El hallazgo al sur de Canarias de un importante yacimiento de telurio y otros minerales estratégicos como el cobalto, el vanadio o el platino pueden lanzar a España a la carrera de la minería submarina. Se trata de un negocio incipiente, que ha visto en las profundidades de los océanos la mejor solución a la creciente demanda de estos minerales raros, pero muy útiles para la industria tecnológica del futuro.
Fuente: ABC
Se trata de metales que consiguen reducir las emisiones de los coches, que mejoran el rendimiento de las baterías o el sonido de los altavoces. Muchos de ellos son imprescindibles para fabricar turbinas eólicas, pantallas de ordenadores o baterías para coches eléctricos.
La concentración de estos minerales en el fondo del mar es mucho mayor a la que se da en la corteza continental. Solo en las montañas submarinas de Canarias, los investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) estiman que hay 365 veces más platino, 290 veces más cobalto, 24 veces más vanadio y 59 veces más níquel que en la corteza continental.
Negocio incipiente
Sin embargo, la minería submarina sigue siendo por ahora un negocio muy incipiente. Tal es así que los expertos del IGME consultados por este periódico estiman que las 2.600 toneladas de telurio encontrados en el monte submarino Tropic, a 250 millas al suroeste de la isla de El Hierro, quizás no puedan explotarse antes de 20 años.
Pese a las dificultades que enfrenta el sector, el interés por la minería submarina es tan creciente que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, que gestiona todas las áreas marinas que están más allá de las jurisdicciones nacionales, lleva algunos años concediendo contratos a diferentes países o consorcios de empresas para explorar los fondos marinos en busca de estos metales tan codiciados. Países como Alemania, Francia, Japón, China, India ya cuentan con parcelas de exploración con la idea de una futura minería.
La autoridad, conocida por sus siglas en inglés por ISA, supervisa los lechos marinos fuera de las aguas territoriales de cada país. Hasta ahora ha aprobado más de una treintena de contratos de exploración, la mayoría de ellos a partir de 2011. Son contratos a 15 años que permiten la exploración minera en un millón de kilómetros cuadrados (390.000 millas cuadradas) en el fondo los océanos Pacífico, Atlántico e Índico.
Cobre y oro
Pese a los avances de la investigación y del desarrollo de equipamiento para extraer estos minerales a más de 1.000 metros de profundidad, solo una empresa en el mundo está a punto de conseguir poder extraer sulfuros polimetálicos ricos en cobre y oro. Se trata del primer proyecto a gran escala y gran profundidad. Lo lleva a cabo la empresa canadiense Nautilus que está en la última fase de desarrollo minero de un proyecto para explotar un yacimiento a 1.600 metros de profundidad en las aguas del mar de Bismarck, en una zona de soberanía de Papúa Nueva Guinea.
La campaña Deep Sea Mining, promovida por The Ocean Foundation, señala que «uno de los mayores problemas de la minería en aguas profundas es que se sabe muy poco acerca de sus posibles consecuencias sobre el medio ambiente».
Portugal también lo está haciendo, aunque de forma un tanto torpe. Ha hecho cuadrículas para la extracción de recursos mineros en el mar, que ha concedido a la empresa canadiense Nautilus. En esas aguas se podría encontrar oro, diamantes y cobalto. Son empresas controladas por fondos de capital riesgo, que asumen una exposición a un negocio que podría mover cifras de 129 billones de euros, de acuerdo con las estimaciones de la compañía canadiense.
Golfo de Cádiz
Cerca de España, en el Algarve, por el Golfo de Cádiz, los ecologistas están en pie de guerra contra la posible extracción de recursos mineros del agua. Para el Gobierno de Portugal, sin embargo, «la ventaja de la minería de aguas profundas en el Atlántico es que geopolíticamente es menos arriesgado y económicamente y ambientalmente es más amigable».
En Azores, en medio del Atlántico, hay licencia de extracción porque «existe un inmenso potencial en las aberturas hidrotermales, en el abismo y en el margen continental portugués», indican fuentes portuguesas consultadas por ABC.
Alemania no quiere esperar a que España aclare con la ONU qué ocurre con sus aguas territoriales al sur de Canarias para extraer telurio. Con cargo al denominado Plan Juncker ha decidido colocar en Azores la primera base mundial donde se extraerá minerales submarinos.
Plataforma fija
En esa carrera para competir con otras potencias por la búsqueda de minerales como telurio, la UE ha elegido a Azores para acoger una inversión y la obtención de un conocimiento que no estará bajo control español aunque, en un futuro dado, se supone que España será el territorio con más telurio del mundo en su lecho marino.
Azores no solamente acogerá una plataforma fija de investigación sobre la minería submarina con ocho países y 45 entidades internacionales diferentes, ninguna española, sino también de extracción. Se trata de un proyecto que se debería ejecutar antes de 2020, según han confirmado a ABC fuentes de la UE. Se ha optado por Azores porque el control de sus aguas no es ambiguo y la existencia de movimientos sísmicos no preocupa a los científicos.
El peso financiero lo tiene Alemania y su socio en destino, el dueño de las aguas territoriales de Azores: Portugal. Reino Unido tiene intereses en este consorcio. Para ello, su oceanográfico James Cook estuvo haciendo exploraciones en 2016 antes de venir a Canarias a confirmar sus más de 2.000 toneladas de telurio.
La minería de aguas profundas ha pasado de ser una posibilidad lejana a una realidad probable en tan sólo una década. Bruselas no ha querido esperar a que se despeje la incógnita de la titularidad de las aguas al sur de Canarias y ha optado por Azores.
Fuentes de la UE consultadas por ABC indicaron que el fondo marino alrededor de las Azores «es un lugar ideal» para la ejecución permanente de de «ensayos de extracción en alta mar en aguas europeas».