La publicación médica “The Lancet” tilda de “hipócritas” a los Gobiernos de Canadá y de Québec por exportar asbesto a países en vías de desarrollo que no cuentan con medios para proteger a sus empleados o a su población de los efectos letales asociados a ese material.
Fuente: EFE
16/12/2010. En un informe mundial difundido primero en su edición online y publicado esta semana en la citada revista, un número de activistas contra el asbesto y la Asociación Médica Canadiense condenan a los Gobiernos de Canadá y de Québec por exportar ese material, asociado a enfermedades mortales, a países que se encuentran en vías de desarrollo y que son vulnerables.
Los citados activistas y “The Lancet” piden a las autoridades de Québec que no concedan una garantía de préstamo a un consorcio que pretende reavivar las exportaciones de asbesto, actualmente en vías de extinción, durante otros 25 años.
En dicho informe mundial, escrito por Tony Kirby, gestor de relaciones públicas de The Lancet, se recuerda que Canadá ha sido durante muchos años un exportador principal de asbesto blanco o crisotilo junto con otros grandes exportadores como Rusia, Kazajistán y Brasil.
Pero en las últimas dos décadas, en muchos países de renta alta se han aplicado prohibiciones al crisotilo (en adición a aquellas sanciones impuestas al asbesto azul y marrón), bien por ley o “de facto”.
Entre ellos se incluye el Reino Unido, donde se prohibió el crisotilo en 1999 y Canadá, que no ha impuesto una sanción legal pero sí una de facto al empleo de este material.
El mencionado informe señala que a consecuencia de ello, cada vez más asbesto de Canadá ha ido a parar a países en vías de desarrollo, donde existen pocas prohibiciones o ninguna y donde continúa el aumento de enfermedades mortales que guardan relación con la exposición al asbesto o amianto.
Entre ellas se encuentra el mesotelioma, un cáncer específico que afecta al pulmón ocasionado por la exposición a este componente químico y cuyo diagnóstico supone casi siempre una sentencia de muerte.
En el Reino Unido, los fallecimientos por enfermedades malignas como la mencionada (cáncer de pleura o mesotelioma) han aumentado de 895 en el año 1990 hasta los 2.249 casos registrados en 2008, sin que se diera ninguna señal que haga prever un declive en la enfermedad puesto que los efectos provocados por la exposición de trabajadores al asbesto en los años 60 y 70 continúan manifestándose hoy en día.
Aunque los recursos de crisotilo de Canadá han ido disminuyendo, un consorcio liderado por el financiero indio Baljit Chadha, con sede en Montreal, planea ahora convertir la mina Jeffrey de Québec, a cielo abierto, que fue cerrada recientemente, en una mina subterránea, lo que provocará que Canadá produzca y exporte, de nuevo, aproximadamente un 10% del asbesto del mundo.
Por ello está previsto que mañana se lleven a cabo protestas en Londres, Québec y en ciudades asiáticas contra los Gobiernos de Canadá y de Québec para que detengan la concesión de garantía de préstamo al consorcio.
Según Laurie Kazan-Allen, coordinador de la Secretaría Internacional para la Prohibición de Asbesto (IBAS), “una nueva mina de asbesto en Québec sería una abominación”.
Por su parte, Richard Horton, director de The Lancet recordó que “los vínculos entre el asbesto y el cáncer de pulmón, incluyendo el mesotelioma, han quedado establecidos hace tiempo”.
“Los Gobiernos de Québec y Canadá no deberían exportar asbesto a países en vías de desarrollo donde hay pocas regulaciones, o ninguna, para proteger a los trabajadores o a la población en general de sus efectos letales”, dijo.