por la multinacional en Ecuador y en gran cantidad de países en los que opera.
La petrolera estadounidense debe pagar 19 mil millones de dólares para la reparación ambiental de las zonas contaminadas por su operación negligente, pero hasta el momento está prófuga de la justicia, apelando a toda la artillería judicial posible y al lobby político económico para no hacerse cargo de su responsabilidad. En esta línea se encuentra el reciente juicio que la petrolera impuso a las comunidades afectadas, y ganadoras del histórico juicio. “La suma que debe pagar representa para la petrolera una mínima cantidad de las ganancias líquidas que recibe. Según reportes oficiales de la propia empresa, en el primer trimestre del año 2012, obtuvo una ganancia neta de 6471 millones de dólares y 7200 millones de dólares en el último trimestre del mismo año”, señalan desde la Unión de Afectados.
El juicio contra los afectados
“Este es un día vergonzoso, es un día infame, Chevron, el victimario, el verdugo de tanta gente en la amazonía ecuatoriana, ahora está demandando a sus víctimas, les está diciendo a las comunidades indígenas y campesinas junto con sus abogados y colaboradores que son una organización criminal que se han organizado para extorsionar a la compañía. Cuando nosotros escuchamos por primera vez esta demanda para ser honestos, nos reímos, porque dijimos ningún juez en el mundo va a hacer caso a este asunto, pero hubo un juez en el mundo”, nos explica Juan Pablo Saenz, abogado integrante del equipo jurídico de las comunidades campesinas e indígenas.
“Nosotros subestimamos el nivel de influencia que Chevron tenía sobre el Juez Lewis Kaplan, que es su juez de cabecera, el juez al que ellos han acudido cada vez que hacen este tipo de cosas. Desde la primera audiencia nos dimos cuenta que este juez estaba dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias”, dice Sáenz, dimensionando el poder de la multinacional.
Las audiencias del juicio comenzaron el 15 de octubre, ante el juez Lewis Kaplan, quien aplicará la Ley Rico, una Ley Federal estadounidense, creada en la década de los 70 para a luchar contra la mafia y el crimen organizado. “En este caso somos culpables de haber defendido derechos, somos culpables de habernos levantado frente a los abusos de esta gente, las comunidades son culpables de haber reclamado por sus derechos. Ese es el verdadero crimen, de eso se los está juzgando ahorita en los Estados Unidos, de nada más”, señala el abogado
Es evidente que el presente juicio -donde están afectados 47 indígenas y colonos de la amazonia, sus abogados y técnicos colaboradores- es uno de los mecanismos que la multinacional está utilizando para evadir la condena delos 19 mil millones de dólares.
Según nos explica Juan Pablo Sáenz, esta es una maniobra para perder tiempo y desgastar aún más a los afectados, pero que cualquiera sea el fallo que se determine luego de este juicio, no tendrá incidencia en el cobro de la sentencia que debe pagar Chevron y no afectará en ninguna otra jurisdicción del mundo donde se lleve a cabo la ejecución, con lo que no podrá frenar ni impedir las acciones que se llevan adelante actualmente en Brasil, Argentina y Canadá.
“En el caso que la sentencia del juez Kaplan sea contraria a los intereses de los ecuatorianos, se apelará al Segundo Circuito de Nueva York, donde tendremos un verdadero acceso a la justicia en vista de las innumerables irregularidades y vicios de este proceso”, señala Sáenz.
Vigencia del racismo
“Este juez dijo desde el principio que dudaba de la existencia de los hermanos ecuatorianos amazónicos, no solamente dudaba de sus demandas y sentencia. Esto es tremendo, aquí hay un tema ideológico grave. Decía que no está probado que estas personas hayan sufrido algún tipo de daño y que este tema nace exclusivamente de la mente de abogados estadounidenses, estamos otra vez frente al racismo e imperialismo. Ellos no pensaron que un grupo de indígenas amazónicos latinoamericanos en realidad pueden organizarse y pueden organizar un sistema de toma de decisiones sofisticado, y de verdad pueden llegar a doblegar una compañía trasnacional como lo hicieron”, analiza Sáenz.
En tono bajito, como susurrando, Elías Piyaguaje también habla de los poderes de la selva, del canto de los pájaros, de la luna, del sol y del universo espiritual que vive en la Amazonía.
Sus palabras, llenas de vida, parecen estar lejos de las lógicas mercantilistas que aún dominan el mundo.