En tiempos de crisis el oro vuelve a ser un valor refugio, una inversión política puesto que se apuesta por una vía fuera del sistema monetario establecido, más especulativa pero más tangible. Ante ello, las viejas reservas de oro ibérico han vuelto a hacerse rentables y son varias las empresas empeñadas en rascar las piedras en busca de alguna pepita. Da igual donde puedan encontrarse, la pela es la pela y el oro es el oro.
El último proyecto de minería áurea amenaza al Guadiana Internacional, entre Extremadura y Portugal. Una multinacional canadiense tiene previsto llevar a cabo una explotación a cielo abierto en La Codosera (Badajoz), para extraer oro removiendo una superficie de más de mil hectáreas. Asociaciones, empresarios y vecinos de la comarca anuncian la creación de una plataforma en contra, mientras que la Junta de Extremadura pide cautela pues, aseguran sus responsables, aún no hay nada decidido.
Las asociaciones SEO/BirdLife, ADENEX, Ecologistas Extremadura, Mundóbriga y la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV), junto a vecinos y empresarios de turismo de la zona se han mostrado muy preocupados por estos agresivos planes de explotación minera que pueden alterar irreversiblemente el paisaje y la naturaleza de la comarca.
Como han explicado estos colectivos a través de una nota de prensa, la extracción de oro en minas a cielo abierto se basa en la voladura de grandes cantidades de material que debe ser transportado a la planta de tratamiento. El filón es tan escaso que precisan la extracción y tratamiento de más de trescientas toneladas de material para la obtención de un solo kilo de oro. Pero como el precio de este metal sigue subiendo, el yacimiento es cada vez más rentable. Otra cosa es el coste de su impacto ambiental.
Para separar el oro de la roca se emplean reactivos como el mercurio o el cianuro y grandes cantidades de agua. Una vez extraído el oro quedan toneladas y toneladas de residuos de agua y roca contaminadas, que deben ser almacenadas en grandes embalses, similares al que se rompió en Aznalcóllar hace años contaminando cientos de kilómetros cuadrados junto al Parque Nacional de Doñana.
La zona prevista por la multinacional minera para su explotación está en la cuenca del río Gévora, que vierte sus aguas al Guadiana junto a la ciudad de Badajoz.
Debido a la presencia de varias especies protegidas y a la elevada biodiversidad natural, toda el área está protegida como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000. Es también una comarca incluida en el Plan de Competitividad Turística del Guadiana Internacional, que está suponiendo la inversión de varios millones de euros por parte de las administraciones para potenciar el turismo. ¿Será suficiente para convencer a nuestros políticos.