El proyecto de ampliación de la mina de barita en el monte de Viérnoles es un atentado medioambiental y tiene como objetivo la extracción de piedra caliza. Eso es lo que denuncia Juan Manuel Delgado, portavoz de los afectados, que ya han empezado a movilizarse. ¿Por qué se oponen a la ampliación de la mina?
Nos dejarán sin agua, que es el principio de todo. Para sacar medio cazo de barita, los petardazos de dinamita nos mueven las casas y nos tiran buenas moles de piedra sobre nosotros y nuestro ganado. En mi prado hay dos manantiales por los que dejó de salir agua coincidiendo con los petardos.
¿El monte Avellaneda-Dobra es tan valioso como parece?
En mi prado se plantaba el maíz que comían los toros de arrastre y los bueyes de exposición. La leche de las vacas de mis vecinos es la mejor y en mi casa hay jabalíes, corzos, tejones, águilas, jilgueros, liebres… Por esta zona existen seis manantiales de agua pura y medicinal que se convierten en ríos.
Algunos de los afectados también lo están por la Ley de Montes de Utilidad Pública…
La Junta Vecinal anterior cambió, en silencio, el Catastro de las fincas a su titularidad, para no tener que indemnizar a nadie con la ampliación. Ahora estamos negociando con Montes la devolución de las fincas a sus legítimos propietarios y, en medio, surge la cantera.
¿La ampliación de la mina no les supone ningún beneficio?
Explosiones, ruido de la trituradora, polvo, ‘bañeras’ por el pueblo, desaparición del agua, prohibición de la libre circulación por el monte… Nadie se ha puesto en contacto con la pedanía actual para nada, no existe ningún indicio de beneficio para nadie.
¿Esperan que las administraciones frenen el proyecto?
Si están con la gente, le frenarán, pero si están de espaldas a la gente y a favor de la esquilmación del patrimonio por multinacionales, evidentemente no. El Catálogo de Montes de Utilidad Pública defiende que lleven el monte otros y así desaparecerá. El monte Avellaneda-Dobra se metió en el Catálogo para proteger al Besaya de las piedras que podrían caer desde el monte y proteger los acuíferos que ahora están secando.
¿Les respaldan los nuevos responsables de la Junta Vecinal?
Lo están estudiando y asesorándose sobre lo que se nos viene encima. Se enteraron hace unos días, como nosotros, y pronto harán pública su posición.
¿En qué medida se ven afectadas sus propiedades?
Nos las quieren expropiar, aunque, según ellos, no hay nada, ni vacas, ni vaqueros, ni habitantes, ni árboles, ni animales salvajes. La verdad es que los 25 propietarios afectados, por lo que yo conozco, nos quedamos sin nada.
De sus palabras se deduce que sólo hay voracidad empresarial…
Casi no sale barita, no tienen ni idea de por dónde puede seguir la veta, pero lo que sí saben es que todo es caliza, llena de grutas y aguas subterráneas que surten a balnearios, fuentes, casas y barrios. Ellos quieren la caliza. Todo el macizo está en su punto de mira. (El Diario Montañés, 23/07/11)