Un freno en la producción sólo en Chile afectaría un tercio de los suministros globales de cobre. Y podría contagiar a los mineros que desde Sudamerica hasta Australia reclaman una mayor tajada ante la bonanza del sector.

Fuente: Infobae

29/07/2011. Una huelga en la gigantesca mina de cobre Escondida de Chile, que tomó por sorpresa a la industria y sacudió a los mercados globales, amenaza con sumergir al mayor productor de cobre del mundo en nuevas turbulencias laborales.

La huelga entró el viernes en su octavo día con los trabajadores y la empresa, controlada por BHP Billiton, intentando conciliar sus posiciones en un conflicto que golpeó la producción del mayor yacimiento de cobre del planeta e impulsó los precios del metal a cerca de máximos históricos.

Conocido como un paraíso de estabilidad para las empresas mineras, que enfrentan riesgos políticos en otras partes del mundo, Chile enfrenta ahora a sindicatos más agresivos y envalentonados por los altos precios del cobre y las crecientes

protestas sociales en el país.

Los trabajadores mineros, desde Sudamérica hasta Australia e Indonesia, demandan una mayor tajada de la bonanza del cobre, lo que podría reducir las ganancias de gigantes como BHP y Anglo American.

La huelga en Escondida marca también un raro precedente en el que los trabajadores ignoraron las estrictas leyes laborales que les impiden realizar un paro fuera del período de negociaciones de los contratos colectivos. Los obreros aprovecharon una ola de protestas de estudiantes y de los operarios de la minera estatal Codelco contra el presidente Sebastian Piñera para presionar por sus demandas de bonos.

El paro, que según BHP es ilegal, es seguido de cerca por otros gremios, que lo ven como una nueva estrategia de negociación, y por las empresas, que temen que las huelgas se contagien.

“Los empresarios están inquietos. Están comenzando a llamar a los sindicatos para comenzar negociaciones anticipadas”, dijo Miguel Barraza, líder sindical de la mina El Abra, controlada por Freeport McMoran. “El código de trabajo siempre ha beneficiado a los empresarios, pero eso tiene que cambiar”, agregó.

Juan Carlos Guajardo, director del centro de estudios CESCO, dijo que es más probable que ahora los sindicatos de las mineras privadas adopten estrategias agresivas para obtener beneficios y lograr la prominencia política de sus colegas del sector estatal.

Las huelgas serían más impredecibles si los gremios imitaran a los trabajadores de Escondida, al dejar a las empresas con poco tiempo para prepararse y fortalecer sus inventarios antes de un conflicto prolongado. Escondida se vio obligada a suspender las ventas de concentrado a seis días de iniciada la protesta.

“Antes en Chile se veía un proceso de pocas huelgas y dentro de períodos reglados. Este es un paso en un proceso que va a continuar y vamos a ver en los próximos meses y años situaciones más difíciles de manejar en el ámbito laboral” dijo Guajardo.

La huelga en Escondida, que Barclays estima que recortó la oferta global de cobre en 17.500 toneladas, ha apuntalado los precios del metal, a pesar de las preocupaciones sobre la salud de la economía mundial.

Menor riesgo de contagio

El riesgo de que Codelco y Collahuasi, la tercera mayor mina de cobre del mundo, también inicien huelgas se redujo cuando sus gremios buscaron negociaciones con sus directorios, dijeron funcionarios sindicales. De extenderse a otras minas, el descontento laboral en Chile podría comprometer cerca de un tercio de los suministros de cobre del mundo.

Piñera acordó reunirse con los sindicatos de Codelco por primera vez esta semana para calmar las tensiones, tras una paralización de 24 horas el 11 de julio que le significó a la compañía pérdidas por casi 41 millones de dólares.

El mandatario también enfrenta un conflicto estudiantil y las demandas de otros trabajadores que exigen el aumento del gasto social en una de las economías más estables de Latinoamérica.

El descontento del sector minero en Chile se produjo cuando Piñera encendió la ira de grandes compañías mineras al elevar sus impuestos para ayudar a financiar trabajos de reconstrucción luego de un devastador terremoto el año pasado. A diferencia de otras paralizaciones del año pasado, el Gobierno se ha mostrado débil ante los recientes conflictos laborales, al rehusarse a intervenir directamente en la protesta de Escondida.

Los trabajadores de Escondida rechazaron el viernes una oferta económica de la empresa, que en un principio había abierto la puerta a una solución. BHP ha mantenido una postura dura al no elevar los bonos.

Los participantes de la industria temen que si BHP coincide con la demanda de elevar los bonos de los trabajadores, ello sentaría otro mal precedente que elevaría de nuevo el riesgo de que el malestar se extienda a otras minas.

BHP podría pagar los bonos de los empleados, que suman unos 26 millones de dólares, con un sólo día de producción. Pero ese valor parece pequeño comparado con pérdidas de producción estimadas en unos 200 millones de dólares a causa de la huelga, según cálculos de la gencia Reuters en base a la producción diaria de la mina el año pasado y los precios actuales.

“Las mineras no pueden sentarse a negociar con cada capricho de los sindicatos”, dijo Colin Becker, de PricewaterhouseCoopers en Santiago. “Las mineras no pueden ser complacientes porque tienen que romper el ciclo”. agregó.