La canadiense Aquiline Resources, operadora del proyecto Navidad en la meseta de Chubut, sería absorbida por Pan American Silver, uno de los jugadores fuertes en la industria de la extracción de plata. A fines de junio de este año, en un evento realizado en la embajada de Canadá en Buenos Aires, el gobierno de Chubut “garantizó” el desarrollo del cuestionado proyecto minero Navidad. Ahora, los accionistas de Aquiline Resources, con su capital evaporado, deben recordar ese discurso. De reojo, mirándose unos a otros, los tenedores de acciones de Aquiline, que hoy valen (literalmente) dos mangos canadienses, comparten incertezas.
Por Luis Manuel Claps
¿Pan American Silver compra el proyecto Navidad?
La canadiense Aquiline Resources, operadora del proyecto Navidad en la meseta de Chubut, sería absorbida por Pan American Silver, uno de los jugadores fuertes en la industria de la extracción de plata. La crisis financiera internacional evaporó el orgullo bursátil de la “junior” que, sin acceso a fondos frescos, busca asociarse a una empresa más grande como estrategia de supervivencia. Marc Henderson, CEO de Aquiline, dijo que “hemos reducido el número de perforadores de cuatro a uno en Navidad” mientras daba “la bienvenida a Pan American Silver como accionistas de la empresa” (Marketwire , 23 de octubre 2008). Una consultora aseguró que compradores potenciales podrían interesarse por el proyecto Navidad si Aquiline Resources no logra reunir los fondos suficientes para cubrir sus necesidades inmediatas de capital (Reuters, 31 de octubre 2008).
Garantistas
A fines de junio de este año, en un evento realizado en la embajada de Canadá en Buenos Aires, el gobierno de Chubut “garantizó” el desarrollo del cuestionado proyecto minero Navidad. Ahora, los accionistas de Aquiline Resources, con su capital evaporado, deben recordar ese discurso. No incluyó el más mínimo elemento concreto: ni estudios técnicos, ni avances en la legislación provincial, propuesta de zonificación, nada. Lo mejor que mostró el gobierno en materia minera fue el traslado inconsulto de un cementerio indígena enclavado en corazón del yacimiento y una serie de dudosas expresiones de buena voluntad. De reojo, mirándose unos a otros, los tenedores de acciones de Aquiline, que hoy valen (literalmente) dos mangos canadienses, comparten incertezas. También las comunidades cercanas al proyecto, pero no por el dinero, sino por el agua. Uno de los garantistas, Mario Das Neves, acaba de ser ridiculizado en las calles de la áspera Buenos Aires… El otro, Yahuar, ya no está en el gobierno. Con esas “garantías”, en medio de una crisis financiera global, y en plena vigencia de la Ley provincial 5001 que prohíbe el desarrollo del proyecto ¿Quién les dará dinero para continuar operando?
La quinta
Pan American Silver, con sede en Vancouver, fue fundada en 1994 y opera minas de plata en Perú, México y Bolivia. La empresa es propietaria de Manantial Espejo (a 50 KM de Gobernador Gregores), en Santa Cruz, que estaría por comenzar la etapa de producción (aunque su firma local, Minera Tritón SA, tuvo que salir a desmentir una ola de despidos que había denunciado Carlos García, delegado local de UOCRA, hace unos días). Si Pan American Silver toma control del proyecto Navidad, sería la quinta en hacerlo después de la australiana Normandy, el paso fugaz de Newmont, la desgraciada IMA Explorations, y la actual (y desvalorizada) Aquiline Resources. Solo una empresa de espaldas anchas, con financiamiento propio, parece estar en condiciones de continuar con el desarrollo del proyecto. Esto plantea nuevos desafíos, en particular a las comunidades afectadas de la meseta, y a las organizaciones sociales que se han propuesto cuestionar el avance de estas aventuras extractivas en el territorio provincial.
Debacle
La crisis financiera global provocó, entre otras cosas, el fin de la burbuja especulativa de las “commodities” que había empujado los precios de los metales a niveles sin precedentes. El sector minero transnacional enfrenta un súbito enfriamiento, serias dificultades de financiación y pérdidas cuantiosas. La debacle revela esa íntima relación entre las empresas mineras multinacionales y un sistema financiero que, mediante complejos instrumentos especulativos, aportó liquidez a las empresas durante los últimos años. El gobierno argentino, y algunos gobiernos provinciales, se incorporaron acríticamente a ese boom especulativo, entregando el territorio y ofreciendo a la población el espejismo de un crecimiento económico acelerado, generado supuestamente por niveles de inversión inéditos: “una verdadera alternativa productiva para el desarrollo y la prosperidad de las zonas más alejadas a los grandes centros industriales de nuestro país” según el informe Minería en Números 2008, de la secretaría de Minería de la Nación. Algunas comunidades, como contraparte, debieron resignar bienes comunes como el agua, y la posibilidad de un desarrollo económico autónomo (quizá más lento que el boom minero, pero asentado sobre bases éticas y sólidas) en favor de un mercado anónimo y globalizado que hoy transita hacia el colapso.